La teoría de 3+1

46. DONNAN: PARTE II

5 de noviembre

7:18 pm

DONNAN: PARTE II

 

Miro a Ángel con incrédulo y frunzo el ceño.

—¿Qué?

—Oh, sí, tiene razón —Seth chasquea los dedos haciéndome enfocar la mirada en él. Se encoje de hombros—: El otro día fui al departamento de Donna y vi una fotografía de ellas, luego ella misma me confirmó que eran mejores amigas.

—¿Avril, Donna y Victorya? —pronuncio, aun atónito.

—Sí —responde Ángel. Me volteo hacia él.

—¿Y tú cómo lo supiste?

—¿Qué acaso no era obvio?

—No —respondo y apoyo los codos sobre mis rodillas—. En cualquier caso ¿Qué tiene de malo?  

—¿Pero es que tú eres ciego? A esas tres chicas les gustas, Donnan.

Separo los labios para decir algo, pero vuelvo a juntarlos.

No voy a mentirme a mí mismo, en un principio, me sentí atraído por Victorya, es absurdo negarlo. Es bellísima y talentosa. La dulzura de Donna también logró cautivarme, aunque no quería admitirlo, ese beso imprevisto que me dio el otro día me dejó noqueado; ella, a pesar de que no parece saberlo, es preciosa y dulce cuando su mente no se apropia de su esencia. Y Avril… Avril logra alejar a todos esos demonios de mí, cosa que nadie hasta ahora había logrado.

No puede ser que las tres… ¿Cómo no me di cuenta?

Por eso aquel día en la cena Avril y Victorya estaban tan tensas.

Joder.

—Pues vas a tener que aclarárselos —Señala con la barbilla un punto detrás de mi espalda. Miro sobre mi hombro, justo hacia el lugar que sus ojos me indican y me encuentro con una Donna sonriente.

Eleva su cabeza entre la gente y, cuando me ve, sonríe. Seth también mira en la misma dirección y sus ojos se abren pegando sus parpados a la frente. Hace ademán de levantarse, pero presiono mi mano sobre su pecho, deteniéndolo.

—Deja de molestarla Seth, ella no es como las demás. Yo iré.

Dicho esto, me pongo de pie.

 

 

DONNA

Me balanceo de un pie al otro, mientras observo como Donnan Preston se acerca a mí luciendo tan deslumbrante como siempre. Introduce las manos en los bolsillos de su pantalón, su mirada viaja hasta la caja entre mis dedos y sonríe de lado. Se aclara la garganta antes de hablar.

—No era necesario.

—Claro que sí, no todos los días se cumplen veintidós años —Le tiendo la caja con cuidado. Sus dedos rozan los míos y por primera vez, no los aparto. La observa con curiosidad antes de enarcar una ceja. Se voltea para dejarla a un lado y al voltearse hacia mi extiende los brazos; de inmediato, comprendo lo que quiere, pero me quedo paralizada.

—Vamos Donna, tú lo dijiste es mi cumpleaños y quiero un abrazo de mi amiga —Tamborilea sus dedos en el aire. Tomo una respiración profunda y doy un paso al frente enroscando mis brazos alrededor de su cintura.

Su exquisito perfume llega hasta mi olfato, haciéndome querer refugiar la cabeza en su pecho y quedarme ahí para siempre; no obstante, el encanto se desvanece cuando la palabra amiga comienza a punzar dentro de mi cabeza.

No quiero ser tu amiga, Donnan.

Quiero ser esa persona que esté ahí para él cuando lo necesite. Quiero que los secretos desaparezcan entre nosotros. Quiero que salgamos a la calle tomados de la mano sin que me importe nada más. Por primera vez en mi vida, quiero ser la única, la primera, la que lo lleva al espacio exterior y lo trae de vuelta a la tierra.

Quiero a Donnan como nunca he querido a ningún otro chico; su personalidad, su aroma, su voz, esa sonrisa en la que parece reflejarse la luz de la Luna, todo. Todo es tan adictivo que me siento casi drogada cuando estoy cerca de él.

Cuando nos separamos, Donnan hace ademan de abrir el regalo, pero lo detengo colocando una mano sobre la suya.

—No, aun no. Ábrelo cuando estés solo —Sonrió sin separar los labios. Quiero ver su expresión, pero no quiero que vea la nota que le escribí, al menos no conmigo frente a él. Hay cosas que aún no puedo cambiar, pero por él, haría lo que sea.

Lo que sea.

Donnan me dedica una mirada intensa, asintiendo.

—¿Quieres beber algo?

—Seguro —Muerdo el interior de mi mejilla. Avanza hacia la barra improvisada del otro lado de la piscina y yo lo sigo de cerca con la mirada perdida entre el gentío.

Hay demasiada gente aquí.

Saco mi bote de gel y aplico cuatro gotas en mis manos, frotándolas entre sí. Acomodo mi cabello detrás de mis hombros una vez que termino y camino dos pasos detrás de Donnan. Al llegar a la barra, Seth aparece desde algún lugar, pasa su brazo alrededor de mis hombros y yo me congelo. Donnan lo observa con gesto fastidioso.




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