La secretaria perfecta

Nos vamos a Texas

Capítulo.

 

 

 

 

Amanece y por fin puedo decir que tendré descanso, lo más maravilloso de los fines de semana es que no veo a Gabrielle, por lo tanto, me tomo mi tiempo para hacer todas las cosas que acostumbro. Hacer un poco de ejercicio, practicar yoga y relajarme sin pensar que debo recibir órdenes por parte de un odioso ser humano, que me irrita hasta más no poder.

 

 

Estoy disfrutando mi tarde relajante escuchando un poco de música y preparando palomitas de maíz en el microondas, y escucho el timbre sonar. Voy enseguida para abrir y apenas giro la perilla encuentro la desagradable situación de que mi jefe está frente a mí, él nota mi descontento, pero ignora la reacción para extender una caja de chocolates con flores que probablemente, compró en un sitio barato. 

 

 

—Qué haces aquí Gabrielle, hoy es sábado —le recuerdo y sonríe.

 

 

—Emma, no vas a invitarme para que pase —pregunta y miró detrás de mí un poco insegura.

 

 

—Es que, no esperaba visitas —digo incómoda.

 

 

—No hay problema, además, huele bien, ¿acaso preparas palomitas? Esas son mis favoritas —indica abriendo camino para adentrarse a mi domicilio, yo lo sigo desconcertada, pensando que esto es el colmo, él no solo me obliga a infringir la ley, tampoco quiere respetar mi espacio personal. Veo que se acomoda en la sala y admira la estancia con detenimiento para luego posar su mirada en mí. Bonito lugar —halaga y suelto un largo suspiro para ir a la cocina.

 

 

Trato de respirar hondo siendo la misma perfecta chica de siempre y regreso a la sala con el tazón lleno de palomitas, el cual ahora debo compartir con él. 

 

 

—Gracias, eres muy amable —menciona y solo le dedico un gesto de medio lado—. Entonces, esto es lo que haces en tus días libres —cuestiona ceñudo y encojo los hombros. 

 

 

—Qué pensabas.

 

 

—No lo sé, a lo mejor que salías con tus amigas —añade.

 

 

—No tengo amigas, todos mis amigos se quedaron en Texas —respondo tomando un puñado de palomitas las cuales llevo a mi boca, entonces recuerdo la conversación con mamá para comentarle la situación, yo estaba esperando verlo el lunes y decirle, pero ya que está en casa no podría dejar de hacerle saber las nuevas noticias. Oye, sabes, todos los años en vacaciones voy a casa de mis padres —indico y asiente permitiendo que prosiga—, Bueno, no puedo dejar de asistir y como se supone que debo estar contigo por la cuestión de tu situación migratoria, le dije que tengo pareja —comento poniéndolo al tanto.

 

 

—Bien, supongo que entenderá que este año no vas a poder —agrega convencido de sus palabras y no puedo evitar reírme. 

 

 

—No sabía que eras comediante Gabrielle —suelto con sarcasmo—, Desde luego que no dejaré de visitar a mi familia solo por ti, así que también irás conmigo a casa de mis padres, espero no te moleste —confieso y sus ojos se abren de par en par, el rostro se le pone blanco como el papel y los labios le tiemblan al no poder pronunciar una sola palabra. ¿Te encuentras bien? —cuestiono, preocupada y reacciona. 

 

 

—Te volviste loca, no iré a casa de tus padres, posiblemente viven en un cuchitril de mala muerte y no estoy dispuesto a arriesgarme, lo siento —se niega y arrugo el entrecejo. 

 

 

—Pues vas a tener que venir, de lo contrario no habrá trato, y puedes jurar que me dará igual si destruyes mi carrera, así que tú decides Gabrielle —le doy a elegir. Su rostro se contrae en una mueca de desaprobación, también denota impotencia por ser obligado a hacer algo que no desea.

 

 

《 Bienvenido a mi mundo 》

 

 

Pienso y tuerce los ojos para terminar aceptando.

 

 

—Bien, ya que no me queda de otra —se rinde—, Cuando tenemos que ir —cuestiona para estar al tanto y me acomodo en el sofá esperando la avalancha que viene cuando le suelto la noticia.

 

 

— El martes —confieso finalmente y se levanta del sillón. 

 

 

—¡¿Qué?! Imposible, tengo muchas cosas que hacer, Emma, no puedes dejarlo para la semana próxima —inquiere y niego.

 

 

—No, porque el miércoles es el aniversario de mis abuelos y no puedo faltar —aclaro para que entienda la importancia del asunto y se deja caer otra vez sobre el sofá soltando un gran resoplido. 

 

 

—Esto debe ser una pesadilla —murmura con una mano en la frente y los ojos cerrados. 

 

 

—Pues tú así lo quisiste, debiste pensarlo bien antes de quererme chantajear con eso de casarnos. Debes atenerte a las consecuencias Gabrielle —indico y me ve desde ese ángulo como su yo fuera la culpable de todas sus desgracias.

 

 

 

 

***

 

 

Y sí, todo está organizado para el gran día, ya los rumores de nuestra relación están por todos los pasillos y no hay nada por hacer, de hecho ese plan de Gabrielle estuvo muy elaborado porque el hecho de pensar tan rápido que si esparce ese chisme sobre tener una relación con su secretaria, y los de migración hacían preguntas a cualquier persona de la empresa, entonces sabrían que es verdad. 

 

El lunes llegó y con él un sin fin de emociones porque todos me preguntan qué tal es tener una relación con mi jefe, muy dentro de mi quisiera gritar a los cuatro vientos que todo esto es una mentira, pero… Bueno, hay muchas cosas en juego las cuales no puedo arriesgar, además ya les dije a mis padres que tengo pareja y si no voy con un hombre para el martes hasta casa de mis progenitores, entonces eso puede ser un problema. 

Estoy en mi hora de almuerzo con mis compañeras de pasillo disfrutando de una agradable conversación que tiene más que ver con los hombres más guapos del edificio y desde luego que Gabrielle ganó el premio, todas llegan siempre a esa conclusión y obvio, yo no soy ciega, sin embargo, toda esa belleza y atractivo se ve opacado por ser un idiota de lo peor.




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