La sombra de la leyenda

Capitulo 9

Después de escuchar a los chicos, en parte se sintieron aliviados de que no eran los únicos que pasaron por esa experiencia.

Laura decidió ir otra vez a la casa; quería saber o, más bien, experimentar de nuevo lo del reflejo del espejo y la noción del tiempo en la casa. Omar, asustado por lo que le pasó en la casa, se negó a ir.

—Laura, ¿estás loca? Conmigo no cuentes, no pienso entrar en esa casa —decía Omar, asustado por volver a entrar y no ver su reflejo.

James, viendo la situación, decidió que ese día se irían a entrevistar a la gente de la ciudad; quería saber las opiniones de las personas.

Laura, al ver que su plan de entrar en la casa no daba resultado, aceptó a regañadientes la idea de James; al menos así le daba un respiro a sus amigos.

—Está bien, nos vamos a dividir para así obtener más información —decía Laura con un plano de la ciudad.

—Omar y Nina, ustedes van por la parte de la playa, preguntan en los bares y en las tiendas pequeñas; seguramente encontrarán información —ordenó Laura.

—Clara y yo iremos por la zona del mercado, buscaremos información allí —dijo Claudia; estaba de acuerdo en ir con Laura.

—James, tú irás solo; intenta buscar información de la casa, quiero saber si alguien más pasó por la misma experiencia.

James asintió; tenía pensado ir por varias calles de Cádiz, ya tenía en mente varios sitios.

Laura y Claudia fueron por la parte de las plazas de las flores; ese sitio estaba siempre lleno de gente. Decidieron entrar en un bar a planear las entrevistas, cuando una chica que estaba a su lado escuchó todo.

—Disculpe, ¿estáis hablando de la casa de los espejos? —preguntó la chica sentándose enfrente de ella.

—¿Sí, de esa misma casa? ¿Sabes algo de ella? —quiso saber Claudia.

—Nunca he entrado en esa casa, más bien apenas paseo por ese sitio y si lo hago, evito mirar la casa y paso deprisa —contaba la chica.

—¿Sentiste algo? ¿Viste a la niña? —preguntaba Laura, curiosa

—No se lo he contado a nadie porque mis amigas no se creen la leyenda, pero hace un año pasé por esa casa; iba por donde está la alameda y sentí una sensación muy rara. Miré a la casa y de pronto sentí un escalofrío; era verano, así que esa sensación me asustó un poco. Como iba diciendo, miré hacia la casa; las ventanas estaban oscuras y en la segunda planta vi la imagen de una niña. Salí de allí corriendo y desde entonces, cada vez que paso, evito mirar hacia la casa —explicaba la chica.

Laura y Claudia se quedaron pensando en ese testimonio; no era la única ni la última que vio a la niña.

—¿No te parece curioso? La mayoría no cree en la historia y otros dicen que han visto a la niña —dijo Claudia.

—¿Y si la niña decide quién puede verla y quién no? —se preguntó Laura.

Omar y Nina fueron a un bar cerca de la playa y empezaron a preguntar a los que estaban allí por la casa.

—La casa de los espejos, yo vivo cerca; por la noche esa casa da miedo —dijo un hombre mayor que estaba allí con su amigo.

—Eso es solo leyenda, para atraer atención a los turistas; yo no creo que haya allí ninguna niña —decía el amigo.

Omar y Nina salieron de allí más confundidos; cada uno tenía una versión y no se sabía si la leyenda era verdad, lo que tenían claro los dos era que ellos sí creían en lo que habían visto.

Por otro lado, de Cádiz, James estaba visitando las tiendas chicas que llevaban años abiertas. Entró en una tienda y preguntó al dependiente por la casa si creía en la leyenda.

—Joven, esa leyenda es cierta y para darte más información, Cádiz está lleno de leyendas, no solo la casa —le dijo el dependiente.

James salió de allí con más información de la que esperaba; de las leyendas que le había contado, la que más le llamó la atención fue la del castillo de San Sebastián y el pasadizo de las iglesias en San Fernando.

Cuando el grupo se reunió en el hotel, hablaron de su entrevista; James contó lo que le habían dicho.

—¿Me estás diciendo que en Cádiz hay más leyenda y se han escuchado cosas? —preguntó Laura.

James asintió con la cabeza. Estaba tan sorprendido como sus amigos; esa noche, en su dormitorio, delante de la pantalla de su ordenador, apuntó todo lo que el dependiente le contó y señaló en rojo la leyenda que más le llamó la atención y el tiempo que iban a quedarse en Cádiz. Quería ir a visitarlo.

—Instituto La Caleta: antiguo manicomio; se dice que a las tres de la madrugada testigos aseguran ver luces encendidas.

Casa cuna: un antiguo orfanato, hubo una explosión; la gente ha escuchado llantos de niños.

Varcacel: Un antiguo hospicio, luego de eso fue un instituto; actualmente está cerrado. Los rumores dicen que han escuchado cosas allí.

Hospital Mora: Se ha dicho que han visto y escuchado voces y pasos.

Y los que James señaló para ir a visitar.

Castillo San Sebastián: una antigua fortaleza donde metían a los prisioneros; pescadores dicen haber escuchado lamentos.

Pasadizo debajo del suelo de San Fernando: Dicen que hay un pasadizo que va desde la iglesia mayor a la iglesia del Carmen; se dice que en la época de la Santa Inquisición metían allí los cadáveres.

James dejó escrito todo eso y se acostó con la certeza de que iría a ver esos dos sitios que había señalado




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