La teoría de 3+1

18. DONNAN

17 de octubre

 

DONNAN

Cambio de carril y tomo la autopista justo cuando otra canción comienza a sonar en el reproductor. Seth tararea la letra haciendo gestos rítmicos con la mano mientras que yo solo puedo apretar la mandíbula y agarrar con mayor firmeza el volante. Ángel va enfrascado en su móvil en los asientos traseros.

La noche apenas comienza, pero yo no estoy de buen humor.

Seth sube el volumen cuando una canción del genero urbano retumba dentro del reducido espacio de mi auto deportivo. Sacude la cabeza y gesticula haciendo mucho más énfasis en el movimiento. Desvió mis ojos del camino por un segundo para darle una mirada cargada de irritación. 

—Vamos ¿Qué te pasa? —pregunta, bajando la música—: Has estado de mal humor todo el día, no creas que no nos dimos cuenta.

—Lo hicimos, pero preferí mantenerme al margen —comenta Ángel.

Regreso la vista al camino limitándome a responder:

—Nada.

Seth silba.

—¿Sabes qué necesitas? Un buen polvo para liberar toda esa tensión que tienes acumulada —puntualiza y se gira hacia Ángel—: Tú también.

—Tengo novia ¿Recuerdas? No todos andamos por la vida metiéndonos con todo lo que se mueve —responde tan sincero como siempre. Debo reprimir el impulso de soltar una carcajada.

—Golpe bajo —Llevo mi puño a mis labios usándolo como si se tratase de un micrófono.

—Por cosas como esas es que no hablo contigo —Regresa a su postura en el asiento y clava los ojos en mi perfil—: ¿Tú sí estás de mi lado?

Resoplo.

—No lo sé, no estoy de humor para nada.

Y no exagero, si no fuera porque tengo un asunto que resolver esta noche mi plan habría sido quedarme en mi departamento haciendo cualquier otra cosa que venir a un club. En otra ocasión, en otra época, habría mandado al demonio todo lo demás por una fiesta o algo parecido.

Pero ya no soy esa persona, ese Donnan se esfumó hace mucho tiempo.

—Por Dios ¿Quién eres y qué hiciste con Donnan Preston? —Se inclina hacia atrás, llevándose una mano al pecho—: ¿Dónde quedó ese chico que andaba con alguien diferente cada noche?

—Espero nunca volver a verlo —respondo.

—Pues no lo creo.

—Vamos, Seth, sabes que el corazón de Donnan ha sido atrapado —La rasposa voz de Ángel aparece una vez más. 

Muevo la cabeza.

—No es así.

—¿Y qué me dices de Avril…? —Ángel pronuncia su nombre de una manera que no me gusta para nada.

—Y de esa chica con la que tus padres quieren que salgas… ¿Cuál es su nombre? —pregunta Seth.

—Victorya —pronuncio.

—…Y esa que llevaste el otro día al departamento, la morena candente, Donna ¿No? —Seth chasquea los dedos.

Si vamos a poner las cartas sobre la mesa, debo ser sincero conmigo mismo. No he tenido una relación estable desde hace años, mi última novia formal y yo estuvimos juntos hasta poco después de la muerte de Alondra porque la inestabilidad en la que quedé sumergido, ese mundo, destruye cualquier tipo de relación. Y no me había sentido atraído hacia nadie, hasta que conocí a cierta chica parlanchina.

¿Lo más grave del caso? Me engañaría a mí mismo si digo que no me sentí atraído por la rubiecita. Tendría que ser ciego para eso.

Y Donna…

Suspiro.

—Escuchen, no sé a qué punto quieren llegar con esto. Pero no estoy de humor ahora mismo para discutir los estragos de mi vida amorosa —indico, exasperado.

—¿Y Addison?

—Bien, ya está. Suficiente —Presiono mis labios entre sí y acelero. Alargo la mano para esta vez ser yo quien le dé volumen a la música. Humedezco mis labios con la punta de mi lengua antes de hablar—: Lo de Addison fue algo pasajero, no he vuelto a verla desde hace semanas. Y para aclararlo, ellas son mis amigas —Guardo silencio porque no sé qué decir con respecto a eso—: No lo sé, es complicado.

—Victorya es preciosa y está como para comérsela entera —comenta Seth. Es cierto, soy hombre y no puedo negarlo, Victorya está buenísima.

—Deberías buscarte una novia —Le indica Ángel.

—Nop —responde marcando la P—: No es para mí toda esa cursilada.

—Ya te veré cuando te enamores —Vuelve a recargarse contra el respaldo del asiento y clava la mirada en su teléfono móvil.

Detengo el auto frente a la casa de Tyana, la novia de Ángel. Aguardamos un minuto hasta que ésta sale por la puerta acompañada por otra chica cuyo rostro no reconozco hasta que no está a punto de subirse al auto.

Maldita sea.

—Hola, Ty —saluda Seth—: Hola, Addison… —pronuncia su nombre volteando a verme y yo solo fijo mi vista en la carretera.

—Hola, Seth —saluda de vuelta y por su tono de voz sé que intenta atraer mi atención—: Hola Donnan.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.