Mi nombre es Chu Niyuananjo pero todos me conocen como Naomi soy la última suprema que queda antes había cuatro supremos, los cuatro dominaban un elemento, pero los fueron matando porque no querían que gobernaran mi mundo, al momento que yo nací, mi mamá me oculto, ya que era la yo era la única suprema que había nacido con el poder de dominar los cuatro elementos, sin embargo al crecer por las cosas que yo hacía se dieron cuenta que era la última suprema que quedaba, aparte también soy bruja como mi madre, eso para los de mi mundo me hace un ser indeseable ahí.
En estos momentos me encuentro en el planeta tierra, vine a vivir aquí con mi madre, porque yo puedo cambiar el destino de todo el universo, ahora en el planeta tierra vivo una vida normal, trato de controlar mis emociones, ya que si no lo hago las personas que están a mi alrededor pueden sufrir, curso en estos momentos mi cuarto año de segundaria y tengo un mejor amigo gay llamado Saúl.
Estaba durmiendo placenteramente hasta que un grito de la cocina me hizo despertarme muy asustada, cosa que causo que una llama de fuego saliera de mi cabeza quemando mi polo favorito.
— Naomi, ya baja es tarde, tienes que ir al colegio que no se te olvide — grito mamá desde la cocina.
vi la hora en el despertador que estaba a mí al costado de mi cama, en mi mesa de noche, no era tarde solo era las 6:50, todavía tenía tiempo.
— Ya voy — le conteste gritando como ella, hice que un poco de agua la cual estaba en un vaso cerca de mi fuera a mi polo que se estaba quemando y apagara el pequeño incendio que había ocasionado.
Me levante rápidamente de la cama y me metí a bañar, tengo la suerte de que mi mejor amigo tenga dinero venga a recogerme con su chofer, porque si no realmente llegaría muy tarde. Salí rápidamente de bañarme y me puse mi uniforme de física, nunca me he puesto mi uniforme formal, porque no lo soporto y mi colegio al ser particular no me dicen nada.
Baje a la sala en la cual mi mamá me esperaba con mi gran desayuno el cual era un vaso de jugo de naranja solamente, bueno a decir verdad mi mamá le sabe bien hasta un vaso con agua.
— ¿Ya tomaste tu jugo? – me pregunto mi mamá sentándose en la mesa, yo solo asentí dejando el vaso vacío en la mesa —recuerda que tienes que venir temprano para que controles tus poderes, no está bien que cuando te asustes o te enojes votes fuego, no vaya a ser que un día me incendies la casa y ahí si me verías enojada, muy enojada— me miro con cara amenazante, poniendo sus ojos de color violeta.
Así las brujas podemos cambiar el dolor de cabello o de ojos según la situación en la que nos encontremos.
— Si mamá ya se, a mí tampoco me gusta quemar mis cosas, lo que más tengo que controlar es el cambio de color de mi cabello, no vaya a ser que mis amigos me pongan en una situación incómoda y mi cabello cambie a cualquier color, asustando a mi salón — mis ojos se llenaron de lágrimas, quisiera ser una chica normal, con una vida normal, pero no, porque soy la suprema.
En esos momentos escuchamos el sonido de una bocina del auto de Saúl, le di un beso en la mejilla de mi madre y salí rápidamente de la casa encontrándome con mi mejor amigo gay recostado en su carro.
— ¿Tanto te demoras niña? — dijo medio molesto y sonriente.
— Buenos días Saúl, ¿cómo estás? — esquive por completo su pregunta mientras me acercaba para abrazarlo.
— Haciéndome viejo al esperarte, bueno ya súbete rápido, no quiero llegar tarde al colegio.
Hice lo que me ordeno no sin antes darle un beso en la mejilla y abrazarlo.
—¿Mi cielo estás enojado conmigo? — me acerque a Saúl el cual estaba con su cara súper seria, esta vez me asusto mucho su expresión.
—No Naomi, no estoy enojado contigo — falseo su voz para parecer tranquilo, pero en el fondo sabía que tenía algo, guardé silencio y con mis poderes de bruja me metí en sus pensamientos.
No puede ser, tengo miedo a que mi mamá se entere que soy gay, mi padre bueno él es casi imposible que se entere porque no está en mi casa, sin embargo, mi mamá si me asusta, un día la escuche diciendo que nunca en su vida quisiera tener un hijo homosexual, que preferiría estar muerta antes de verme a mi convertido en eso- escuche en los pensamientos de Saúl, no podía creer que tenía problemas en su casa y no me haya contado, pero no puedo obligar a que me cuente si es que no quiere, algún día que este más tranquilo me contara seguramente.
Al estar en los pensamientos de Saúl y los míos no me di cuenta de que hace un buen tiempo habíamos llegado al colegio y Saúl me estaba llamando.
— Naomi, Naomi, Naomi – me estaba llamando Saúl, moviéndome los brazos.
—¿Qué pasa? – pregunte volviendo es si conmigo misma.
— Ya llegamos a la escuela, estas muy rara ¿Qué te pasa?
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Editado: 20.07.2020