El joven Merte aún no sabía lo que pasaría a continuación, aunque el teniente le dijo que mientras esperaban los resultados de los experimentos estarían haciendo entrenamiento físico, la verdad es que Ziehen jamás había hecho entrenamiento militar como se debe, además que jamás se tomó muy en serio hacer ejercicio, si había hecho, pero no de manera efusiva, pero el chico sabía que el entrenamiento militar es mucho más fuerte y agotador, temía tal vez decepcionar al teniente y al gobernador.
Lo que Ziehen no sabía es que no esperaban que diera su cien por ciento a la primera, y de hecho no esperaban eso de ninguno de los presentes, a fin de cuentas lo que le interesaba al gobierno eran las habilidades que podrían llegar a tener.
Ya habían pasado unos cuatro días desde que los habían dejado salir de la habitación y merodear por las instalaciones, Ziehen las había recorrido con la compañía de Zohan, lo cierto es que el menor le agrada mucho, le gustaba pasar tiempo con él, era como el hermano menor que jamás tuvo, pero que siempre quiso, y es que el chico era perfecto para que en momentos serios saliera con algún comentario que no tenía nada que ver con el tema, completamente aleatorios, sin sentido alguno.
De todas formas, le agradaba el chico, por lo cual terminaban pasando mucho tiempo juntos hablando, aunque las conversaciones entre ambos no eran muy serias, todo rondaba alrededor de lo grande que eran las instalaciones, que había mucha gente y que Zohan decía que la comida era mejor de lo que esperaba, el mayor ya había intentado entablar una conversación con él sobre su vida personal, porque le llamaba la atención, pero el chico cambiaba de tema abruptamente.
Al sexto día, el teniente llegó a la habitación muy temprano, tanto que casi nadie estaba despierto, solo la chica Snorb ya estaba levantada, eso llamó mucho su atención.
Con mucho pesar el chico tuvo que dejar la cama, la mañana estaba fresca, era agradable, algo bueno de que en Termachot fuera verano, pero no hiciera mucho calor.
— Buenos días, jóvenes — dijo el teniente luego de esperar que cada uno se levantara de sus respectivas camas — hoy comenzaremos con el entrenamiento, que se efectuará todos los días en la mañana, por hoy usen la ropa que ya se les dio, desde mañana tendrán ropa más cómoda, ahora los espero en la sala de entrenamiento — estaba a punto de salir de la habitación hasta que la mayor habló.
— Disculpe ¿Pero no comeremos algo antes de ir a entrenar? — a Ziehen eso también le llamó la atención.
— No — dijo cortante — si desea comer algo para la próxima, levántese más temprano — sin más el hombre salió y se fue.
Por un momento todos se quedaron ahí sin saber qué hacer, hasta que la primera en salir fue Naila, luego le siguió Creyl, los demás solo se quedaron de pie sin saber muy bien que hacer, hasta que Ziehen se fue. Como el teniente le había dicho que harían entrenamiento, se había preocupado de saber dónde iban a estar, por lo que sabía dónde ir.
La verdad esperaba que los demás lo siguieran, de lo contrario se perderían, por suerte así fue, los cuatro llegaron juntos y efectivamente los otros dos ya estaban en el lugar.
La sala de entrenamiento era muy grande y además estaba bien iluminada, al contrario de otras partes del mismo recinto, apenas entrabas, podías ver a la izquierda gradas, no eran muy altas, pero si estaban por toda esa pared, y en la pared derecha había estanterías con muchas cosas, muchos objetos no sabía que hacían, pero se veían interesantes; el suelo tenía partes donde estaba acolchado por lo que si caías el golpe no era tan duro.
Los jóvenes entraron y se sentaron alejados unos de otros, y es que a pesar de que habían estado conversando estos días, se sentían incómodos, ya que incluso Menry y Arivel estaban alejadas, se notaba que se sentían en un ambiente hostil.
— Bueno, vamos a comenzar — comenzó a hablar el hombre desde abajo — primero decirles que ustedes no tendrán un entrenamiento tan duro y poco convencional como es normalmente, esto será así hasta que los experimentos presentes los efectos deseados.
— ¿Qué efectos debemos esperar? — pregunto la peli naranja.
— Lo sabrán en su momento — esa fue toda la respuesta del teniente, Ziehen no entendía por qué tanto misterio con los experimentos, pero tal vez si preguntaba algo podía saber — por ahora solo preocúpate de dar lo mejor hoy, ya que quiero ver si tienen algún conocimiento en peleas, lo esencial es que por lo menos sepan protegerse.
El teniente fue a buscar algunos soldados, puesto que deseaba que los chicos vieran una demostración, pero antes de que eso sucediera, este le explicó algunos ejercicios, sinceramente Ziehen estaba muy sorprendido, alguna que otra vez le tocó ver la brutalidad de los militares.
Cuando eso sucedía eran las veces que el gobernador le pedía hacer algunos “encargos” o así le gustaba llamarlo cuando tenía que intimidar a alguien porque se había sabido que estaba yendo en contra o algunos mercaderes que no seguían las instrucciones.
Ziehen miró con mucha atención como los soldados peleaban, sinceramente en momentos como este tenía muy claro que jamás quería enfrentarse a uno y es que sin duda perdería.
Al terminar la demostración el teniente les dijo que practicaran lo que les había enseñado, les explico un poco los objetos que había frente a ellos, todo para que los utilizaran, cada uno se fue acercando para practicar, aunque sí fue un tanto apartado del resto de sus compañeros, y al parecer el resto pensó lo mismo.