Esa noche se acostaron tarde y bastante cansados por toda la actividad, además decidieron como grupo hacer eso todos los días y lo cumplieron.
Los días pasaron y ellos seguían entrenando por las noches, gracias a la confianza y la comodidad que sentían alrededor de los demás habían logrado progresar mucho en sus poderes, ya sea que podían hacer cosas más complicadas o porque los otros proponen ideas para que intenten cosas nuevas con sus poderes.
Un día practicando en la habitación pasó algo muy extraño, de pronto es como si el lugar cambiara, ya no se encontraba en las instalaciones del ejército, estaba en casa, en Cerillan.
Estaba en la plaza frente al centro de comercio, el lugar estaba desierto, no sentía frío a pesar de que estaba nevando. Se quedó un poco desconcertada al ver el lugar tan vacío, ya que eso no era recurrente en Cerillan.
Estuvo mirando unos minutos su alrededor, hasta que comenzó a caminar de camino a casa, para ver a su madre, a sus hermanos, pero llegó un punto donde no pudo seguir avanzando, algo la retenía.
Se giró y de pronto vio a cuatro militares, con sus típicos trajes blancos que hacían que se mimetizaran con la nieve. No hizo nada, solo se quedó de pie viéndolos fijamente, esperando a que se movieran, a que hicieran algo. Así estuvieron un tiempo hasta que estos comenzaron a acercarse.
Su primera reacción fue retroceder, no entraría a una pelea, excepto que fuera completamente necesario.
— ¿Qué quieren? — preguntó sin dejar de mirarlos, ninguno contestó.
De pronto apareció una quinta persona por detrás que la tomó por el brazo, se giró y lo enfrentó, Naila jamás había sido un oponente digno del ejército, menos si tenía movimientos limitados. Varias veces terminó estampándose contra la nieve y es que la persona era fuerte.
Estaba a punto de volver a levantarse cuando escuchó un grito, aun en el suelo busca a la persona que había gritado, su sorpresa fue encontrar a Ilse siendo arrastrada por los otros cuatro soldados. Se giró para volver a enfrentarse al militar de antes, pero ya no estaba, había desaparecido.
Se levantó y observó a los militares que tenían a su hermana, esta vez debía protegerla, mantenerla a salvo. Llamó a sus sombras e hizo que los atacara, algo los protegía, pero aun así lo siguió intentando.
Algo pasó, y es que los soldados también tenían poderes, comenzó una pelea a la que no se le veía fin, incluso llegó un momento donde perdió de vista a su hermana. Luego de un rato estaba cansada y herida, pero no se detenía, no podía.
De pronto su mente despertó, eso no era real, no podía serlo, si realmente era su hermana, ella no debería tener poderes, eso si fuera un recuerdo, pero Naila tenía su poder y su hermana había muerto, eso no era real.
Cuando su mente reaccionó a lo que estaba pasando realmente, el escenario cambió por completo, ya no era ella, se vio y llevaba un traje blanco, como el ejército. Vio su alrededor y se encontró a su hermana tirada en la nieve, sangrando y ella tenía el arma en la mano.
Volvió a la habitación donde estaban los demás igual de desorientados que ella.
— ¿Qué pasó? — preguntó Arivel, mirándolos a todos.
— No lo sé — respondió Naila.
Todos habían terminado a parar en algún lugar muy diferente, como sus casas o lugares que habían visitado, pero en situaciones estresantes y que les dolían, experiencias personales.
No fue la única vez que les sucedió, hubo otras veces en las que estaban entrenando en la habitación y sus mentes se transportaban a otros lugares. A pesar de eso siguieron con los entrenamientos.
A pesar de las dificultades, habían logrado aprender como pelear en grupo, en qué momento se podía meter cada uno en una pelea.
Un día Zohan y Arivel desaparecieron, los demás creyeron que sus entrenamientos habituales se había alargado, por lo cual se fueron a comer tranquilos solo esperando la llegada de sus compañeros, pero entre más pasaba el tiempo más se preocupaban, Naila decidió comenzar a buscarlos por el lugar, el problema es que se le dificulta porque aún había muchas luces prendidas que le interrumpieron su paso, además la chica podía ver y escuchar por el lugar, pero no podía sentir nada.
Su visión se comenzó a distorsionar, intentó volver en sí misma, pero no pudo hasta que sintió un golpe, se encontró en la habitación con Creyl y Menry, la menor estaba usando sus escudos, porque el mayor la estaba atacando. Lo primero que hizo fue atacar a Creyl, no para hacerle daño, sino para que dejara a la menor.
Efectivamente, Creyl dejó de lado a Menry y se centró en Naila.
— ¡Déjala! — gritó Menry desesperada.
— Enciérralo en un escudo — habló Naila, en pocos segundos la menor le hizo caso y Creyl quedó encerrado en un escudo, intentando atacar a ambas, pero sin poder hacer nada.
— ¿Qué está pasando? — preguntó la menor desesperada sin soltar al mayor.
— No lo sé y ¿Dónde están Zohan y Arivel? — ambas se miraron.
De pronto la puerta se abrió asustando a las chicas, pero no eran más que sus compañeros que acaban de llegar a la habitación. Ambos se quedaron mirando la situación extrañados.