La teoría de 3+1

33. DONNA

21 de octubre

 

Donna

—Seth, de verdad, tienes que irte.

—¿Por qué? Aquí estoy muy a gusto —Lleva ambas manos detrás de su cabeza, recostándose sobre el sofá.

—Por favor… —suplico.

—No quiero.

Resoplo, es peor que lidiar con Donnan ebrio.

—Seth, mis amigas están a punto de llegar y… —Muevo la cabeza—. Por favor, ya estoy bien, te lo prometo.

—¿Son muy unidas? —pregunta, desconcertándome.

—Son como mis hermanas.

Se cruza de brazos.

—Entonces, deben de contarse todo.

—Sí, por supuesto —Lo miro ceñuda—. ¿A qué viene esto?

—Mira, no quiero ser entrometido, pero la verdad es que lo soy y deberías hablar con ellas.

—¿Sobre?

—No voy a decirte.

Suelto un bufido.

—Bien, ahora ¿Quieres irte?

—¿Vas a salir conmigo?

—¡Que pesado eres! ¡No!

—Vamos —Se pone de pie.

—No.

—Preciosa…

—Es Donna.

—Preciosa Donna, sé muy bien que te gusta mi primo, pero puedo hacerte cambiar de opinión.

—No lo harás.

—Nunca digas nunca.

—No he dicho Nunca… —Ahora soy yo la que se cruza de brazos.

—¿Entonces…?

Paso una mano por mi cabello, en un gesto cargado de frustración. No me gusta Seth, ni siquiera me agrada. Ha estado insistiendo en esto prácticamente desde que lo conocí:

Donna salgamos.

Puedo hacerte olvidar a mi primo.

Preciosa, no voy a rendirme hasta que digas que sí.

Es un pesado y no soporto a los pesados. En realidad, no soporto el 95% de la población mundial. Bajo la mirada al tiempo que formo una mueca viendo sus botas sobre la alfombra; ahora tendré que limpiar de nuevo. ¿Por qué no lo pensé antes de darle pase libre para entrar? Tonta Donna.

—Está bien, está bien —pronuncio exasperada, casi echándolo de la sala—. Pero yo elijo el lugar y nada que sea más de dos horas.

—Pero mira, me saliste con carácter.

—¿Apenas te vas dando cuenta? Largo de aquí.

—Te llamaré mañana.

—No tienes mi número y mañana voy a salir del estado.

—Ahora sí —Sube y baja ambas cejas de forma juguetona, lo que me hace sentir aún más irritada—. ¿A dónde vas?

—No te importa. No te diré.

—Preciosa…

—¡Dios! A Nueva York ¿Contento? Ahora vete antes de que me arrepienta.

—No lo harás preciosa —Me guiña un ojo

Cierro la puerta en sus narices; sin querer, riéndome por lo bajo. Recargo mi cuerpo contra la madera e inhalo en profundidad para luego disponerme a buscar algunas cosas para limpiar.

 

 

Camino hacia mi habitación pisando fuerte, como si quisiera dejar mi huella sobre el suelo y así repetir el mismo trayecto cada día para no ensuciar ningún otro lugar. A la par, reprimo el impulso de buscar a Seth y decirle sus cuatro cosas porque a pesar de que acepté salir con él, ni crea que va a ser algo romántico.

¿Qué se cree? ¿Qué voy a ser parte de su jueguito de mujeres? Ni es mis peores pesadillas. Además, me hizo comprender algo.

Me hizo darme cuenta del enorme sentimiento que está creciendo dentro de mi hacia Donnan.

¿Lo considero un amigo? Si, en definitiva, sí.

¿Lo quiero como algo más? Por supuesto.

A su lado siento que puedo ser yo misma. Una Donna que no tiene que esconderse para que los demás no la juzguen por esa infinidad de manías que tiene su personalidad. A Donnan no parece importarle eso; por el contrario, sabe manejarlo muy bien. Sé que en parte de debe a que su hermana padecía de lo mismo.

Pero también sé, que lo que siento cuanto estoy junto a él, es real.

Escucho un portazo de la puerta principal, me volteo y me quedo mirando atónita la puerta semi abierta de mi habitación. No estoy acostumbrada a que las chicas se enojen, ninguna ha lanzado la puerta de esa forma excepto esos días en los que se levantan con pie izquierdo. Con exactitud, me refiero a Victorya.

Llego a la sala abrazándome a misma, observo a esa chica enojada que habla consigo misma en medio de los sofás.

—¿Llegamos bravas? —pregunto mientras me cruzo de brazos y me recargo contra el umbral de la puerta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.