La Retorcida

Flores transparentes

Hablemos un poco sobre la forma en la que veo las cosas, cada persona percibe su entorno de manera diferente.

Hay veces en las que cosas simples son diferentes para mí, por ejemplo una simple mañana de primavera.

un Jarrón sobre la mesa parece solitario.

Una ventana cercana proporciona los calientes rayos del sol que atraviesan las delgadas paredes de cristal, la luz rebota en el sin fin de ángulos hasta finalmente lograr escapar de la estructura, pintando una sombra ténue con los colores iridiscentes del arcoíris.

Un jarrón que a simple vista es un frágil soldado solitario, apenas iluminado por la luz de la tarde.

Una ventana de madera resquebrajada, no tan buena guardiana, deja que la suave brisa entrara libremente con los brazos abiertos, sonriendo ampliamente, creyéndose la dueña del lugar. Las blancas cortinas ondean, se mueven como embravecidas olas de mar donde zuracan buques misteriosos llenos de relatos fantasmagóricos ¡cuidado capitán! nautilus, ballenas y sirenas apenas son visibles entre los pequeños pliegues efímeros.

Por otro lado existe agua real, si balanceo una jarra de porcelana blanca, con margaritas pintadas, formo una cascada cristalina que cae ruidosamente creando un manatial puro, la intervención de la brisa girando como un remolino sobre los bordes de cristal, crea un sonido dulce y agudo, hipnótico como canto de Sirena, pero no las encontrarás allí, aquel plácido estanque jamas podría contener a criaturas tan salvajes, por el contrario, si asomas un ojo, con suerte distingirás a las ondinas deslizándose grácilmente sobre la superficie del agua, concentradas en su inocente diversión, jamas te notarán ya que habitan en un plano diferente para el cual somos invisibles.

Las nereidas no son las únicas que tocan la superficie de nuestro mundo, hay criaturas y entidades que nos observan sin que sepamos, de vez en cuando intentan llamarnos y los sentimos, pero jamas los veremos.

A veces duermo muy profundamente, tanto como para volverme hipersensible al tercer plano, ese que no puedo ver. Solo a veces soy capaz de sentir la alargada mano blanca entrando por mi ventana, falanges delgadas y frías que podrían causar terror en otros más estupidos y cobardes.

Estos son dedos amables que intentan hablarme y hasta tocarme, pero que jamás se atreven. Mi amigo invisible, solo posible en mis sueños. Cuando lo siento llegar, abro los ojos rápidamente y mientras mi vista es borrosa y fantasiosa, soy capaz de traspasar temporalmente la barrera del tercer plano, veo sus ojos lavanda que brillan en el profundo y oscuro pozo de sus cuencas oculares, por momentos ocultos por un fino manto plateado conformado por las hebras de su cabello, entonces el aire es helado y no existe ni el más mínimo sonido, solo el silencio y el abundante olor de la muerte.

Mi amigo siempre desaperece, de él solo deja un pequeño rastro dentro de mi jarrón, una gota oscura en el centro, una pieza que rápidamente vuelve a su dimensión.

Se que no es mentira, no me importa si no me creen, cada mañana mi jarrón parece vacío, solo parece. La sombra sutil e iridiscente del cristal no está sola, sobre ella creciendo con furiosa velocidad, la oscura figura éterea de flores estrambóticas, especies imposibles que no coinciden con nada que haya visto, con nada que conozca. Pétalos flameando en diferentes direcciónes, hojas alargadas que se enredaban y tocían sin un ritmo especifico, una planta sacudida por el viento, ella escalaba y se aferraba al marco de la ventana en un exaustivo abrazo, como una serpiente enroscandose al rededor de su presa. Las ondinas eran testigos, jugando a las escondidas entre los tallos, usando aquellos juncos para impulsarse con rápidez por la superficie vertiginosa, con los rostros marcados por la felicidad.

En aquella habitación de paredes agrietadas y criaturas fantásticas, esperé y seguí esperando.

Esperé por la próxima visita de mi amigo, esperé por su siguiente regalo y la oportunidad de volver a traspasar a la tercera dimensión.

Esperé junto a las nereidas, rodeada por la brisa juguetona y las mareas de mis cortinas... esperé con las flores transparentes.

 



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En el texto hay: realismo magico, thriller psicolgico

Editado: 03.12.2022

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