La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 26

Cuando Julian terminó de hablar, se escuchó un ruido que provenía de la caja de cristal, la gelatina se había tornado de color azul. El sonido se escuchó nuevamente, como si alguien hubiera dejado salir una bocanada de aire bajo el agua. Julian se precipitó a la caja y tomó a Alexandria en sus brazos.

-Gracias al cielo, – dijo él cubriéndola con una toalla grande y sentándola sobre sus piernas cuando él se sentó sobre la cama. – Trece años sin verte, y cuando lo hago estás herida.

Él le hablaba con ternura mezclada con desesperación. Ella no dijo nada, la gelatina se había hecho líquida y goteaba de su ropa y largo cabello negro. Tosió un par de veces y lo contempló con la misma ternura, colocó su mano gentilmente sobre la mejilla cicatrizada de Julian y luego acercó su rostro para besarlo largamente en los labios.

Kháli se removió incómoda. Lentamente, tratando de no hacer ruido se puso de pie y caminó hacia atrás en dirección de la puerta tropezándose con ella; la pareja no se percató del ruido. Sin saber por qué, sintió una gran tristeza al verlos antes de cerrar la puerta.

-¿Qué pasó? – preguntó Rita acercándose por el oscuro pasillo. Sus manos ya habían sido vendadas. - ¡Estás roja!

-Alexandria está bien, ya está consciente.

Rita se precipitó a la puerta y colocó su mano para abrirla.

-Yo no entraría ahí, – dijo Kháli.

Rita la miró sin comprender, luego entendió y retiró la mano de la puerta como si ésta estuviera ardiendo - ¡Oh!.

Ambas decidieron encaminarse hacia la cubierta superior. Reff estaba inclinado sobre la borda comiendo un plátano frito relleno de frijol, Alan tenía cinco sobre sus piernas cruzadas sentado en el suelo. Kháli recordó que no había comido nada en ese día así que casi se sintió en el paraíso cuando alguien le extendió comida.

-¿No deberíamos decirle a Alexandria y Julian lo que sucede?, – le preguntó a la Torre. - Fausto puede hacerles algo a los demás en cualquier momento, y ellos pueden estar ahí por horas, - dijo señalando en dirección al camarote.

-¿Son novios? - preguntó Alan, se encogió de hombros. - No se han visto en trece años. Démosle un par de minutos.

Reff se puso de pie mirando algo a la distancia. 

Lo mismo hacía Rita. -No tenemos un par de minutos. – Chocó sus puños y con emoción se hizo oír por toda la tripulación. - ¡Un barco enemigo!

Kháli corrió de vuelta al camarote de Julian teniendo el sentimiento de deja vu, dudaba que hubiera un submarino cerca para salvarlos esta vez.

-¡Julian! – exclamó Kháli golpeando la puerta frenéticamente.

Alexandria salió en ese momento, no tenía expresión en su rostro. Su cabello y ropa estaba seca. Julian salió detrás de ella.

-¡Un barco enemigo nos ataca! – profirió Kháli. Alexandria se mantuvo en silencio. Lágrimas vinieron a los ojos de Kháli. – Y Fausto tiene a los otros.

-Lo sé, – dijo Alexandria suavemente colocando su mano sobre el hombro de su aprendiz. – Los encontrarás. Se reunirán de nuevo.

-¿Yo? ¡No, tú…!

Alexandria se alejó de ella y fue hacia el borde. El barco ya se veía de forma perfecta. Era más grande que el anterior. El Alfil estudió el barco unos minutos como si pudiera ver a través de su gruesa madera. En ese momento el barco enemigo lanzó un cañonazo. La bola de acero cayó cerca del bote de Julian, pero no hizo más que tambalearlo. Alexandria ni siquiera se estremeció.

-Pésima puntería, deben ser NoseUp los que lo manejan, – continuó inspeccionando con la vista un poco más. – Buenas noticas, Kháli. Tu padre está dentro.

Kháli esperaba cualquier cosa excepto eso. Su corazón dio un salto. ¡Su padre! ¡Iba a ver a su padre! ¡Él estaba…en el barco enemigo!

-¡No vayan a atacar! – exclamó.

-No lo lastimaré, – el Alfil alzó sus manos en la dirección del barco. – Necesitaré tu ayuda, también la tuya, Reff.

Reff, sorprendido que ella supiera su nombre, se asomó hasta llegar al lado de Kháli quien estaba junto a Alexandria. Los tres frente al barco enemigo mientras Julian, Rita y un par de otros tripulantes permanecían detrás.

-¡Yo puedo…! - comenzó Rita.

El Alfil la interrumpió, - si tú atacas, podrías lastimar a Jerome. Destruiré el barco – añadió mirando a los Peones. – Mientras lo hago, ustedes protegerán a Jerome.

Los nervios la invadieron. -¡Pero no puedo verlo!

-Lo verás. Cuando lo hagas, concéntrate solamente en él diciendo: q’atexik. Recuerda, concéntrate solamente en él, su vida dependerá de ti. Reff, cuando identifiques quién es Jerome, haz lo mismo que ella.

Ambos temblaban, inhalaron profundamente intentando alistarse.

El barco ya estaba cerca. Pudieron ver los cañones moviéndose en dirección hacia ellos. 

-Puq ‘ik, – dijo Alexandria lentamente con los brazos aún extendidos.

Se escuchó un largo sonido estruendoso, sonaba como una mezcla de un rechino y algo quebrándose. De pronto, el barco enemigo ascendió un poco dejando de hacer contacto con el agua y quedó suspendido en el aire. El ruido incrementó, se escucharon miles de chiflidos. Los Guerreros y la tripulación no tuvieron más opción que cubrirse los oídos mientras el irritante sonido duraba. El ácido debajo, se llenó de brotes como si estuviera lloviendo, pero los tripulantes no podían sentir nada. El sonido se detuvo, al mismo tiempo que las erupciones en el ácido. Los Guerreros se descubrieron los oídos con precaución en caso de que el ruido comenzara de nuevo.  Después de un instante de silencio, se vio que el barco comenzó a temblar al mismo tiempo que se escuchaban gritos dentro de él, mientras que cada tabla de madera que formaba el bote se separaba; primero fue el mástil, luego la borda y por último la cubierta. Cada tabla quedó separada y después siguió el interior del barco con cada piso y pared. Poco a poco, quedó intacta la forma del barco, pero los trozos de madera flotaban de manera independiente, en los más grandes estaban los NoseUp tratando de sostenerse, contemplando con pánico lo que estaba sucediendo.



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Editado: 01.05.2024

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