Diana se había contenido todo el día para no llorar. Sabia lo que pasaría si lo hacia, seguramente todos la tacharían de ridícula y exagerada. Además de que les arruinaría el día a todos sus amigos. Tenía muchas ganas de desahogarse pero no quería hacerlo con Abraham.
-Anda, cuéntame- volvió a insistir él.
-Bueno es que…- comenzó a explicar Diana cuando pudo ver el sitio que estaban atravesando. Era el famoso parque donde había conocido a Ángel y donde había roto con él. “Justo donde está lleno de recuerdos” pensó.
-¿Por qué no nos sentamos?- le propuso él y la guio hasta la banca. Ella se sentó mientras trataba de no pensar en eso.
-Solo me sentí rara entre Wendy y Daniel- volvió a explicar.-Hace poco rompí con mi novio y me trajo recuerdos, es todo-
-perdón- se disculpo él haciendo que Diana se molestara.
-¿Por qué te disculpas?- preguntó molesta.
-Por molestarte tanto con el tema-
Diana sonrió, era bastante tonto. Él también sonrió al ver que la había hecho feliz aunque fuera por un momento.
-¿Ya viste que a Sara le gustas?- preguntó Diana tratando de cambiar el tema. Abraham puso los ojos en blanco.
-Parece que si, No quería que estuviéramos solos-
-pero no seas así, ella te quiere-
-pero yo a ella no- dijo con voz agria. Diana se incorporo. No le gustaba oír eso.
-¿No crees que ya es muy tarde?- dijo ella mirando su reloj, eran casi las diez- creo que ya deberías hablarle a tu papá.
Él también se paro.
-Primero me asegurare de que llegues a tu casa- dijo y comenzó a caminar para salir del parque. Llegaron a la casa de Diana.
-¿Sabes por qué no quiero a Sara?- le preguntó de repente Abraham cuando estaba por abrir la puerta. Diana sabia que iba a decir así que entro a su casa.
-Ni lo se ni me importa- dijo para después azotarle la puerta en la cara- gracias por traerme- agradeció lo suficientemente alto para que él pudiera oírla y luego subió corriendo a su cuarto.