49. AVRIL: PARTE II

5 de noviembre

AVRIL: PARTE II

Bajamos por las escaleras de la terraza baja hacia la playa, donde la gente continúa disfrutando de la fiesta. La suave luz dorada del atardecer se refleja sobre la cálida arena fina sobre la cual caminamos; mis zapatos se hunden un poco más a cada paso dado. La escena quedaría perfecta para una película de Hollywood sobre romance, el problema es que la historia trataría sobre un triángulo amoroso de cabeza que no hace más nada que caer en picada.

Donnan se detiene junto a unas enormes rocas, las cuales forman parte de la fachada trasera de la casa. Me posiciono frente a él con la intención de tomar una profunda inhalación y contarle el enredo que ha desatado sobre tres chicas; sin embargo, Donnan abraza mi cuello con su mano empujándome hacia él. Lo siguiente que siento son sus labios sobre los míos.

El beso es lento, de esos embriagadores que te desestabilizan el equilibrio y la fuerza de tus piernas. Enredo mis manos alrededor de su cuello, disfrutando del toque y del bombardeo explosivo que me recorre el vientre.

El suave toque va disipándose conforme nuestros pulmones reclaman por un poco de aire, pero no me separo de él, no por completo.

—¿Sabes qué? —susurra, con nuestras frentes unidas.

—¿Qué?

—Eres la única que le trae paz a mi alma.

Escucharlo hablar de esta manera me hace querer enviarlo todo al carajo y solo permanecer a su lado.

—Donnan… No… —Me interrumpe moviendo la cabeza en un gesto de negación.

—Estuve perdido durante tanto tiempo, Avril. Estuve internado en un centro de rehabilitación luego de la muerte de mi hermana por una sobredosis. Mi pulso llegó casi a cero y estuve muy cerca de no lograrlo —Mi respiración deja de ser regular cuando escucho sus palabras—: No recuerdo mucho de los meses que le siguieron a eso, pero fue un desastre.

«Bebía cada día, pasaba horas sentado a metros de a la tumba de mi hermana, sin poder acercare porque la culpa estaba consumiéndome. De no haber sido por mí, ella seguiría viva. Hice cosas de las no estoy para nada orgulloso. Lastimé a mucha gente alrededor de mí y continúe haciéndome daño hasta esa noche porque me importaba un carajo lo que pasara conmigo.»

—¿Recuerdas a Gregory? —El nombre provoca que un escalofrío me recorra el cuerpo.

Asiento.

—Gregory era el que me vendía las drogas, por eso me desquicié tanto cuando te drogó la otra noche. Intentó que formara parte de su pandilla y, al negarme, comenzó a amenazarme. Luego de mi sobredosis, conseguí una orden de alejamiento y no lo había vuelto a ver hasta ese día en el muelle.

De pronto, siento los labios secos.

—Yo… Es… —Donnan vuelve a negar.

—A lo que quiero llegar, es a decirte que ya no soy esa persona. He ido a terapia por mucho tiempo y aunque la muerte de mi hermana siempre será algo doloroso para mí, entendí que no puedo dejar que mi vida se convierta en el espejismo de un fantasma.

—No fue tu culpa Donnan, fue un accidente. Nadie sabía lo que iba a pasar —Humedezco mis labios con la punta de mi lengua.

—Durante mucho tiempo, sentía que no merecía seguir disfrutando de la vida. Hasta hace poco lo creía, justo cuando vi a esa chiquilla parlanchina intentando no llorar frente a un chico guapo.

No alcanzo a evitar la carcajada que se me escapa.

—Por supuesto, la modestia, ante todo —bromeo.

—Me hiciste querer descubrir un nuevo mundo y tenerte a mi lado cada momento que se pueda. Por eso, quería…

Abro mucho los ojos, porque entiendo por dónde viene.

—¡Espera! —Coloco un dedo entre nosotros—: Antes que nada, necesito que sepas algo.

Donnan me observa ceñudo.

—¿Es malo?

—Bueno, es… —Suelto el aire.

—Pero vaya ¡Miren a quien tenemos aquí! A la dulce parejita. Avril ¿No tienes algo que decirnos?

Giro ciento ochenta grados, con el sudor corriendo por mi nuca y perdiéndose entre el dobladillo de mi blusa. De pronto, el ambiente pesado sopla con fuerza entre nosotros. Victorya me observa con gesto enojado mientras que, por otro lado, Donna intercambia la mirada entre Donnan y yo, con expresión desencajada.

GRACIIAS POR LEEER<3