La reina del sur

Capítulo 9

Xion y Zoen viajan conmigo en el carruaje, a Zoen le dimos la opción de comprarle un caballo pero dijo que no se fiaba de ellos, supongo que por su don los animales son rehacios a él. Tiene una energía oscura muy fuerte y eso no lo hace mala persona. Solo es alguien con dones poco agradables para la sociedad en sí pero se ve buen chico. Es tan solo un año mayor que Némesis, y a diferencia de ella si que puedo calmar sus sentimientos. Al subirse en el carruaje junto a mí estaba demasiado nervioso, casi creí que podría sucederle algo como desmayarse. Por otro lado Xion es desconfiado y estaba aterrado de no estar junto a Némesis pero con un poco de mi don fue relajándose hasta sentirse más a gusto conmigo.

– ¿Eres una irkej? – sigue siendo raro que ellos utilicen el termino irkej porque no sé bien lo que significa.

Por lo que estuve hablando con Daven, Némesis les dijo que en el sur no había un nombre como tal para los validus, simplemente les llamaban especiales. Quizás quiso conservar lo único que le parecía valioso del sur, esa palabra. Aunque ahora la dicen con mucha facilidad, quizás es que la había olvidado. Con Némesis nunca se sabe.

– Soy una validus. – el niño me mira muy confuso, como si esa palabra estuviese fuera de su vocabulario a pesar de que habla mi idioma con soltura. – Si soy una irkej. – él sonríe más tranquilo.

– Yo también, un violento. – Zoen le sonríe al niño.

– ¿Sabes quienes eran tus padres? – él asiente a la pregunta del otro sureño. – ¿Sus nombres?

– Mi papá era un hombre malo, mi mamá decía que le hacia daño a su verdadera esposa. – dice él ligeramente incómodo. – Una vez le gritó.

– ¿Y qué le dijo?

– Que era un desgraciado, que no le bastaba con que le hiciesen daño a su esposa sino que también permitía que me lo hiciese a mí. – veo el miedo apoderarse de él.

– ¿Cómo se llamaban Xion?

– Mi mamá era Daniela Peint. – sonríe. – Y mi papá era Ravn Vintus.

– Dile que paren.

Pido que detengan el carruaje, dejo de escuchar los cascos de los caballo rebotar sobre el suelo e intuyo que los cazadores también se han detenido. No entiendo el estado de alarma de Zoen, e incluso es tanto que no puedo controlarlo, me desgastaría mucho cuando hubiese conseguido relajarlo.

Zoen sale del carruaje, lo sigo igual que lo hace Xion detrás de mí. Los cazadores nos miran muy confusos, en especial a Zoen que parece que vaya a ahogarse, algo me dice que ni siquiera está respirando.

– ¿Qué ocurre?

– Es… es hijo de Vintus.

– Lo sé, tiene sus rasgos. – le dice Némesis sin mucho reparo. – Zoen, sufrió lo mismo que nosotros. Me da igual de quien sea hijo, también es hijo de mi doncella, la única persona que alguna vez me defendió ahí dentro.

– Es hijo de tu difunto marido. – le grita. – Del hombre que te violó y por el que te ganaste cien latigazos por parte del vanadio.

El silencio tenso se instala de inmediato, todos miramos de Némesis a Xion, quien se retuerce muy incómodo. Tiene ocho años, entiende perfectamente lo que estamos diciendo. Y creo que es muy consciente de que mierda tenía por padre y yo pensando que tenía al peor de los padres, pero no. Definitivamente Xion me gana a mal padre, casi me hace dejar de compadecerme de mi misma. No quiero saber lo que sufrieron.

– Ya te he dicho que lo sé. – contesta a la defensiva. – Xion. – lo llama. – ¿Puedes enseñarle tu espalda?

El niño se da la vuelta y se quita la camisa, tiene el mismo patrón de cicatrices que Némesis, son el mismo tipo de quemaduras. Echas sin miramientos. Es un simple niño, y era incluso más pequeño cuando le hicieron esto ¿qué clase de personas eran la realeza de Alddea?

– Ven aquí conmigo.

Némesis se baja del caballo, con esa elegancia que todavía no entiendo. Desde que la vi por primera vez ella se veía elegante, se movía con una ligereza y sutileza que me aterraba porque vi eso que no vio nadie. Vi lo que realmente era Némesis, no una duquesa, no una princesa y mucho menos una reina, ella es una emperatriz. Y sus movimientos y forma de ser lo resaltan.

Xion se acerca hasta ella. Mi emperatriz le acomoda su camisa y deja un beso en lo alto de su cabeza antes de subirlo en su caballo.

– ¿Has visto lo que le hizo? Son los mismos latigazos que tengo yo, se los hizo la misma persona.– mira disgustada a Zoen. — Nunca lo reconocería, lo sabes. Y hubiese ido a parar junto a ti, es un irkej, lo hubiesen sodomizado con vanadio, ya lo hicieron siendo más pequeño de lo que es ahora. – suspira. – No te engañes Zoen, Xion no es Ravn y nunca lo será. Yo misma me encargaré.

– Némesis.

– Sé quien es, y no es un Vintus. – le sonríe. – Puedo ver que tipo de hombre va a ser.

– No puedes hacerlo.

– Si puedo. – le sonríe.

– Lectora. – ella asiente. – Si puedes, confiaré en ti. – se sonríen y parece que le da una pequeña disculpa silenciosa a Xion.

– Te he hecho una promesa, un juramento y no voy a romperlo Zoen. – él asiente. – Continuemos un rato más, casi está anocheciendo.

 

 




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