La Revolución Del Ejército I: Los Experimentos Malditos

Capítulo 29

Semanas atrás, al comenzar las torturas en Naila Snorb y Creyl Munt.

Pocas veces se había sentido tan desesperado como ahora, pocas veces se había sentido tan confundido y desesperanzado, no comprendía por qué lo estaban torturados, lo peor es que no había podido deshacerse de la energía material que tenía, por lo cual en este momento estaba luchando por no dejarla salir.

Creyl se arrepentía de no haber sido más rápido o de haber practicado tener energía con él, ahora le estaba pesando más de la cuenta, sentía que por el esfuerzo que estaba haciendo pronto se desmayaría, intentó pensar en otra cosa, pero su mente le jugó una mala pasada, en lo primero que pensaba teniendo la energía era en sus escapadas al “Centro D”.

Recordando esas montañas de material que ahora le vendrían muy bien tener a su disposición, en su momento jamás hubiera pensado que tendría un poder y que estuviera tan relacionado con esos acontecimientos, recordó un momento bastante interesante en el lugar, hace ya varios meses antes de que lo trajeran.

Estaba en las montañas del “Centro D” buscando algún material que le sirviera, ya pronto debía irse, ya que llevaba un buen tiempo en ese lugar y eso era peligroso, a muchos de los quienes se atrevían entrar a ese lugar terminaban siendo capturados por sus largas estancias, él intentaba ser rápido siempre que iba, ese día había sido bueno, había mucho material que había recolectado, pero necesitaba más si quería tener oportunidad de vender algo.

Sin previo aviso encontró una pieza un tanto grande, era parte del sistema de las naves de guerra, decidió tomarla y llevarla a casa, guardó el objeto, una de las bolsas que llevaba colgando de la cintura, comenzó a bajar la montaña de basura en la que se encontraba.

Tenía que bajar con cuidado, muchos materiales estaban rotos y tenían partes con las cuales se podía lastimar, por lo que debía pensar muy bien donde pisar y apoyar las manos, sumando que si por alguna razón hacía que algún objeto se cayera podría producir una avalancha de material y quedar enterrado.

Si eso pasaba nadie lo rescataría, lo dejarían morir y su familia no podría hacer nada para salvarlo, al llegar a una parte más llana en esas montañas de basura, empezó a moverse con rapidez para salir del lugar, sumando que la noche ya se estaba yendo, debía marcharse pronto, si lo pillaban de madrugada sería su fin, sería muy fácil que lo encontraran.

Ya le quedaba menos de la mitad del trayecto para salir cuando escucha las alarmas, maldiciendo empieza a correr, escucha y ve luces acercándose, decide hacer un pequeño desvió, siguió corriendo estando muy atento a que ningún guardia lo encuentre, escucha algunos gritos de aquellos hombres vestidos de trajes color café, sin girar a ver si están tras suyo siguió su camino, vuelve a su recorrido habitual y logra ver una de las murallas del lugar, intenta correr más rápido para salir pronto de ahí.

Al llegar a la muralla empieza a escalar con un artefacto que había creado tiempo atrás para precisamente entrar y salir sin muchos problemas, comenzó a escalar la gran muralla de concreto, al llegar arriba tuvo cuidado de girar para comenzar a bajar, tenía que hacer eso con mucho cuidado, si se llegaba a caer era imposible que saliera con vida.

Bajo lentamente, cuidando cada uno de sus movimientos, al ver que ya estaba a una distancia prudente del suelo, se tiró, al incorporarse se percató si aún tenía todas las bolsas con él y efectivamente estaban todas, al ver eso comenzó a correr en dirección a su casa.

El “Centro D” quedaba un poco lejos de la ciudad principal, básicamente estaba hecha así para que nadie pudiera entrar a fin de cuenta, había material militar y tecnología en la cual Songhei no hay acceso, de todas formas, la gente más arriesgada se atrevía a entrar y robarle un poco de material al gobierno y al ejército, él era uno de ellos.

Junto a la llegada del amanecer el joven Creyl llegó a casa, el hogar de los Munt era bastante espacioso, esta estaba mejor aislada por lo que en invierno no se pasaba tanto frío, lo mejor es que cada uno tenía su habitación, por lo que Creyl no tenía que cuidar mucho sus cosas de que nadie las tocara, la cocina de todas formas estaba afuera, pero estaba tapado con un pequeño techo.

Sus padres ya no estaban porque hace unos minutos ambos habían salido para ir a trabajar. Él hace un tiempo atrás también los acompañaba a la fábrica, ayudándoles a ensamblar armas, artefactos para las naves. Trabajó un tiempo hasta que lo despidieron, Creyl aprendía muy rápido, con solo verlo entendía muy bien cómo funcionaba cada cosa.

Eso molestó a sus superiores, en especial cuando se enteraron que el chico hacía cambios en ciertos artefactos, pero no para dañarlos, sino para mejorarlos. Claro que no le creyeron, como advertencia lo despidieron y le prohibieron entrar a cualquier otra fábrica.

Creyl estuvo días sin hacer nada, hasta que escuchó a unas personas que entraban al “Centro D”, él se les unió y así fue como comenzó a robar cosas de ese lugar. Sus años trabajando en la fábrica le ayudaron a crear artefactos que luego vendía a buen precio.

Al entrar los pequeños aún dormían, por lo que tendría tiempo para guardar las cosas que recolectó, también su equipamiento y aprovechar de cambiarse de ropa.

No se preocupó de ordenar todo de inmediato, lo dejaría para después, al terminar de cambiarse de ropa salió de su cuarto y comenzó a preparar el desayuno para sus hermanos menores, el primero en despertar fue Ren, era el hermano del medio con apenas 16 temp, el chico aún estaba con su ropa de cama, pero salió y se puso al lado de su hermano.



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En el texto hay: cienciaficcion, amor, poderes

Editado: 10.03.2024

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