Megan y Francisco estaban en la escuela. Sharon y sus vecinas estaban tomando té y galletas en el jardín en unas sillas.
—¿Cómo te sientes aquí Sharon? ¿Estás cómoda?— Preguntó Andrea.
—Lo único extraño es que soñé con mi ex esposo.
—Pero eso debe ser normal, es porque lo extrañas.
—No, lo raro fue lo que me dijo.
—¿Por qué? ¿Qué te dijo?
Lorraine gritó. Todos vieron el momento en el que Ryan le lanzó un hacha en la cabeza a Lorraine y cayó al suelo. Segundos después Ryan le disparó a Nicole con una pistola. Sharon salió corriendo buscando a la policía. Laura y Andrea alcanzaron a Sharon y la durmieron con un pañuelo con alcohol. La llevaron hasta su casa y la acostaron en su cama.
>>Nada de esto pasó. Debemos seguir con el plan. Nadie me quitará mi libertad. En cuanto despierte le diremos que fue un sueño, ¿entendido?
••••
Mientras tanto en la escuela...
Megan y Francisco estaban comiendo junto con sus demás amigos. Megan estornudó.
—Salud— dijo Francisco.
—Gracias hermano.
—¿Entonces quién vendrá a mi fiesta mañana?— Preguntó Alex.
—Nosotros— dijeron Mateo y Santiago al unisono.
—Irene, Nicolás, Alice y yo— dijo Cora.
—¿No que no ibas a ir Irene— dijo Mateo.
—A lo mejor no contigo— dijo Santiago.
Mateo se cruzó de brazos.
—Mi hermana y yo— dijo Francisco.
—Yo no voy si no va Emma— dijo Megan.
—¿Quién es Emma?
—La hija de Brenda.
—¿Quién es Brenda?
—La vecina.
—Ninguna vecina se llama así.
Megan se cruzó de brazos.
—¿Entonces Julián?
—No sé de quién hablas.
—¿Cómo conoces a Julián, Megan?— Preguntó Alice.
—Hace días comió con nosotros— respondió Megan.
—Megan... Julián murió hace años, no pudiste conocerlo.
—¡No! Yo lo recuerdo.
Megan se cruzó de brazos.
—Hermana tranquila— dijo Francisco.
—¿Por qué no me crees!
Megan salió corriendo y Francisco fue detrás de ella.
—¿Se puede saber por qué los recuerda? —Preguntó Mateo—, creí dejarles en claro que debían desaparecer, si sabe la verdad antes de tiempo será nuestro fin.
—Esperen —dijo Alice—... ¿Alguien había visto el collar de Megan?
—¿Y qué me importa su collar? Estoy hablando enserio.
—Tal vez el collar la haga recordar, genio.
—En ese caso hay que quitarle ese collar.
—¿Y cómo lo haremos genio? Francisco todo el tiempo está con ella.
—Podemos quitárselo mientras duerma, ya hemos entrado en su casa antes, propongo que tú se lo quites.
—¿Y por qué yo?
—Porque yo digo.
Francisco abrazaba a Megan. Megan se acordó del collar.
—Hermano, tengo un regalo para ti.
—¿Qué es?
—No te diré, acompáñame por mi mochila para dártelo.
—¿No puedes dármelo en la casa?
Megan se cruzó de brazos.
>>Está bien, tú ganas, vamos por el.
Megan y Francisco fueron hasta el salón de Megan. Megan abrió su mochila, sacó el collar y se lo dió a Francisco.
—Póntelo.
Francisco sonrió y se puso el collar.
>>¿Te gustó?
—Sí, gracias.
—¡Hurra!
Francisco y Megan sonrieron.