La teoría de 3+1

55. AVRIL

9 de noviembre

11:24 am

AVRIL

La profesora parlotea sobre algo que no logro entender. Tecleo un par palabras sin contexto sobre el documento que tengo abierto en mi laptop antes de desbloquear de nuevo mi teléfono. Reviso mi historial de llamadas y los mensajes por al menos la quinta vez en la ultima hora. Mis labios se fruncen y la sensación palpitante en mis sienes me obliga a cerrar los ojos con fuerza.

No puedo concentrarme en nada, más que en revisar una y otra vez el móvil esperando alguna señal de vida de Donna, a pesar de que sé que no me llamaría.

La clase termina con un comentario sobre algún examen por parte de la profesora y, con rapidez, recojo mis cosas y salgo pitando del salón, con intención de llegar a la biblioteca a tiempo y de paso, averigüar que demonios está pasando.

Bajo los escalones que me separan del estacionamiento con prisa; sin embargo, me detengo de forma abrupta al ver el auto de Donnan Preston estacionado a un par de metros de mí.

Me quedo atónita en mi lugar, él juega con su móvil con la mirada clavada en suelo, lleva puesta la gorra azul. Dejo salir el aire mientras me acerco a él con paso vacilante.

¿Alguna vez Donnan Preston deja de ser intimidante?

No, creo que eso no es posible.

Presiono mis labios entre sí conforme me detengo dentro de una burbuja de silencio incómodo del que solo quieres salir corriendo, pero como yo no puedo quedarme callada…

—Entonces, Donnan Preston ¿Qué tienes para decir? —Cruzo mis brazos a la altura de mi pecho en un intento por disimular la cantidad de sentimientos encontrados ahora mismo; enojo, inquietud, síndrome del corazón roto, tensión y otros que no valen la pena mencionar, pero que están ahí—: Aunque yo soy la que debería disculparse por lo del otro día, estoy enojada ¿Sabes?

—No hace falta mucho para notarlo, la vena a punto de estallar en tu frente te delata y estás en todo tu derecho de estarlo.

Creí que me tranquilizaría luego de escucharlo hablar, pero sus palabras solo hacen apipar más mi disgusto.

—¿Te haces el comediante ahora?

—Siempre lo he sido —pronuncia con burla.

Resoplo y me balanceo sobre mi pie izquierdo para dar media vuelta y marcharme; sin embargo, la presión de su mano sobre mi brazo me hace contener la respiración. No lo miro, ni siquiera cuando lo escucho hablar.

—Sé que las cosas se jodieron ¿Si? No soy idiota, no sé qué demonios pasó, no voy a justificarme con palabras absurdas que no van a remediar nada. Solo quiero decirte que lo siento, lamento mucho si las lastimé o si llegaste a pensar en algún momento que estaba jugando con ustedes. No lo hice, Avril, nunca quise lastimarte.

Saco el móvil de mi bolsillo y te enseño la fotografía.

—¿Por qué? —pregunto, casi susurrando.

—Porque soy un imbécil que no puede evitar lastimar a las personas que le importan.

Trago con fuerza y asiento con los labios presionados.

—Parece que no éramos solo dos ¿Cierto?

Intenta decir algo más, pero no le doy tiempo. Esta vez, me doy la vuelta y me marcho de ahí.

 

1:45 pm

—¿Puedes solo responderme? Tenemos que hablar, este no puede ser el final —Es, al menos, el cuarto mensaje de voz que le dejo a mi amiga, pero, o bien, continua lo suficientemente disgustada conmigo como para siquiera responderme o, en realidad no la está pasando tan mal como yo creí.

Me voy más por la primera opción.

Al cabo de diez minutos, termino enviándoles mensajes a diestra y siniestra con un ligero picor de ansiedad en mi pecho.

¿Al menos puedes decirme si estás bien?

1:55 m

¿Dónde estás?

1:56 pm

Si sigues enojada conmigo, lo entiendo, pero por favor, dime que estás bien.

1:56 pm

Un bombardeo de mensajes por mi parte después, lanzo el móvil dentro de mi bolso para poder atender a la persona que lleva varios minutos esperando en el mostrador de la biblioteca para ser atendido.

Le proporciono la información que me pide y apilo la fila de libros que debo llevar de regreso a su sitio.

No ha ido al departamento, lo sé porque entre a su habitación esta mañana y no habían señales de que había estado ahí. No hay nada en sus redes, nada el chat ¿Qué pasa con ella? ¿Dónde está?

El típico escalofrío que la Avril vidente suele tener cuando sabe que algo va a pasar, me recorre la espina. Y comprendo, que algo no anda del todo bien.




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