La sombra de la leyenda

Capitulo 30

Las acusaciones de Omar resonaron en el aire denso y frío del pasillo, añadiendo una nueva capa de angustia a su ya desesperada situación. El miedo palpable que los rodeaba parecía alimentar su ira, buscando un objetivo tangible al que culpar por la pesadilla que estaban viviendo

Nina, que hasta el momento se había mantenido en un estado de terror silencioso, asintió con vehemencia a las palabras de Omar. Sus ojos, aún llenos de lágrimas, se fijaron en Laura con un brillo acusador.

—Tiene razón, Laura —dijo Nina; su voz temblaba, pero con un tono de resentimiento que sorprendió a James. Yo tampoco quería venir. Tenía un mal presentimiento desde el principio. Pero tú y James insistieron. Dijeron que sería emocionante, que ayudaríamos a alguien. Míranos ahora, atrapados y aterrorizados.

Clara, saliendo lentamente de su shock, también se unió al coro de acusaciones. Su voz era más débil, pero el resentimiento era igualmente palpable.

—Sí —murmuró Clara, mirando a Laura con reproche. Esto es por tu culpa. Por tu obsesión con los fantasmas. Nos pusiste a todos en peligro.

Laura se quedó en silencio, con el rostro pálido y los ojos llenos de dolor ante la traición de sus amigas. Había creído que estaban juntos en esto, que compartían un deseo de ayudar. La amargura de sus acusaciones la hirió profundamente.

James, aunque inicialmente enfadado con Omar, ahora sentía una punzada de culpa al ver el dolor en el rostro de Laura. Intentó intervenir, buscando calmar la situación antes de que se deteriorara aún más.

—Chicos, por favor... este no es el momento. Necesitamos trabajar juntos para salir de aquí. Culparnos no va a cambiar nada.

—¡Sí que lo cambia! —replicó Omar, con furia. Cambia quién tiene la culpa de que estemos a punto de morir en esta maldita casa. Y la culpa es de los dos.

La unidad del equipo, ya frágil por el miedo, comenzaba a desmoronarse bajo el peso de la desesperación y la acusación. Atrapados por una presencia espectral y con su intento de escape bloqueado, la tensión interna amenazaba con destruirlos desde dentro.

El dolor en el rostro de Laura era evidente mientras escuchaba las acusaciones de Omar, Nina y Clara. La traición de sus amigas la hirió profundamente, especialmente en un momento en que necesitaban apoyarse mutuamente más que nunca.

—Eso no es justo —dijo Laura, su voz temblaba ligeramente, pero con un tono firme de convicción. Vinimos aquí juntos. Todos estábamos de acuerdo en investigar, en ayudar si podíamos. No fue solo mi decisión.

Se volvió hacia Nina y Clara, con los ojos llenos de tristeza. —¿Acaso olvidaron lo que sentimos en esta casa? La tristeza, la rabia... ¿No querían entender por qué? ¿No sintieron la necesidad de hacer algo?

Volvió a mirar a Omar, su voz elevándose ligeramente con frustración. —Y tú, Omar, aceptaste venir. Expresaste tus dudas, sí, pero al final estabas aquí, con nosotros. No puedes culparnos ahora por algo en lo que todos participamos.

—¡Pero yo no sabía que iba a ser así! —replicó Omar, su ira aún palpable. Pensé que serían ruidos, sombras... ¡No esta locura! ¡Un fantasma que nos encierra y nos sonríe como si fuéramos sus juguetes!

—Ninguno de nosotros lo sabía, Omar —respondió Laura, su voz ahora cargada de cansancio. Estábamos explorando lo desconocido. Y sí, da miedo. Mucho miedo. Pero eso no significa que debamos volvernos unos contra otros. Necesitamos mantenernos unidos si queremos salir de esta.

Miró la barricada de escombros, un obstáculo tangible que simbolizaba su situación desesperada. —Culparnos no va a mover esos muebles. Gritarnos no va a abrir esa puerta. Necesitamos pensar con claridad, trabajar juntos.

James asintió, poniéndose al lado de Laura. —Tiene razón. Omar, Nina, Clara... entiendo que estén asustados. Yo también lo estoy. Pero Laura tiene razón. Dividirnos ahora solo empeorará las cosas. Necesitamos un plan.

El silencio se cernió sobre el grupo, cargado de la tensión de las acusaciones y la defensa. La desesperación de su situación había sacado a la luz sus miedos y frustraciones, pero la lógica de Laura y el apoyo de James ofrecían un hilo de esperanza en medio del caos emocional.




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