La teoría de 3+1

57. DONNA

10 de noviembre

3:45 pm

 DONNA

¿Alguna vez experimentaste esa sensación acorralada en el pecho que no te deja respirar? Así como la humareda de pensamientos que llegan de improvisto solo para lastimarte un poco más. Solo para hacerte sentir que no eres nada y que nada de lo hagas a funcionar, que nada ni nadie vendrán a salvarte.

Pero yo lo creí, creí que él lo seria. Me aferre a algo que nunca existió más que en mi propia mente, ella, que le encantan jugar conmigo como si fuera un balón de futbol.

—Quiero otra —pido, aunque sé que me hará mal.

El tipo ni siquiera se inmuta y se limita a servirme otra copa.

No sé cuántas llevo, tampoco sé cuánto tiempo llevo aquí, pero, la verdad, me importa un carajo porque estoy tan destrozada que lo único que quiero es olvidar. Olvidar que una vez me lastimaron, olvidar que volvieron a hacerlo hace poco, olvidar que estoy sola.

Quizás esa sea la razón por la cual le permito a Gregory entregarme otra bolsita con un polvo blanco.

Olvidar…

—¿Tú y Donnan Preston son muy buenos amigos no?

Me abstengo de rodar los ojos.

—¿Por qué tienes que nombrarlo justo ahora? —No puedo evitar arrastrar las palabras. Estoy demasiado ebria y ni siquiera así, el efecto de Donnan Preston deja de atormentarme.

—Déjame confesarte algo —pronuncia de forma casual.

Me inclino sobre la mesa para inhalar el polvo blanco que acabo de distribuir en tres líneas delgadas, la sensación rasposa en mi nariz solo dura un segundo. Observo de reojo como Gregory se lleva la boquilla de la cerveza a los labios.

—¿Qué?

—Yo mate a la hija de los Preston.

Me echo a reír en su cara.

—No es verdad.

Gregory también ríe.

—¿Por qué no lo seria?

Me enderezo sobre la butaca de cuero, el olor a cigarros de este lugar me vuelve loca, pero no quiero irme, no aún.

—No es posible… —digo, atónita.

—Los Preston, una de las familias más codiciadas, que aparentan ser caritativos y tener una vida perfecta. Lo que no les impide arruinar otra —relata en voz baja—: Maurice Preston, un hombre de negocios imponente que con solo un chasquido tiene el mundo a sus pies.

» Mi padre trabajaba para él en su empresa, cuando era niño, Donnan y yo éramos amigos. Jugábamos en charcos de lodo y, a pesar de que yo era de una clase mucho más baja que él, eso nunca pareció importarle. Hasta que llegamos a la adolescencia. Mi padre fue despedido por infracción de un fraude que no cometió. Él era inocente y, aun así, Maurice se encargó de meterlo a la cárcel, hicimos todo lo posible por sacarlo, pero las evidencia que crearon estaba tan bien hecha que no hubo forma. Dos años después murió apuñalado por uno de los prisioneros. Mi madre no lo soportó y cayó en depresión, meses después, también murió a causa de una sobredosis de alcohol —Gregory se echa a reír con rabia.

—Maurice Preston acabó con lo único que me importaba, así que yo tenía que hacer algo para vengarme. Tenía que golpearlo donde más le doliera —Se voltea dándome la espalda.

Se me secan los labios.

—Sus hijos…  

Quiero soltar un quejido, pero el sonido se atora en la parte interna de mi garganta. Miro alrededor del local por inercia solo para descubrir estamos solos, incluso el chico que nos acaba de atender se ha marchado.

—Su hija fue la primera en caer, me aseguré de persuadirla hasta que hiciera lo que le pedía, luego, corté los frenos de la motocicleta provocando aquel accidente.

—La asesinaste… —murmuro.

—Indirectamente, sí.

Llevo una mano hasta mi boca.

—Luego fui por Donnan, pero el plan no salió como esperaba.

—¡Pero era tu amigo!

—¡Su familia destruyo la mía! —Exclama golpeando la mesa con su puño, haciéndome pegar un brinco hacia atrás—: Ahora yo quiero destruirlos a ellos, pero ¿Sabes qué? Quitarle la vida directo al blanco nunca es tan divertido como verlo sufrir. Y Donnan tiene muchas personas a las que quiere, incluyéndote a ti y a tus amigas…

—No… ¿¡Que les hiciste!? —Aunque no estoy en mis cinco sentidos, me pongo de pie de golpe. Si algo les pasó, yo… no sé qué sería de mí. No sé qué demonios habría pasado conmigo si nunca las hubiera conocido.

No es culpa de ninguna haberse enamorado de Donnan, entiendo un poco a Avril al no decirnos, no sabía cómo. Y no estoy segura de que hubiera hecho yo.

Enamorarnos de él no destruyó nuestra amistad, la verdadera razón, fue la falta de confianza que nos tuvimos una a la otra.

Ahora, todo está mal.

—No voy a matarse si eso es lo que piensas —sus palabras no logran relajarme de ni un poquito—: Tú misma vas a hacerlo por mí, cuando ellos terminen contigo —Hace un gesto hacia alguien y dos tipos entran por algún lado del local. Uno de ellos enrosca sus dedos en torno a mi brazo mientras en otro aprieta mi muñeca.




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