Capítulo 22

Ginji

Activando rechazo automático.

—Lo lamento, yo…

Talk suelta mi mano y se aparta de mí, así que fuerza una sonrisa.

—Ah, te la creíste. —Se ríe, luego se gira para irse, pero lo sigo.

—De verdad lo siento —insisto.

—Era broma, cálmate —dice serio, continuando con su camino—. Si fuera verdad, sería más inteligente, no lo hubiera dicho, después de todo fuimos rivales y viendo el historial que tienes con tu amorcito no hay lugar para otro hombre en todas tus vidas.

Me pongo serio y me detengo, acto seguido me cruzo de brazos.

—Para tu información he rechazado a Rouge muchas veces.

Él también se frena, entonces se da la vuelta solo para mirarme.

—Te diría que no lo hubieras hecho y que deberías seguir a tu corazón, pero teniendo en cuenta que sabemos quién es, te felicito.

—¿Qué corazón? —Enarco una ceja—. Lo único que me interesa es mi carrera.

Sonríe tranquilo.

—Siempre hay tiempo para todo, cosita.

—¡¿Cosita?! —Me sobresalto.

Se carcajea.

—Sí, porque yo soy el alto —exclama con aires de superioridad.

—Disculpa, eso no lo puedo saber, no conozco tu forma de mujer para saberlo —me burlo.

—Tienes razón, no combinamos, pues si volvemos a nuestros cuerpos originales, yo ya no sería el macho de la relación y eso no me va. —Se toca el cabello, haciéndose el interesante—. Sería terrible.

Me río.

—Eres gracioso.

Sonríe con confianza.

—Lo sé.

~~~

Ya siendo hora, acudimos a la agencia, Talk se va a reunir con su agente y yo me dirijo a la sala de ensayos, pero no llego, pues me encuentro con Rouge en el pasillo, así que me sobresalto, recordando la pesadilla.

—¿Me estás evitando? —consulta al notar que intento irme.

—Eh… no, no —repito nervioso.

—¿Qué pasa? Sabes que puedes contar conmigo.

—Yo… como te explico. —Dudo—. Rouge, vienen pasándonos cosas muy extrañas, y supongo que debo decirte lo que sé.

—Dime —insiste.

—No sé cómo exponerlo de manera sutil, así que solo lo aclararé directo, es todo tu culpa.

—¿Disculpa? —Enarca una ceja, indignado.

—Sí, sonó mal, lo siento. —Bufo—. Quiero decir, estuve investigando y al parecer la magia tiene que ver contigo. Bueno, conmigo también, pero es más sobre ti.

—No te estoy entendiendo, Ginji, se más específico.

—Eh… —Enarco una ceja—. Bueno… ¿eres la reencarnación del dios de la oscuridad? —digo algo no muy convencido, pero es lo más concreto que puedo aclarar.

Parpadea rápido varias veces antes de contestarme.

—Mira, no soy muy religioso, mucho menos conozco a los dioses de otras culturas y leyendas, además sé que todo es muy raro ahora, ¿pero no crees que estás exagerando?

—No, puede que lo haya leído en un libro y que parezca todo coincidencia, pero en realidad encaja, encaja por completo.

—Pensé que tú eras el escéptico.

Frunzo el ceño.

—Ya no.

—¿Y quieres que te crea así como así? —Enarca una ceja.

—Tú mismo has visto cosas raras.

—Y lo acepté hace poco, no pidas más.

—¿No quieres saber? —consulto preocupado.

—La verdad desde que lo acepté esto se ha vuelto peor, con sinceridad preferiría que no.

—Hay algo más —expreso nervioso—. La historia dice que éramos amantes, yo…

—Bueno, eso no me molesta —exclama serio y sincero.

Me sonrojo.

—A mí sí, porque tú yo original no parece alguien que me respete.

—¿A qué te refieres? —Enarca una ceja otra vez.

—La razón por la que te evité, es porque me das miedo, soñé algo muy real sobre este ser, eras tú y a la vez no. Yo gritaba y no me soltabas, yo… —Mis ojos se humedecen—. Fue tan real.

—Ginji. —Me agarra de los hombros, así que me sobresalto—. Fue solo un sueño ¿De verdad crees que soy capaz de hacerte daño? —Me mira fijamente—. ¿En serio? —insiste.

—No, pero… —Trago saliva—. La sensación no se me va, tus manos sobre mí, inmovilizándome, tu mirada como la de un monstruo, tú… querías poseerme, me forzabas y no puedo quitarme eso de la cabeza.

—Escúchame, yo jamás te obligaría a nada de lo que tú no quieras, nunca, te lo juro.

Respiro con agitación.

—No sé si puedo creerte, pues tú ya no eres el Rouge que conozco.