La tortura eterna

04.

Sharon había dejado a sus hijos en la escuela. Ellos siempre preguntaban por su papá, pero ella no sabía cómo explicárselos, incluso ella no lo entendía, todo había sido tan repentino.

Mientras tanto en la escuela...

—Apúrate Megan o llegaremos tarde— dijo Francisco.

—No estaríamos llegando tarde si no te hubieras caido— dijo Megan.

Francisco tomó de la mano a su hermana y la dejó en su salón. Se apresuró a llegar al suyo.

••••
 


 

Ya era hora para ir a comer. Alex (hijo de Brenda) estaba con Francisco, Megan, Emma (hija de Laura), Irene (hija de Lorraine), Mateo (hijo de Andrea), Nicolás (hijo de Lorena), Alice (hija de Fernanda), Santiago (hijo de Mishell), Cora (hija de Melissa) y Julián (un huérfano castaño).
 


—¿Y qué les parece la escuela?— Preguntó Alex.

—No es muy diferente a nuestra antigua escuela —dijo Francisco—, ¿verdad Megan?

—¡Me gusta la escuela!

Todos rieron.

—No creo que sea un buen lugar para ustedes —dijo Julián—, deberían irse.

—¿Por qué lo dices?— Preguntó Francisco.

—No le hagan caso —dijo Mateo—, solo es un huérfano, no sabe lo que dice.

Julián había quedado huérfano cuando en una noche se habían metido a su casa y asesinado a sus padres y hermana, por fortuna él logró huir y llegar a la comisaría. Tiempo después supieron del asesino, aunque solo le dieron terapia y libertad incondicional, ya que, era un ciudadano muy querido por todos.

Julián fue al baño sin prestarles atención a los demás. Mateo y Santiago lo siguieron. Ya en el baño lo golpearon y azotaron su cabeza contra la pared.

—Nadie va a arruinar nuestros planes— dijo Mateo.

Dejaron a Julián tirado en el baño. Se fueron de regreso a donde estaban los demás.

—Mateo —dijo Alex—, ¿vendrás cierto?

—¿A dónde?

—Mis fiesta de cumpleaños, es este sábado.

—Claro, ¿Irene vendrás conmigo cierto?

—No, no iré.

Todos rieron. Mateo se cruzó de brazos.

—Megan —dijo Emma—, ¿vamos juntas?

—¡Hurra!

—Solo a ti te rechazaron Mateo— dijo Santiago.

—Ya no digas nada.

••••
 


 

De vuelta en la casa...
 


 

—¿Cómo les fue en su primer día?— Preguntó Sharon.
 


 

—Muy bien mami— respondió Megan.
 


 

—Conocimos a un huérfano— dijo Francisco.
 


 

—¿Quién cuida del huérfano hijo?
 


 

—No lo sé mamá, pero creo que no le agradamos.
 


 

—No digas eso hijo, de seguro tuvo un mal día o es muy tímido.
 


 

—Mami, mami, mami, ¿puedo ver la tele?
 


 

—No Megan, primero tienes que comer.
 


 

—Está bien mami.
 


 

Megan se sentó y se quedó quieta. Sharon sirvió la comida.
 


 

—¿Les gusta?
 


 

—Me gusta tu comida mamá.
 


 

—¡Hurra!
 


 

Sharon sonrió. Sabía que Francisco a pesar de todo era alguien difícil de complacer, pero que haría lo que fuera por proteger a su familia. Al terminar de comer Megan ayudó a limpiar la mesa, Francisco recogió los platos y Sharon lavó los trastes.
 


 

Megan prendió la televisión. Como de costumbre puso sus caricaturas. Francisco fue a su cuarto a escuchar música, pero sintió calor y se metió a bañar.
 


 

Sharon terminó de limpiar y apagó la televisión. Megan se cruzó de brazos.
 


 

—Vamos Megan, haz tu tarea o báñate, terminando sigues viendo tus caricaturas.
 


 

Megan agarró la mano de Sharon y caminaron hasta su cuarto. Al llegar vieron las muñecas de Megan tiradas en el piso y su brillantina. Francisco entró secándose el cabello.
 


 

—¿Por qué lo hiciste hermano?
 


 

—¿De qué hablas? Yo no hice nada.
 


 

—Francisco, pídele disculpas a tu hermana.
 


 

—Pero de verdad no lo hice.
 


 

—¿Entonces quién fue?
 


 

—No lo sé, pero yo no lo hice, lo juro.
 


 

—Está bien, ayúdame a limpiar.
 


 

—Sí mamá.
 


—Yo también quiero ayudar mami.

Sharon sonrió.

—Francisco, acompaña a tu hermana por la escoba y el recogedor en lo que yo recojo lo que está tirado en el piso.

—Sí mamá. Vamos Megan.

—¡Hurra!

Sharon agarró las muñecas y las empezó a acomodar en un estante. En realidad no eran muchas, pero sí eran muy queridas por Megan (porque su papá se las había regalado en Navidad).

••••

—Somos un buen equipo —dijo Sharon acostada en el piso—, ¿no quieren un dulce?
 


 

—¡Hurra!
 


 

—Entonces vamos por el.
 


 



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En el texto hay: muerte, famila, casa

Editado: 16.12.2020

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