La teoría de 3+1

56. VICTORYA

9 de noviembre

3:09 pm

VICTORYA

Mis tacones rojos traquetean sobre el piso de cerámica marfil en el piso más alto del edificio. Presiono mi dedo sobre el timbre del departamento, mi uña pintada de rosa pastel brilla al contraste con la luz dorada que desprende el aparador de la pared.

Doy un rápido vistazo a la pantalla de mi móvil para ver la notificación del último mensaje sin abrir por parte de Alice Preston. Lo guardo justo en el momento en el que la puerta se abre.

Seth aparece pavoneándose solo con una bermuda puesta y, en cuanto sus ojos se posan en mí, suspira. Se recarga contra el umbral y enarca una ceja.

—Victorya Moon ¿Qué hicimos para que nos deleites con tu visita?

Sonrió.

—Eres tan mono que a veces quisiera cambiar mis gustos amorosos —Seth también es guapísimo, pero no es Donnan—: Vine a ver a Donnan.

—Es obvio —Mira por el lateral de la puerta formando una mueca—: Debe de estar en su habitación, adelante.

Tan solo me hace falta dar un paso adentro para que el aroma masculino que desprende el lugar llegue hasta mis fosas nasales. Observo con cautela alrededor sin buscar nada en específico cuando la voz de Seth me hace volver a verlo.

—Oye, no quiero sonar entrometido, pero…

—Ser entrometido es una característica especial de tu personalidad —Me acerco para darle unas palmaditas en el pecho—: Pero está bien, a muchas chicas les gusta.

—No a todas aparentemente, tu amiga me odia.

La mención me hace fruncir el ceño.

—¿Avril? —pregunto cómo quien no quiere la cosa.

—Donna —corrige.

—Mmm… —es todo lo que puedo murmurar. Se me olvidaba que Donna estuvo aquí, e incluso se quedó a dormir con Donnan.

Me aclaro la garganta.

—¿Se conocen bien?

Seth resopla.

—Me Odia.

Típico de Donna.

—Vale, lo capto.

Estoy a punto de decir algo más, cuando la silueta tonificada de Donnan emerge desde algún punto de la estancia. Lleva su celular entre su oreja y su mano, pronuncia un par de palabras con quien sea que esté hablando antes de colgar y mirarme.

—Victorya.

—Donnan.

—¿Qué haces aquí?

—Quiero hablar contigo ¿No es obvio? —Doy un paso al frente—: Donnan, creo que está claro, pero me gustas, me gustas desde el primer instante que te vi. Y, desde entonces, me prometí a mí misma que no descansaría hasta tenerte conmigo.

—Vic…

Alzo una mano.

—No puedo ocultar mis sentimientos, nunca lo he hecho y no pienso hacerlo ahora; sin embargo —Tomo una respiración profunda antes de continuar—: sin embargo, no quiero lastimar a mis amigas.

—Yo jamás quise que algo como esto pasara.

—Lo sé, lo entiendo. Fue cumpla nuestra por haber sido tan ciegas.

—Vaya que lo fueron… —comenta Seth un par de metros lejos de nosotros. Donnan lo mira atravesadamente.

—No te metas.

—Lo siento, debo hacerlo. Porque deben saber esto, Avril acaba de llamarme preguntando si sabes algo de Donna, porque no aparece desde anteayer por la noche. 

SETH

La última vez que estuve en una estación de policía tenía diecisiete años y estaba a punto de declarar por la desaparición de Donnan, poco antes de que lo encontraran casi sin vida.

No creí que volvería a estar en la misma situación, mucho menos con una chica que comenzaba a ser parte de mi vida.

Muevo de arriba a abajo mi pierna en un gesto intranquilo y me paso una mano por la frente.

Por favor, que no le haya pasado nada…

Uno de los guardias hace un gesto hacia mí, indicándome que es mi turno para la entrevista. Restriego las palmas de mis manos contra el material de mi pantalón y me pongo de pie.

Resiste, preciosa.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.