La tortuguita Alesa quería volar como el lorito Guido. Quejándose por sus cortas patitas, miraba la cima de los árboles queriéndolos escalar como su amigo el monito.
Alesa siendo una tortuguita no era feliz, hasta que un día tuvo una idea espectacular. Se acercó hasta sus amigos. Primero, le pidió al monito que la sujetara y la subiera sobre el árbol más frondoso que había cerca de ella. El monito accedió gustoso a su petición, pero sus manos pequeñas no resistieron más el peso de su amiga dejándola caer entre las ramas. Alesa sin daño reboto escondida dentro de su caparazón.
La tortuguita testaruda, no se rindió, con lentitud llegó hasta su amigo Guido, quien se negaba en aceptar su petición. El lorito Guido en contra de su criterio finalmente accedió en complacerla. Se elevó hasta lo más alto, Alesa gritaba de alegría, el viento que rozaba en su cuerpo, le hacían parecer que por su cuenta volaba. Guido se sobre exigió, no midiendo el tiempo correcto para decender a su amiga, esta se le cayó.
Alesa esta vez, no tuvo ramas que aminoraran el golpe de la caída. Aterrada, se escondió en su coraza asimilando su muerte. Tras el impacto, su caparazón apenas tuvo un pequeño rasmillón. Alesa mareada saco sus pies temblorosos agradeciendo su vida.
Moraleja: Valora tus propios atributos y no intentes ser algo que no eres.