La Sombra de la Inmortalidad.

Parte I.- El dolor de una madre.

El intenso dolor de cabeza es lo primero que siento. El sabor a alcohol y vómito viene enseguida. Parece que este chico tuvo una noche bastante agitada.
Lo siguiente que siento es un intenso dolor en mis manos... Vaya, mis nudillos están heridos, y tengo algo de sangre en las manos. Parece que estuvo en una palea... Aunque extrañamente veo signos de algún otro golpe.
Me siento alto, pero nada fuera de lo común. Probablemente mido un metro con ochenta, sí, creo que esa sería una medida muy acertada.
Tiene una tez caucásica, el cabello es largo y rubio. Siento un poco de barba, no mucha, tal vez llevaba un par de semanas sin afeitarse. Y la ropa... Bueno, se ve algo peculiar... Creo... Es difícil saber qué es normal y qué no, pero hay algo en ella que llama mi atención, no estoy seguro de qué. Pero bueno, si algo he aprendido es que no vale la pena forzar mi memoria más de lo necesario. Me centraré en los detalles que realmente me sirvan de algo.
De acuerdo, veamos... Ah, ya sé... La tela está limpia... Eso es bueno, ¿no? No se ve vieja ni rota. Llevo un conjunto de ropa de lana, tal vez. Se siente muy cómoda, en realidad. Tiene en su mayoría tonos terrosos: colores marrones, verdes con detalles grises. Las botas de cuero se sienten cómodas y de gran calidad.
De acuerdo. Estoy casi seguro de que este no es el cuerpo de algún vagabundo y
no parece que tenga alguna enfermedad o discapacidad notable, así que podemos continuar.
Mi entorno... Bueno, no hay nada muy interesante. Veo una vasta pradera verde que se extiende hasta el horizonte, cubierta de hierba alta que se ondea suavemente al tenue soplar del viento. Justo a mi lado hay un pequeño árbol solitario, que apenas logra dar algo de sombra. Y a lo lejos, en el horizonte, se vislumbra un pequeño pueblo. A esta distancia es difícil identificar el tipo de arquitectura que tiene. Pero no veo gente a mi alrededor ni algo que valga la pena mencionar.
Bueno... Ahora viene lo difícil.
Tomé asiento al pie del pequeño árbol y me mentalicé para lo que venía. Era hora de abrir la mente a los 18 años del dueño del cuerpo en el que ahora estaba. Algo me decía que sería una experiencia desagradable, pero como dije anteriormente: empecemos con lo que tenemos.
Podría ignorar los recuerdos y aventurarme en un mundo desconocido. Pero si este hombre ya trabajo 18 años solo para hacer mi vida más fácil, ¿por qué negarme eso?
Me concentré y, poco a poco, el flujo de energía comenzó a bombardear mi mente. Empecé a sentir la sensación de caída por un tobogán de agua.
Y de pronto pude verlo, parecía una especie de película que pasaba frente a mis ojos. Me mostró la vida de este chico. Me mostró la vida de Aldric Hawke.
Bueno, para no hacer tan aburrida está parte, les narrare la historia a partir de las etapas de su crecimiento y les mostraré solo los momentos más importantes.
Pero antes, creo que sería correcto contarles un poco acerca de sus padres. No puedo profundizar en sus vidas, ya que todo lo que les cuento es a partir de las memorias y vivencias de Aldric, y curiosamente veo que jamás se interesó mucho en la vida de su familia.

Sobre la familia Hawke
Aldric es el hijo de una familia de nobles. La familia Hawke tenía un poder económico y social envidiable para la mayoría de las familias de este mundo. Eran gobernantes de Ironhelm, un pueblo famoso por su forja de armas y armaduras.
Su padre, Gideon, era un hombre de complexión grande y fuerte. Medía casi dos metros de estatura. Tenía el cabello largo y rubio con una gran barba a juego. Sin duda, era un hombre imponente y atractivo a su manera. Por un momento, maldije mi mala suerte de no haber heredado su gran complexión, pero mi opinión cambió al conocer a su madre.
Ella era una mujer muy hermosa, tanto que me incomodaba solo mirarla. Después entendí que se debía a su raza; ella era una elfa. Su nombre era Aranís Galadorn. Su tamaño era pequeño en comparación con el de Gideon; parece que apenas superaba el metro sesenta y cinco. Su piel era tan blanca que casi brillaba y su cabello era largo y dorado.
A pesar de que Gideon no se podría considerar un hombre feo, al lado de Aranis sin duda lo era. Entonces, ¿cómo terminaron juntos? Bueno, en resumen, Gideon era un desgraciado con suerte.
Una vez que tuvo la edad suficiente, sus padres le impusieron una prueba para demostrar que sería un buen gobernador de Ironhelm: debía realizar una venta de armas o armaduras lo suficientemente grande que demostrará su talento que necesitaba para dirigir una ciudad mercante tan importante.

Gideon no estaba muy interesado, así que ignoró durante varios años la misión que se le había encomendado, pero eso sí, cada semana pedía "viáticos" para salir en busca de clientes potenciales. Y, claro, como era de esperarse, esos viáticos terminaban en los bolsillos de algún tabernero o de alguna prostituta.
Gideon era un tonto, pero él se consideraba un gran genio, ya que cada fin de semana viajaba dos horas a la gran ciudad de Eldoria para despilfarrar el dinero sin que sus padres se enteraran. Así, podría aparentar ser un buen hijo durante varios meses sin que sus padres supieran que, en realidad, era un vicioso. Pero no logro su hazaña gracias a ser un genio como él creía, fue simple y sencillamente gracias al completo desinterés de sus padres.
Pero un día, en una de sus muchas borracheras, todo su "esfuerzo" rindió frutos.
Una noche se pasó de copas y, al salir de la taberna por la mañana, fue atropellado por un carruaje.
Y sí, adivinaron: el carruaje era de la familia Galadorn. Preocupados debido a que estaba atravesando problemas económicos, no querían tener problemas por lastimar al hijo de unos nobles. Así que llevaron al pobre Gideon hasta su casa. Una vez allí, los padres de Gideon aprovecharon la oportunidad y cerraron un trato con la familia Galadorn para vender sus armas y armaduras en Mystara (la ciudad élfica de donde provenían los Galadorn, que, gracias a este arreglo, se convirtió en la ciudad hermana de Ironhelm). Y no solo eso; también pactaron un matrimonio arreglado entre sus hijos.
¿Ahora ven por qué era un desgraciado con suerte? Vivió meses en borracheras interminables y, un día, por su descuido, fue atropellado por los monarcas de lo que hoy es una de las mayores ciudades élficas de forja. Le dieron el control de Ironhelm y, por si fuera poco, lo casaron con una hermosa princesa elfa. Todo en menos de una semana.
Pero no todo era tan bueno como lo imaginan. Gideon, sin duda, fue el más beneficiado, pero lamentablemente Aranis no corrió con la misma suerte.
Fue obligada a abandonar su hogar para casarse con un hombre que no conocía y estaba estrictamente obligada a obedecerlo en todo lo que él pidiera. Y, debido a su educación y a su noble personalidad, obedeció y cumplió todo lo que le dijeron. Aunque eso no significaba que se sintiera feliz de hacerlo. Vista desde mi perspectiva era prisionera en una jaula de oro, y esto era evidente en su mirada.
Creo que podría contar con los dedos las veces que la ví sonreír en 18 años de recuerdos. Pero sin duda, puedo decir que el día que tuvo la sonrisa más sincera de todas, fue el día en que su hijo nació.
Este evento fue considerado para muchos un completo milagro.
Para los elfos era casi imposible reproducirse entre ellos y ni se diga con otras especies.
El día que Aldric nació, Aranis lo sostuvo en sus brazos y miro a aquel niño con un amor que casi se podía tocar. Se aferró a él y juro hacer todo para protegerlo y amarlo, aunque le costará la vida.
En cuanto a Gideon... En realidad, él no estaba muy interesado en el nacimiento de su hijo. A él solo le alegro el hecho de que fuera un varón.




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