La teta

La teta

Día tras día me escondía de mi abuela para darle el pecho a mi bebé, puesto que ella consideraba que el pequeño con dos años estaba muy grande y mañoso para lactar.

Según ella, si el bebé amanecía un día sin querer comer, era por la teta, si lloraba al caerse y buscaba consuelo, era que lo tenía muy malcriado por la teta, si al verme no quería otros brazos que lo cargasen y prefería los de su madre, ¡era por la fulana teta! Todos los males del mundo eran por la bendita "teta"

Me encontraba harta de que siempre se quejara por “mis métodos de crianza” y así, poco a poco me fui alejando de ella. Aunque, no pasó mucho tiempo sola, puesto que poco tiempo después me avisaron de la tragedia que había ocurrido, para mayor sorpresa mía y un terrible dolor que me consumió por dentro, ¡la perdí!

Pero no sólo había pedido a mi abuela, sino que ella era mi madre, mi padre, mi todo, me había criado desde bebé y un malvado paro cardiaco me la había arrebatado, en soledad, fueron dos días después que una vecina al visitarla la encontró, encogida en la cama, con el pecho aferrado y la mirada perdida en la nada, la culpa me carcomía, ¿por qué la había abandonado? Solía creer que por su terquedad me debía alejar, pero la realidad es que era “normal a su edad”.

Llegué incluso a culpar a mi bebé por querer mamar, me olvidé de mi amada abuelita, que solita debió sentirse en su camita, ¿habrá gritado?, ni siquiera me había avisado por teléfono, ¿pero me había llamado a gritos?, lo más importante para mí, ¿me perdonaría algún día?

     Sin darme cuenta el tiempo pasó, entre la depresión, los trámites, el funeral y la cremación llevaba días sin darle pecho a mi bebé, me encontraba agotada en la cama con él en mis brazos y fue cuando vi su carita, tenía sus ojitos brillosos y una gran sonrisa mientras me miraba con su rollizo rostro sobre mi pecho.

Al menos él no me culpaba por no haberle prestado la atención a la que acostumbraba en mi intento de ser “la madre perfecta”, inmediatamente con la manito buscó su anhelado alimento, me dio una miradita quebrada y quitó la mano, mentalmente sumergida en tantas vicisitudes no lo recordaba, pero lo regañaba cuando me pedía el pecho y así con el corazón adolorido le di su querida teta.

 

.Al principio bebió desesperado, luego más calmado y me sonrió, levantó su manita hacia mi cara y limpió las lágrimas que ni siquiera yo había notado, me relajé y abrazándolo me acosté a su lado para seguir dándole pecho, fue ahí cuando todo comenzó, con unos ligeros toques y arañazos en el cristal de la ventana de mi habitación.

Asustada me senté, fuertes escalofríos me recorrían por la espalda, Coby mi cachorro empezó a ladrar y mi bebé a llorar, tomé al niño y lo acuné hasta calmarlo, después de un rato Coby se fue a jugar y me senté nerviosa con el bebé en mis brazos, observaba todo a mi alrededor, sobre todo a la ventana.

Aunque como estaba lloviendo quizás el viento había ocasionado que las ramas arañasen la ventana, con eso en mente, dejé a mi bebé jugando con Coby en el suelo y me fui a cocinar, el resto de la tarde transcurrió con normalidad, ya más relajados almorzamos y agotados al fin nos fuimos a la cama.

Mi pequeño no podía ni mantenerse sentado del sueño que lo agobiaba, cohibido volvió a tocarme el pecho y me miró, con esos grandes ojitos suyos que me rogaban mientras con su tierna voz me decía "teta", con una sonrisa se la di y ya en la cama comenzaba a ganarme el sueño a mí también, que relajante y terapéutico era darle el pecho a mi bebé.

Fue ahí cuando volvió a suceder, golpes y arañazos más intensos golpeaban la ventana, angustiado mi cachorro comenzó a aullar temeroso, escalofríos me recorrían de los pies a la cabeza y el bebé se alejó violentamente de mi llorando, cuando miré hacia abajo noté que lo habían jalado, puesto que moretones dejados por la presión de una mano se apreciaban en su piernita.

Algo me lo había intentado arrebatar, llorando y desesperado se acercó a mí, atemorizada lo abracé y fue ahí cuando vi el reflejo de una mujer a través de la ventana, con el vapor del agua de la lluvia se leía una palabra en el cristal, "NO" decía, era una amenaza, pero ¿no, qué cosa?, entonces recordé, todo ocurrió las dos veces que le di el pecho a mi bebé, no podía ser ella... ¿o sí?

Temblando le acerqué la teta a la boca de mi bebé, ni siquiera lo había tomado cuando fuertes golpes arremetieron contra la ventana otra vez, tomé un respiro y con los ojos llenos de lágrimas le grité:

_ En el nombre de Dios, ¡detente por favor!, la sangre de cristo tiene poder, es hora de ir a descansar, ¡abuela por favor detente!, debí llevarte junto a los médicos para que vieses como siempre me recalcan que la lactancia es el mejor alimento para mi bebé, no sólo lo alimenta, sino que le sirve hasta de vacuna y si estuviese enfermo, la leche materna le suministrará los anticuerpos necesarios para que combata las infecciones, por eso dicen que mínimo hasta los dos años es lo mejor, él va a crecer y la va a dejar, ya usted crio a sus hijos, incluso a  mí, ahora me toca, así que por favor déjame educar a mi bebé a mi manera, le agradezco que quieras lo mejor para nosotros, pero ya es hora de descansar viejita, perdóname por abandonarla y le prometo que ¡haré lo mejor que pueda por mi bebé!...

No pude seguir hablando porque la ventana se abrió y un fuerte viento helado recorrió todo el recinto, la puerta de la habitación se abrió y de golpe se cerró, tiritando corrí a la ventana con mi bebé en brazos, al cerrarla se escuchó un golpeteo en la puerta de entrada de la casa, atemorizada pregunté “¿quién?”



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En el texto hay: misterio, amor, paranormal

Editado: 24.02.2023

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