Nadie dudaba que los dos hacían una melodía perfecta, el violín al compás del piano lograba un equilibrio sensacional y un sinfín de emociones transmitían con cada tocar.
Ella era la luz y Él la oscuridad, Ella el día y Él la noche, tan perfectamente imperfectos, tan iguales pero a la vez diferentes, creaban su propio mundo, aquél donde te refugias para escapar de los problemas, un sitio de descanso, de felicidad, donde todo es posible.
Elizabeth, amaba en secreto a Marcos, y él, la amaba secretamente a ella, los dos plasmaban sus sentimientos en perfectas composiciones, sinfonías que contaban una historia.
Su piano, te mostraba un paisaje diferente, te hacía ver que la vida puede ser realmente bella a pesar de tanta oscuridad que la rodea, que los sueños por muy difíciles, podrían hacerse realidad. Qué el amor, es el sentimiento más hermoso y perfecto del mundo, aquel que puede curarte con tan solo sentirlo, pero que a la vez puede ser tan doloroso como un disparo al corazón. Elizabeth, mostraba tantos sentimientos con solo tocar aquellas notas que retumbaban por días tu corazón, tocaba de formar tal que dejaba su alma en aquel pequeño escenario.
Pequeñas y perfectas notas también sobresalían de aquel violín ¿Quién pudiese imaginarse que tal chico, tan callado, podría realizar tal cosa con solo tocar?, Marcos, te hacía ver que en los momentos más oscuros de su vida, siempre había una pequeña luz que lo guiaba por el camino correcto. Te enseñaba que la naturaleza es perfectamente imperfecta y que de toda la hermosura que ella conforma también tiene un lado oscuro, pero que encajan tan bien, la luz y la oscuridad deben estar juntas para poder resaltar, para poder existir, porque ni una, ni la otra, pueden hacerlo estando separadas.
Marcos, dejaba todo de sí en el pequeño escenario que compartía con su amada Elizabeth. Todo de sí, todo de ellos, plasmaban cada sentimiento que sentían el uno por el otro, pero no sabían que esos hermosos sentimientos eran mutuos. Ella resignada a ser el amor de Marcos, y él sin saber cómo demostrar su amor por ella, lo único que hace es tocar sus sentimientos esperando ser alcanzados.
Una composición los llevó a juntarse y desde entonces han estado juntos pero a la vez tan lejos.
Marcos fue el primero en enamorarse de Elizabeth. Cuando apenas tenían 12 años, los sentimientos comenzaron a surgir desde el momento en que Elizabeth lo rescató de una profunda depresión en la que había caído luego de que su madre falleciera de una terrible enfermedad.
Elizabeth siempre estuvo junto a él, siempre tan tímido, tan solitario, ella siempre lo observaba desde su asiento en el salón de clases. Nunca jugaba con los demás, solo se quedaba en el salón con el único acompañamiento de sus audífonos. Ella sintió compasión por él, la hizo tanto acordarse de ella misma en los momentos en que su Padre no le prestaba atención, entonces se armó de valentía y decidió hablar con él.
- ¿Por qué siempre estás solo? - Preguntó ella con timidez.
- Porque la soledad es mi mejor amiga en estos momentos tan fríos - Dijo él con sin la mínima importancia, como si decir eso, era una costumbre del día a día.
- Puede que la soledad sea tu amiga en los momentos más oscuros, pero siempre necesitaras un poco de luz para cuando quieres salir de esa oscuridad. -Dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja. Él se giró, y notó en los ojos de aquella pequeña, que decía la verdad, desde ese día sin querer, y por accidente, Elizabeth flechó a Marcos de manera tan increíble, que ni el mismo sabía que sentía con exactitud.
Así pasaron los años, y se volvieron los mejores amigos, sus mismos compañeros quedaron sorprendidos al saber que él chico de la esquina tenía una nueva amiga, alguien con quien pueda hablar, reír, e incluso llorar, alguien de quien pueda apoyarse cuando más lo necesitara. Elizabeth, se había convertido en el sol que tanto había esperado la luna. Que a pesar de no estar siempre juntos como uno solo, cuando se juntaban, creaban un momento tan hermoso que es imposible de olvidar.
Su primer concierto y su primer amor. Marcos a pesar de estar enamorado de Elizabeth, nunca le dijo lo que sentía. Siempre la observaba, tan pura, tan humilde, tan sencilla e ingenua, no quería perderla, y temía que sus sentimientos no fuesen correspondidos, por eso intento estar con otras chicas, Elizabeth siempre lo apoyaba, y le decía que a toda chica se le debería tratar como a una princesa, o al menos así le gustaría que la tratasen a ella.
Elizabeth, sabía que amaba a Marcos, no sabía desde cuando, tampoco que fue lo que la hizo enamorarse de él, pero sospecha que es por su manera de tocar. La primera vez que ella lo escuchó tocar el violín a él, terminó llorando. La enseñó a reflejar su historia con solo el sonido de su violín, de una manera sutil y melancólica, Marcos, la llevo a un nuevo nivel, algo que ella nunca había experimentado, la hizo imaginarse un mundo totalmente diferente al de ellos, fue como la hubiese transportado al lugar exacto que él quería que ella conociese, un lugar al que nadie había ido, solo él.
El cielo era tan claro como los hermosos ojos de marcos, la vista era un perfecto lago con algunos que otros cisnes a su alrededor, los árboles, la flora, todo aquel paisaje que Marcos la estaba invitando a contemplar, era tan mágico que era difícil de creer.
La dulce y a la vez triste melodía de Marcos, resonaba sin parar en los sensibles oídos de Elizabeth, se sentía la nostalgia en cada nota al ser tocada, y entonces fue cuando comprendió, ese era su antiguo hogar, Marcos tuvo una infancia muy cerca de ese remoto lugar, pero era su sitio favorito. Todo esto, se sentía con cada suspiro, con cada anhelo que Marcos dedicaba en esa hermosa pieza. Allí fue cuando Elizabeth supo que estaba locamente enamorada de su único mejor amigo.
A la medida que pasaban los años se daban cuenta de que su amor había crecido tanto que era doloroso de soportar, entonces Marcos, tomó la decisión que cambiaria la vida de los dos.
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Editado: 12.02.2022