De nuevo frente al espejo ovalado, la atmósfera en la sala era palpable, cargada de una expectación tensa. La fugaz aparición de la niña en el reflejo la noche anterior había sembrado una mezcla de esperanza y aprensión en el equipo. Laura, sintiendo una conexión cada vez más fuerte con el sufrimiento atrapado en el cristal, tomó la iniciativa
—Ana —comenzó, su voz suave pero firme resonando en el silencio de la habitación
—. Estamos aquí para ayudarte. ¿Puedes oírnos?Nina colocó con cuidado la muñeca rota a los pies del espejo, su rostro reflejando una profunda tristeza.
—Quizás recuerde algo... algo de cuando jugaba.James había desplegado su equipo de grabación cerca del espejo, el micrófono sensible preparado para capturar cualquier sonido inaudible.
—. No perdemos nada con intentarlo. Si hay algo aquí que quiera comunicarse, esta podría ser una forma.
Mientras Laura seguía hablando, haciendo preguntas sencillas y llenas de empatía, la atmósfera alrededor del espejo comenzó a cambiar de forma sutil pero innegable. La temperatura en la sala descendió bruscamente, haciendo que un escalofrío recorriera la piel de todos. Los susurros que habían percibido antes se volvieron ligeramente más audibles, aunque las palabras seguían siendo indistintas, como un murmullo lejano de voces tristes. Las sombras en las paredes parecían danzar con una independencia inquietante, contorsionándose cerca del espejo ovalado como si atraídas por su superficie.De repente, mientras Laura preguntaba por sus padres, un cambio notable ocurrió en el reflejo. Por un instante, una sombra más grande y oscura se superpuso a la tenue imagen que creían haber visto de la niña. Era una silueta alta y corpulenta, aunque sus rasgos permanecieron indistintos, evocando la vaga descripción del marinero que habían escuchado en los testimonios. La sensación en la habitación se volvió más pesada, impregnada de una tristeza profunda y una rabia contenida.Al mismo tiempo, el equipo de grabación de James emitió un breve sonido estático, seguido de lo que pareció ser un único lamento gutural, apenas perceptible pero inconfundiblemente masculino. El sonido heló la sangre de Nina, quien se aferró al brazo de Omar con los ojos muy abiertos.La intensidad de los fenómenos comenzó a aumentar. Nina sintió un escalofrío helado recorrer su espalda y la vaga sensación de que alguien le susurraba su nombre muy cerca del oído, aunque no pudo distinguir las palabras. James notó cómo la aguja de su medidor de campo electromagnético cerca del espejo se movía de forma frenética, oscilando mucho más allá de cualquier lectura normal. Incluso Omar, que había mantenido una fachada de escepticismo, retrocedió un paso, su rostro mostrando una creciente inquietud.Laura, sintiendo una mezcla de miedo y una extraña determinación, continuó hablando al espejo. —Esteban ¿Eres tú? ¿Estabas aquí con Ana? ¿Qué ocurrió?En respuesta a su pregunta, el reflejo en el espejo se distorsionó de forma grotesca por un instante. La vaga silueta de la niña pareció temblar, y detrás de ella, la sombra más oscura se hizo momentáneamente más definida, insinuando un rostro demacrado y lleno de dolor, antes de desvanecerse de nuevo. Un sonido fuerte, como un golpe sordo proveniente del interior de la pared cercana al espejo, resonó en la sala, haciendo que todos dieran un respingo.La sensación de que había algo en la casa se hizo innegable. La atmósfera se había vuelto más opresiva, casi amenazante. La tristeza infantil que habían percibido inicialmente parecía ahora entrelazada con una rabia oscura y un dolor profundo. La Casa de los Espejos había respondido a sus intentos de comunicación, y la respuesta había sido mucho más intensa y perturbadora de lo que esperaban. El espejo ovalado ya no era solo una ventana al pasado; parecía ser un portal hacia algo mucho más complejo y peligroso.