La reina del sur

Capítulo 5

Para mi era más difícil que para ellos permanecer en pie, las semanas con pocas horas de sueño comenzaban a pesa sobre mis hombros y todavía nos quedan un par de días hasta llegar a Alddea. No creo que pueda aguantar el ritmo que llevamos, creo que ni siquiera puedo seguir sin detenerme y tomar aire porque cada vez me siento peor, más adormilada y eso nunca es una buena señal.

– ¿Estás bien?- pregunta Issan.

– Estoy bien.- digo casi en un suspiro.- Sigamos un rato más, solo un par de horas para aprovechar el sol.

Ninguno de ellos se opuso a pesar de las caras de incredulidad, ninguno creía realmente que estuviese bien. No es solo el sueño, no son solo las pesadillas, es volver a aquel lugar al que juré no volver. Sé que no es lo que era antes, pero mi sentimiento de rechazo sigue intacto, no quiero ir allí para encontrarme con viejos fantasmas pero es necesario. Necesito volver, encontrar al validus que me debe su vida y contactar con mi maestro, con ese hombre compadro por Renark para que enseñase a su reina su idioma natal. Todavía no entiendo por qué Renark se esforzó en que conociese mi idioma materno, es confuso pero todo de él lo es así que no creo que deba darle muchas vueltas al asunto.

– Estás cansada.- me acusa Daven en un tono intermedio, lo suficiente bajo para que los de más adelante no escuchen pero lo suficiente alto para que Issan y Marte lo hagan.- Muy cansada.

– Dime algo que no sepa Daven.- lo miro con cierta molestia, sé bien como estoy.- ¿Qué quieres?

– Hoy no harás guardia.

– Sino la hago yo, tendrá que hacerla Brien.- ruedo los ojos.- Y ella no puede hacerlo.

– Alguno de nosotros hará dos guardias Asteria, pero tienes que descansar de una puta vez.- dice furioso, puedo notar que está empezando a perder la paciencia conmigo.- Sino descansas te desmallarás, y no necesitamos eso, nos retrasaría.

– Tú no me das órdenes.- digo molesta.

– Hoy sí, lo hago por tu salud Asteria. No te opongas hoy.- mi mirada oscura choca que la suya, ambas echan chispas.- Descansa.

– Ya veremos.

– No te dejaré aunque tenga que atarte a un árbol.- casi gruñe.- Necesitas descansar por una vez, deja que nos encarguemos nosotros, no somo inutiles.

– Sé que no lo son.

– Pues parece que si lo cree.- me quedo callada.- Deja que hoy te protejamos nosotros.

– No quiero hablar contigo.

Me separo de él y me voy con el grupo cabecero, si alguno escuchó la pequeña amenaza en mi voz, nadie dijo nada. Y mejor, no estoy de animo para tratar con ninguno de ellos, soy consciente de que debo descansar pero no puedo hacerlo hasta estar en mi territorio, hasta estar en el sur. No soy capaz de descansar a menos que sea allí. Da igual que no me dejen hacer mi guardia, seguiré sin descansar lo suficiente. No es algo que quiera, simplemente es algo que no puedo evitar. Para mi el norte es una trampa constante en la que debo estar en alerta o acabarán por cazarme o atraparme.

– Daven nos dijo lo del validus, ¿cómo sabes que estará aquí?

– Porque el rey les dio la libertad a mi pueblo cuando le dije quien era su infiltrado, y él no iría a otro lugar que no fuese este.- le respondo a Yen.- ¿Cómo estás sobre eso?

– ¿Sobre que Elena quisiera matarte?- asiento.- No hice una promesa contigo Asteria, pero me salvaste la vida, viste en mí más que el hijo pequeño de un gran cazador, viste una persona.- lo escucho atentamente.- No voy a mentirte, amaba a Elena, pero su odio puso un sentimiento de repulsión en mí. Los validus no sois monstruos.- suspira.- He conocido validus con más valores morales que personas “normales”.

– Entiendo.

– No creo que lo hagas.- se ríe.- Pero es normal, no has podido experimentar una vida normal, espero que cuando esta guerra termine, seas capaz de tenerla.

– No lo tengo tan claro.- río amargamente.- Puins caven.- mantente alerta.- fue mi única advertencia aunque él no me entendiese.

Al empezar a caer el sol, Daven me obligó a detenerme y con ello todos nos detuvimos y comenzamos a preparar el campamento. Mis movimientos eran terriblemente lentos pero nadie dijo nada, ni siquiera Brien se atrevió a pedirme que me estuviese quieta. Necesitaba hacer algo, no puedo quedarme mirando como ellos lo hacen todo, no es justo, estamos en esto juntos.

De la cena, por primera vez, se encargo Brien y aunque algunos trozos de carne estaban quemados y otros un poco crudos, no estuvo mal para ser su primera vez. Tengo que empezar a dejar que Brien sea más independiente sino no hará nada. Pensé que dejarle independencia de entrenar con la espada junto a Issan sería suficiente pero creo que le debo más espacio.

– Descansa.- me pide Brien.

– Asignarme una guardia.

– No, tienes ojeras enorme Asteria, te vas a caer sino descansas.

– ¿No entiendes que no voy a poder descansar?

– No Asteria, no lo entiendo.- me grita Daven.

– El norte es vuestra casa, ¿por qué deberíais temerle?- digo casi ahogada.- En cambio para mi es una prisión, no solo soy una validus, soy una extranjera y no cualquiera, soy una reina extranjera de un imperio que supuso el miedo de muchos.- digo entre dientes.- Soy una amenaza Daven, a la mínima que me despiste alguien vendrá a matarme.

– Nadie sabe quien eres.

– Lo duques de tu padre si.

– Me da igual, descansa.- le sostengo la mirada a Daven sabiendo que perderé.

– Bien.

Me adentro en una de las tiendas y me tiendo sobre las mantas que trajimos, me quedo mirando el techo por unos segundos antes de cerrar los ojos, sé que dormiré, unas dos horas. No podré dormir más, por muy cansado que esté mi cuerpo, sigo en alerta y eso pone un reloj involuntario en mi cuerpo. Sé que tengo que descansar, quiero hacerlo pero es mucho más fácil decirle que hacerlo.

El sonido de unas leves pisadas fue lo que me despertó, pero no solo a mí. Cuando salí de la tienda hasta Brien estaba fuera del carruaje y junto a Issan, intentando que esta lo proteja de lo que sea que viene. Con mi más ágil movimiento saqué mi cuchillo pero mis manos se sentían débil, demasiado cansada para si quiera enfrentarme a una persona. Ahora mismo soy una carga.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.