La sustituta

Capítulo 8

En el auto va una joven llena de miedo sobre su propio futuro.

—La están esperando— dijo Jasón mirándola por el retrovisor—. No se preocupe, todo le saldrá bien.

Ella sabe que el nombre desconoce todo lo que pasa, que sus palabras son solo para darle fuerza y ánimo, porque la ve débil y muy nerviosa.

Ella botó el aire por la boca para controlar su nerviosismo.

—Solo trata de llegar lo más rápido— dijo llena de angustia. Entre más rápido le haga frente al hombre que va a engañar, más rápido podría sacar tanto miedo de su corazón.

A Milagro le tiembla todo el cuerpo, sus piernas parecen gelatinas y siente que todo se va a derrumbar frente a ella. Su cabeza da vueltas y vueltas ante tantos acontecimientos. Su vida de repente ha dado un giro de 180 grados y aún faltan muchos más giros inesperados. Ella nunca había hecho algo malo en su vida y ahora iba a cometer el error de engañar a un pobre viejecito, haciéndole creer que ella es su nieta.

Ella sería la encargada de destrozar los sueños de un pobre viejito que solo desea conocer a su nieta desaparecida. Ella reconoce que las mentiras son como una cadena de maldición. Hay que decir una y luego otra y otra para poder ocultar la primera mentira y todo se destruye en su paso.

— ¡Esto es terrible! — murmuró la joven casi petrificada por el miedo cuando se vio frente a la puerta que la separa de la persona que ella y Matías van a engañar.

Respiró de manera profunda y su corazón quería salirse de su pecho. Aún podía sentir cómo sus oídos retumban con el sonido de cada latido. Cerró los ojos con fuerza y abrió la puerta. Sus ojos se encontraron con aquella persona sentada en una silla de ruedas. Y ella está que se desmaya de emoción o miedo.

Sin embargo, el amor a primera vista no solamente se da entre un hombre y una mujer. En este caso se da entre una joven y un anciano, porque cuando sus ojos vieron a aquel viejecito, la joven sintió que su corazón se llenaba de gozo. De una alegría inmensa que ella no podía describir y al mismo tiempo se llenaba de dolor y amargura.

Y el mismo efecto pasó en el viejo que al ver a la joven, tan bella y tan parecida a Luz, la esposa de su hijo Leonardo, quedó realmente sorprendido.

— ¡Eres idéntica a tu madre! — dijo el hombre con la voz temblorosa y quebrada de la emoción—. Por fin tengo a mi nieta a mi lado.

Ella quedó paralizada ante aquel hombre y sus ojos fijos.

Matías miró a la mujer y con los ojos le hizo señas para que se acercara al hombre que tenía las manos extendidas hacia ella, pero Milagro no se acercaba porque las piernas no les daban para moverse de su lugar.

Es tanta la emoción de ver a aquel señor que ella no se atreve a dar un paso.

Así que Matías se acercó hacia la joven y la empujó con suavidad.

—Ve y saluda a tu abuelo, Alejandro — dijo a Matías con cierta brusquedad. Al parecer, la joven se estaba echando para atrás el negocio y no se lo iba a permitir. Ella iba a sustituir a la verdadera nieta de Alejandro. Le gustará o no. Él tenía aquella grabación donde la podía presionar.

La joven tropezó al empujón que le dio el joven molesto.

— ¡Abuelo! — dijo la joven emocionada con el encuentro. Lentamente, se acercó al hombre y la tomó para colmarlas de besos—. No sabes cuánto me alegro haberte podido conocer.

La voz de Milagro se escuchaba tan llena de emoción, tan cargada de sentimientos, que Matías torció la mirada. Sus ojos observan con atención tal hipocresía que la brota aquella mujer.

Por lo que ve, él no se equivocó al escogerla a ella para esa sustitución.

— «Ella es toda una artista, una actriz que puede desempeñar ese buen papel. Menos mal» — pensó el hombre sin quitar la mirada de la joven.

La joven caminó ante el anciano que estaba en la silla de ruedas mientras y limpiaba las lágrimas. Ella lo mira con ternura y toma la decisión de no sacar provecho de aquella situación. A partir de ese mismo momento ella va a trabajar para no tomar el dinero que Matías le ofreció, y en cualquier oportunidad se irá lejos de ellos dos.

—No llores más abuelito – le dijo ella al hombre, muestra que sigue limpiando sus lágrimas—. Desde hoy en adelante yo cuidaré de ti.

Su voz era tan amorosa que hizo que Matías la mirara con enojo.

— «¡Vaya, hasta la voz le sale bien amorosa!» — pensó furioso y con cierto cinismo Matías —. «Solo espero que no me pida más dinero del que le pienso dar».

El viejo solo contempla a la joven que está sentada a su lado y admira el gran parecido a su nuera Luz, además su corazón le grita que esa joven que sostiene sus manos es su verdadera nieta, su sangre.

— ¡Ven, hijo mío! — dice Alejandro a su ahijado—. Quiero agradecerte lo feliz que me has hecho hoy.

Matías se acercó a su padrino y recibió el caluroso y amoroso abrazo.

—Solo lo hago por ti— le dijo el joven a su padrino.

Milagro miró al hombre mayor y lo emocionado que abraza al joven y ahora comprende el amor que Matías siente por Alejandro. Guarda silencio y se promete a sí misma ayudar a ese joven en hacer feliz al anciano.

Sin embargo, no todo puede salir bien para aquellos jóvenes que solo quieren hacer al hombre que parece que va a morir muy pronto. Que él cumpla su última voluntad.

—Matías, Matías, Matías – decía el viejo Alejandro emocionado y, tomando la mano de su ahijado, la posó sobre la mano de su amada nieta—. Ustedes dos son mi mayor alegría, y estaré aún más feliz el día, que será muy pronto el verlos casados.

— ¡¿Qué?! — gritaron los dos jóvenes al mismo tiempo.




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