La teoría de 3+1

47. VICTORYA

5 de noviembre

 

VICTORYA

Barbilla elevada y espalda erguida, listo. Lápiz labial rosa y delineado felino, listo. Vestido amarillo mostaza con la espalda descubierta y escote pronunciado junto con unas sandalias de corcho beige, listo. Elegí cuidadosamente cada detalle de mi estética para hoy, con colores de la época y nada demasiado recargado para hacer relucir a la diva dentro de mí.

Aliso mi vestido mientras camino a través de la entrada de la casa. La música se alza por encima de cualquier otro ruido en la habitación donde muchos se pavonean en traje de baño, en especial chicas. Atravieso un corredor lleno de gente donde varias de ellas intentan coquetear con un grupo de chicos; sin embargo, me percato de sus miradas enfocadas en mí y sus silbidos descarados, ignorándolas a ella. Me limito a sonreír y a agitar mi cabello con mi trote en un gesto natural de mi parte.

No les prestó atención; primero, porque no soy una chica cualquiera como para que me anden silbando por doquier y, segundo, porque estoy centrada en hacer todo lo posible para que Donnan caiga a mis brazos esta noche. Es el chico que mis sueños, lo tengo más que claro.

Por otro lado, no puedo evitar sentirme un poco afligida por todo el asunto con Avril. No hemos hablado desde nuestra discusión, apenas hemos intercambiado algunas miradas indescifrables que lo único que han hecho es apipar la tensión entre nosotras. 

¿Debería sentirme mal por eso?

Debería, pero no soy así.

No suelo llorar por cualquier cosa, para mí es muy difícil derramar una lágrima. Mi madre me enseñó que no podemos pasarnos la vida lamentándonos de los acontecimientos, que debemos mirar hacia adelante, hacia el futuro, pero a la vez mantenerse en el momento presente.

Y ahora mismo, lo único que quiero es a él.

—Mira nada más que bombón acabo de encontrar —susurro de forma sensual cuando llego a él. Se encuentra recargado contra uno de los pilares que sostienen la terraza de la casa, con la piscina junto a nosotros. Donnan alza los ojos, no sin antes darle un rápido vistazo a mi atuendo.

Bingo.

—Victorya —Me saluda con un asentimiento de la cabeza. Yo niego y me acerco a él, envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros y cuello, dándole un abrazo de cumpleaños que incitar ser algo más.

—Feliz cumpleaños, guapo —pronuncio en voz baja. Donnan envuelve sus brazos alrededor de mi cintura solo un momento, pero el contacto es lo suficientemente fuerte para que mi corazón se acelere.

—Gracias.

—¿Qué se siente tener veintidós? —pregunto al separarnos.

—Igual que tener veintiuno.

—Dime eso en veinte años cuando tengas barba y una enorme panza cervecera —Enarco una ceja.

—Dios no lo permita —Ambos sonreímos.

Mi vista recorre parte de lugar, el viento azota mi cabello y la piel desnuda de mi espalda. No está, Avril no está aquí. No me detuve a averigüar si vendría o no, estoy enfocada en mi objetivo y es todo lo que me importa ahora mismo.

Centro mis ojos en Donnan una vez más sin alcanzar a evitar morder mi labio inferior. Donnan observa por encima del gentío, como si buscara a alguien. Un sabor amargo me llena la garganta por lo que trago fuerte.

Atraigo su atención carraspeando y sonrió.

—Te veo mucho más guapo que otras veces, creo que el cumpleaños te asentó bien.

—¿Eso quiere decir que otras veces me veo feo?

—Por favor, pada nada. Dije más… —Le dedico una mirada cargada de lujuria.

Conversamos durante al menos diez minutos, hasta que veo a la gente bailando un poco más allá de la piscina.

—¿Quieres bailar? —Soy yo la que pregunta.

Donnan hace una mueca.

—Vamos, por favor, solo una canción —No le proporciono tiempo a replicar. Lo agarro del antebrazo arrastrándolo conmigo a la pista.

Entrecierra los ojos cuando comienzo a bailar frente a él. Muevo mis caderas al ritmo de la música, dando vueltas y alzando mi cabello para darle un primer plano del diseño de mi vestido. No se mueve, no hace nada más que mirarme con expresión neutra.

No, a Victorya no le gusta eso.

Avanzo un paso hacia él enredando mis manos alrededor de su cuello y bajándolas por sus anchos hombros sin dejar de moverme. Deslizo los dedos por su piel con sensualidad, presiono las manos sobre y abdomen para luego subirlas hasta su pecho. Me inclino hacia él, con el calor bajando por mi vientre y deposito un beso sobre el lateral de su mandíbula antes de recorrer un poco más con mis labios y morder el lóbulo de su oreja. Donnan apoya las manos en mis brazos, empujándome ligeramente hacia atrás.

—Victorya…

Sin darle tiempo a decir algo más e ignorando por completo el tono de advertencia de su voz. Me lanzo a sus labios, devorándolos como desde hace semanas quiero hacerlo. No tarda en responderme, dándole paso a una lucha que se desata con nuestras lenguas, delineo el borde de sus labios provocando que el fuego crepitante arda por mi piel, un momento después, nos separamos para tomar aire.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.