La Secta del Sapo

3. La propuesta

Jeremy se sentía aliviado de estar lejos del oscuro callejón, y, sobre todo, de las garras de aquella mujer manipuladora y traicionera. Sin embargo, la habitación en la que se encontraba ahora en compañía del hombre misterioso y Búfalo no era mucho mejor. La atmósfera seguía siendo tensa y llena de incertidumbre.

El hombre misterioso escuchó atentamente mientras Jeremy le contaba sobre sus deudas, su desesperación por salvar lo poco que le quedaba y cómo había llegado hasta el LicoShots en busca de ayuda desesperada. Durante toda la conversación, el hombre apenas parpadeaba, como si estuviera calculando cada palabra y cada gesto, intentando comprobar la veracidad de lo que oía.

—Entiendo tu situación, Jeremy —dijo finalmente el misterioso, su voz resonó con eco en cada centímetro de la estancia—. Lamento que hayas caído en las garras de esa mujer que tuviste por esposa, claramente ella no es más que una oportunista que se aprovecha de los vulnerables.

Jeremy asintió, sintiéndose expuesto y frágil frente a este extraño que parecía tener el control de la situación. Aun así, por como todo había avanzado, se sentía en mayor confianza que en un inicio, pero no dejaba de estar alerta por si una tercera traición se avecinaba.

—¿Qué... qué va a pasar ahora? —preguntó Jeremy con cautela.

El hombre suspiró mientras suavemente, pero con firmeza agitó la cabeza hacia los lados, haciendo que el cuello le tronara en dos ocasiones.

—Voy a ofrecerte una oportunidad, Jeremy. Puedo ayudarte a saldar tus deudas y a recuperar tu estabilidad financiera. —Hizo una pausa y sonrió—. Pero a cambio, necesito tu compromiso y sobre todo tu lealtad. Creo que a este punto con todo lo que me contaste, comprendes muy bien lo que es la lealtad, ¿cierto?

Jeremy frunció el ceño, preguntándose qué tipo de trato oscuro le estaba proponiendo este hombre misterioso.

—¿Qué tipo de compromiso? ¿Y a qué te refieres con lealtad?

Victorioso por la pregunta, el hombre sonrió de manera enigmática, como si supiera exactamente lo que Jeremy estaba pensando.

—Trabajo para una organización selecta. Nos encargamos de asuntos... delicados. Podrías ser útil para nosotros, Jeremy. Necesitamos a alguien para moverse entre las sombras y manejar situaciones difíciles. Con entrenamiento, estoy seguro de que harías un grandioso trabajo.

Jeremy se quedó sin palabras. ¿Ese hombre le estaba sugiriendo que se uniera a algún tipo de organización criminal? Al menos eso fue lo que percibió en medio de tanto misterio. La idea lo horrorizaba, pero al mismo tiempo, la promesa de resolver sus problemas financieros era tentadora.

—No estoy seguro de entender... —empezó a decir Jeremy, pero el hombre lo interrumpió con un gesto rápido de la mano.

—No tienes que decidir ahora mismo, tómate tu tiempo para pensar en nuestra oferta. Mientras tanto estarás bajo nuestra protección, nos aseguraremos de que estés seguro y de que esa mujer no vuelva a molestarte.

Jeremy asintió, sintiéndose aliviado por el momento, pero también perturbado por las implicaciones de todo esto. ¿Cuál era el verdadero trasfondo de todo esto? Necesitaba saberlo.

—Gracias por... por rescatarme —dijo Jeremy, esperando haber encontrado las palabras adecuadas en medio de la confusión.

El hombre asintió con seriedad.

—No hay de qué. Ahora descansa un poco, por la mañana hablaremos más. ¡Piénsalo bien, Jeremy!

El hombre misterioso se volteó y caminó hacia Búfalo, y le dijo:

—Puedes desatarlo, Jeremy no es un perro para estar atado. —Se volteo hacia el rubio—. Lamento que hayas pasado por este penoso momento.

Intimidado por su tamaño, Jeremy sintió como su corazón se encogió cuando Búfalo se posicionó detrás de él, pero proto se sintió aliviado al sentir como sus manos eran desatadas.

—¿Puedo saber tu nombre? —preguntó Jeremy al hombre misterioso, en el momento que sus manos quedaron libres.

—Me conocen como Toro. —respondió, justo cuando Búfalo liberó el amarre de los pies de Jeremy.

Ante esas palabras, y satisfecho por la reacción asombrada de Jeremy, Toro se perdió tras la misma puerta por la cual había llegado. Búfalo, en cambio regresó y tomó asiento en la silla que estuvo ocupando, adoptando una posición de brazos cruzados que denotaba respeto.

¿Qué haría ahora? ¿Aceptaría la oferta de Toro y se sumergiría aún más en un mundo de sombras y peligros? O ¿intentaría encontrar una salida más segura y ética de sus problemas?

Jeremy no tenía respuestas, pero sabía que su decisión definiría el curso de su vida en los días venideros.




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