La vaga información de que las obras en la Casa de los Espejos comenzarían en las próximas semanas generó una sensación de urgencia palpable en el equipo. Sabían que necesitaban detalles más precisos para poder planificar cualquier acción, ya sea intentar proteger los espejos, comunicarse con Ana o incluso alertar a alguien sobre la situación
—En las próximas semanas no es suficiente —dijo James, frustrado. Podrían empezar mañana o dentro de un mes. Necesitamos saber la fecha exacta.
Laura asintió, su mente ya trabajando en posibles fuentes de información. —Intentamos con el ayuntamiento y las inmobiliarias. ¿Qué más podemos hacer?
Omar, aunque seguía nervioso por la idea de involucrarse más, reconoció la necesidad de obtener información. —¿Quizás la empresa constructora? Si ya tienen planes, deben saber cuándo empiezan.
Esa se convirtió en su nueva pista. Buscaron en línea registros de licencias a nombre de la casa, intentando identificar qué empresas constructoras podrían estar involucradas. También preguntaron discretamente a los vecinos de la zona si habían visto movimiento de trabajadores o vehículos de construcción cerca de la propiedad.
La búsqueda resultó ser un laberinto de callejones sin salida y respuestas evasivas. Las grandes empresas constructoras en Cádiz no parecían tener proyectos registrados para esa dirección específica. Las pequeñas empresas locales no tenían información pública sobre sus próximos trabajos.
La frustración crecía con cada hora que pasaba. El tiempo parecía escurrirse entre sus dedos, y la amenaza a los espejos, y por lo tanto a Ana, se cernía cada vez más cerca.
Finalmente, Nina tuvo una idea, recordando un detalle de su conversación con la agente inmobiliaria.
—Mencionó que los dueños querían una modernización completa. Quizás no contrataron a una gran constructora, sino a alguien más pequeño, más especializado en reformas de casas antiguas.
Con esta nueva perspectiva, ampliaron su búsqueda en línea, utilizando términos como reformas casas antiguas Cádiz y contactando a empresas más pequeñas. Después de varios intentos, una empresa llamada Restauraciones Andaluzas les respondió, confirmando que tenían un proyecto programado para la Casa de los Espejos.
Con cautela, James se hizo pasar por un vecino preocupado por el ruido y preguntó cuándo tenían previsto comenzar. La respuesta heló la sangre del equipo:
—Tenemos previsto empezar a retirar los elementos antiguos, incluyendo los espejos, a principios de la semana que viene.
La cuenta regresiva había comenzado. Tenían menos de una semana antes de que la amenaza a los espejos se hiciera realidad.
Con la escalofriante noticia de que la demolición de los elementos antiguos, incluyendo los espejos, comenzaría a principios de la semana siguiente en la Casa de los Espejos, el equipo sintió la urgencia de actuar de inmediato.
—Tenemos que hablar con esos obreros —dijo Omar, su nerviosismo ahora mezclado con una determinación pragmática. Ellos sabrán cuándo empiezan exactamente y qué van a hacer con los espejos.
La idea tenía sentido. Los obreros serían los que llevarían a cabo el trabajo y tendrían la información más precisa sobre el cronograma y los planes de la reforma.
Al día siguiente, regresaron a la calle donde se encontraba la Casa de los Espejos, vigilando discretamente cualquier signo de actividad. Por la tarde, vieron llegar una furgoneta con el logotipo de "Restauraciones Andaluzas" estacionarse frente a la propiedad. Dos hombres vestidos con ropa de trabajo salieron del vehículo, portando herramientas y cajas.
Con cautela, James y Laura se acercaron a ellos mientras descargaban el material.
—Disculpen —comenzó James, con un tono amigable. Somos vecinos y teníamos curiosidad sobre las obras que van a hacer en la casa. ¿Cuándo tienen previsto empezar?
Uno de los obreros, un hombre corpulento con barba, se detuvo y los miró con suspicacia. —¿Para qué quieren saberlo?
—Solo curiosidad —respondió Laura, intentando sonar casual. Es una casa antigua con mucha historia por aquí.
El obrero dudó por un momento antes de responder. —Pues tenemos previsto empezar a quitar lo viejo el lunes. Los jefes quieren la casa vacía para empezar con la reforma de verdad.
—¿Y eso incluye... los espejos? —preguntó Laura, tratando de mantener la compostura.
El obrero asintió. —Sí, todo lo que esté viejo y no sirva. Dicen que van a poner unos modernos.
La confirmación directa fue un golpe en el estómago del equipo. El lunes estaba a solo unos días. Tenían muy poco tiempo para actuar.
—¿Saben si esos espejos son... especiales de alguna manera? —insistió James, buscando alguna reacción en los obreros.
El otro obrero, más joven, se encogió de hombros. —Son viejos y feos, eso es todo lo que sé. Los jefes quieren todo fuera.
La conversación con los obreros les proporcionó la información crucial que necesitaban, pero también confirmó la inminente amenaza para los espejos y, por lo tanto, para Ana. Ahora sabían exactamente cuándo comenzaba la cuenta regresiva.