Hacía unos meses me dijeron de ir ahí. Era mi oportunidad para demostrar todos los crímenes de Damián.
La casa era grande y pertenecía a una familia rica. Por alguna razón no había criados.
Damián me indicó que le siguiese a su despacho. Era una biblioteca con una mesa de escritorio en el medio. Las cortinas y la alfombra eran rojos. El señor de la casa se sentó en el sillón.
- Gracias por aceptar el trabajo. Vivirás aquí, en esta casa. Podrás hacer lo que quieras, pero solo te pido una cosa: cuidar de mi hijo y hermana. Pase lo que pase tú los cuidarás.
Asentí con la cabeza.
Damián sacó un papel. En el ponía "contrato de trabajo". Pensé en las palabras que me dijo mi jefe: "cuidado con lo que hagas, podría costarte la vida"
- Firma aquí. Es solo para que no me denuncien o me sancionen. Ya se es, todo eso de que los trabajadores han de tener un contrato por ley y tal.
Damián me sonrió. Cogí el papel. Su sonrisa desapareció cuando vio que iba a tomarme mi tiempo para leer aquel papel. Tenía letra muy pequeña. Era difícil de leer, pero si uno se esforzaba lograba leerlo. Había un apartado que decía algo de de era el alma sino se ponía la vida por delante de los niños. "Si tienes que firmar algo lo firmas, sean las condiciones que sean" me dijo mi jefe. Firmé. Vendí mi alma a aquel diablo de ojos rojos.
-¡Perfecto!
Damián cogió el papel. Lo guardó en un cajón con llave. Me hizo una señal para que me fuera. Le miré por última vez a los ojos ámbares. Por momentos parecían rojos.
Salí del despacho y vi a un niño asomándose por la esquina de alfinal del pasillo, en las escaleras. Le sonreí y me acerqué a él.
- ¿Cómo te llamas pequeñín?
El niño con el cabello castaño, pero con la misma mirada de su padre, permaneció en silencio. Escuché una voz por detrás de mi. Me giré y me pregunté como la niña de antes apareció así, de la nada.
- Hugo es muy callado. Es tímido.- la niña dio una vuelta alrededor de mi, analizándome.- No eres tan fea como las otras criadas. ¿ Serás capaz de aguantar más de un mes o una semana en esta casa? Todas las demás abandonaron enseguida.
La niña me miraba como si fuese un animal. Sonrió maliciosamente. Cogió la mano de Marc
- Soy Sara, la hermana de Damián. Ya nos veremos. Vamos, Marc
Los dos niños de ojos rojizos se alejaron. Me encontraba sola. Fui a mi habitación y empecé a desempacar lo poco que llevaba. Tenía ropa para un mes. Nada más cobrase dinero, me compraría nueva ropa. Llevaba un par de fotos de mi hermano y mis padres, que en paz descansen, y mi documentación.
En comparación a la fotografía de hace dos meses, me veía distinta. Lucía era solo un recuerdo que desapareció de este mundo. Aquella joven de 20 años , con pelo color miel, ojos castaños y pelo largo, un poco rechoncha,murió el pasado agosto junto a su familia en la explosión del centro de la ciudad. Ahora debía cumplir el papel de Amelie, una chica de 19 años, que no estudió porque dejó la escuela. Tengo el pelo castaño oscuro, con mechas rubias en las puntas y soy más delgada. Odio a mi familia y huí de casa porque no los aguantaba. Desde hacía dos años trabajo con niños. He venido a la ciudad en busca de oportunidades y necesito dinero... Todo eso me serviría para desenmascarar al causante de la muerte de mi familia y de muchas otras víctimas. No iba a dejar que la mafia de Damián siguiese causando tanto mal en este mundo...