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El local estaba cerrado, las luces estaban apagadas, tal vez, por la lluvia de ese día. Aún así, sus precios eran muy elevados para el sueldo de Miguel, y comprar en internet no saldría barato: por el envío. El cumpleaños de uno de sus amigos(Said) se acercaba. Sus opciones, como su dinero, estaban limitadas. Quería regalarle algo… especial, un buen regalo.
Se dio la vuelta, y con las gotas golpeándole el impermeable, regresó a su casa. Calle abajo. Decepcionado de no poder comprarle a Said la sudadera que quería. Un regalo caro, sí, pero por los once años de amistad valía la pena.
Miguel giró la perilla de la puerta, la cerró con llave y se adentró en su cuarto, al fondo del pasillo principal. Ni siquiera miró su pizza de hace unas horas, no tenía hambre. Entró a su cuarto y se sentó en la silla de su <<escritorio>> que eran: donde se sentaba y una mesa.
Encendió con un botón su computadora, la pantalla brilló mientras el se quitaba lo que tenía encima de la playera, cuando estuvo cómodo(con una prenda azul en el torso) buscó en su navegador. Indagó en distribuidoras digitales, en las aplicaciones de compra y venda en línea, y demás. Pero nada.
Cada que encontraba la prenda, igual que anteriormente, el precio era exorbitante. De unos $23 mil pesos. Lo cual, para ese momento, no tenía. Quizá, hasta en unos años si, pero, tenía una extraña sensación de que ese era el regalo perfecto. Su colega, cuando lo acompañaba a comprar ropa, siempre se quedaba mirando el suéter. De color negro, con una águila en la parte de atrás y con broches de metal.
Ya se estaba cansando de cambiar de página. Los precios seguían siendo altos. Gracias a su concentración, no distinguía el sonido lluvioso de afuera.
Después de, quizá, media hora, encontró un sitio que nunca había visto, ni escuchado de el. Llamado<<La Tienda.>>
Dio clic en su teclado e inició sesión con su correo electrónico.
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La página lo recibió con un buscador en la parte superior, abajo unos artículos variados y un anuncio en el centro:
Solo busca. Pide. Y recibe tu pedido… GRATIS.
Le llamó la atención, podría ser una estafa, o podría ser real. Lo más probable es que fuera lo primero, un simple engaño. A pesar de eso, escribió el nombre y marca del regalo y pulsó en buscar. Tardó un poco en cargar, después de un momento una imagen y más detalles aparecieron en su pantalla.
Habían varias opciones de personalización: color, talla, detalles en los broches y demás. Ahora entendía el precio, pero a pesar de las otras alternativas Said la quería en color negro y con broches plateados.
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De inmediato salió del sitio, no sin antes guardar el link, sabía que era una broma…¿Lo era?
Tuvo sus dudas, pero volvió a intentar con aplicaciones de compras. Aún nada.
La noche se alzó, y sin darse cuenta, termino desvelándose un poco. Cuando se cansó de ver la pantalla se fue a dormir. Tardó un poco en caer rendido, pero, finalmente cerró los ojos y descansó.
Al día siguiente, después de levantarse y desayunar, observó su billetera: $18 mil pesos. Por primera vez, en esos días, se preguntó si valía la pena por sus años de amistad, después de todo Said nunca le había regalado algo parecido. Después de dudarlo un poco, finalmente (con el tiempo encima) buscó otras opciones de regalos, pero todos tenían envío de dos o tres días.
–No puede ser…–dijo sin darse cuenta.
El cumpleaños… ¡es mañana!
Y con la lluvia, presente desde que se despertó, las tiendas y locales físicos, en su mayoría, estarían cerrados.
Si quería darle un detalle, mínimo, también sería complicado. Consideró no darle nada, pero pensó: Que mal amigo, Miguel. Que mal… amigo.
Ya tenía su decisión, tenía que comprar en La Tienda.
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Abrió una nueva ventana en su navegador, buscó y dio clic en la página, esperando que el envío fuera rápido (además de que no fuera una estafa).
Volvió a colocar el nombre de lo que buscaba y pulsó en comprar.
Después de un pequeño tiempo de carga, apareció un formulario pidiendo su dirección. Escribió su ubicación y código postal, además de algunas referencias para ubicar su casa. El creyó que fue el momento de pagar, le pedirían depositar dinero o algo así. Pero no, nunca le pidieron datos de sus tarjetas, ni depositar dinero. Solo esperar.
Solo busca. Pide. Y recibe tu pedido… GRATIS.
Esas palabras quedaron en su mente, le dio una última revisión antes de cerrar la pestaña, para ver cuál sería el tiempo de envío. 5 Horas.
Con paciencia e inseguridad, se acostó en su cama y encendió el televisor.
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Algo lo despertó, alguien tocó la puerta.