La reina del sur

Capítulo 4

Miro a Atlas antes de descargar toda mi ira sobre él, mi tío lo para todo con un solo movimiento de manos y me mira inquisitivo, esperando a que haga algo mejor. Pienso como me dijo mi madre, pienso con violencia, pienso en el dolor que embarga mi corazón y mi cabeza. Me concentro por unos pocos segundos antes de dejarlo todo fluir.

– ¡Mierda!- escucho mientras mis ojos permanecen cerrados.

Veo el agua y el aire en mi mente, los visualizo como monstruos, como seres con vida propia capaz de destruir pueblos enteros, y en medio de esos pueblos se encuentran Ameba y el inservible de Renark. Descargo todo mi poder sobre ellos, esperando su ansiada muerte.

Al abrir los ojos Atlas está empapado y tiritando y todo a nuestro alrededor está destrozado. Me miro las manos sin creer que haya podido hacer eso. Soy consciente de que soy poderosa pero no creí que fuese capaz de tanto.

– Esto, y más es lo que eres capaz de hacer.

– ¿Más?

– Si Némesis, más.- sonríe.- Creo que uno de mis hermanos te dijo que los dones de mis padres, es como combinar los nuestros.- asiento.- Bien, aprovecha eso. Ahora mismo, Némesis, eres el validus más poderoso sobre el mundo.

– Lo tendré en cuenta.- suspiro.- ¿Esto se quedará así?

– ¿Destrozado?- asiento.- Si, no debes preocuparte, son solo unos pocos árboles en lo profundo del bosque, nadie se alarmará.

– Bien.

– Debes volver o el príncipe notará tu ausencia.

– Estoy segura de que ya la notó.- río.- Daven no es estúpido pero sabe que es estúpido seguirme.

Me despido del hermano gemelo de mi madre y voy andado, casi corriendo, hasta la posada en la que nos estamos hospedando. No quiero tener alguna visita desafortunada en el bosque, en estos momento no necesito enfrentamientos reales, no hasta llegar al sur donde siempre voy a sentirme más segura.

Al llegar a la posada subo por donde mismo bajé, un poco más silenciosa porque a esta hora es probable que algunos estén ya despiertos para emprender nuevamente su viaje, es casi el amanecer y yo como de costumbre duermo poco. Para mí es más importante saber controlar mis dones que dormir largas horas por la noche, ya tendré oportunidades más adelante.

– ¿Buen paseo?

– Refrescante.- digo al poner ambos pies sobre el suelo.- ¿Dormiste bien?

– Tu cama es más cómoda que la mía.- ríe antes de levantarse.- Te dejo que te cambies.

– Espera.

Atrapo su brazo antes de que llegue a la puerta. Sus ojos claros me mira a la espera de que haga algo, me pierdo en su inmensidad azul, me recuerdan al color de los ríos en verano, al menos a los del sur. Suspiro cansada. Antes sabía que él se estaba colando en mí corazón y me sentí como la mierda porque pensé que solo Krein había sido capaz de hacerlo, creí que amar a dos hombres me hacía una puta así que me convencí a mi misma de que mi amor por Daven era solo una amistad, pero parece que no.

Él no lo siente, no sé si porque es parte de su alma la que me pertenece o porque prefiere ignorarlo, pero yo puedo sentir a Daven, puedo sentir como se pone nervioso, como desea algo más.

Él me mira confuso mientras yo no dejo de mirarlo, no puedo, amo sus ojos. Me gusta la forma en que me ve, no soy una amiga, no soy una puta, soy su reina y me respeta no solo como alguien importante para todos, sino como alguien importante para él.

– Daven.- susurro su nombre.

– Asteria.- niego con la cabeza.- ¿Némesis?- sonrío.- ¿Qué ocurre preciosa?

– Abrázame, por favor.

Daven me sonríe antes de acercarse más a mí y envolverme entre sus abrazos. Solo pido que él no sea uno de los que muera ni tampoco el que me traicione, no quiero nada más. Solo lo quiero a mi lado, y no soporto tenerlo como amigo, no quiero retenerme. Lo quiero como algo más, lo quiero como mi compañero para el resto de mi vida. No creo estar pidiendo algo imposible. Solo felicidad, una mínima que creo que es lo que merezco.

– ¿Mejor?

– Si.- me separo de él.

– Puedes llorar conmigo Némesis.- suspiro.- ¿Quieres otro abrazo?

– No, tenemos que prepararnos para ir a hablar con los ilsios, no quiero perder tiempo.- él asiente.- Todavía estamos a más de una semana de viaje de la frontera del sur, o bueno, la nueva frontera.- digo recordando los nuevos territorios de Preim.

Me acerco a él y dejo un pequeño beso sobre sus labios, abro la puerta y lo echo sin dejarlo decir nada más. Me doy una ducha rápida para quitar los restos de plantas del bosque y luego me pongo un vestido que bien podría vestir una cortesana, pero bastante sencilla.

Me coloco el anillo de mi familia y la daga que me dio mi madre la coloco en mi cintura. Tomo varias respiraciones antes de abrir la puerta y bajar hasta el comedor donde ya me esperan todos. Los saludo con una pequeña sonrisa antes de tomar el asiento al lado de Brien y Daven.

El desayuno es tranquilo, hoy también la pasaremos aquí pero mañana al alba emprenderemos el viaje hasta el siguiente pueblo, o más bien ciudad fronteriza. Hasta la nueva ciudad que han construido sobre los cementos de la antigua Alddea, ahora se llama Hines o algo así, creo que ese no era su nombre.

– ¿Tenemos que hacer algo hoy?

– Brien y Daven me acompañarán, el resto puede hacer lo que desee.- le contesto a Issan con una sonrisa.

– Esta mañana estás de buen humor.- me encojo de hombros mientras él sonríe.

Una vez terminado nuestro desayuno, menos Daven y Brien el resto se despide de mí para a hacer cualquier cosa. Necesitábamos un tiempo tranquilos, sin movernos tanto, pero tres días son demasiados para quedarse en un solo lugar, necesitamos llegar al sur, necesito llegar y empezar a buscar a mi padre. Cuanto más tarde, más difícil será encontrarlo antes de la guerra y no es lo que quiero, necesito encontrarlo antes y hacerle preguntas.

– Me encanta verte feliz.- dice con una enorme sonrisa Brien.- Pero, ¿a dónde vamos?




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