Mi corazón latía como un loco a medida que continuaba leyendo aquellos mensajes de Whatsapp de Marlon. Eran cerca de las dos de la madrugada y yo estaba echa un mar de lágrimas mientras que leía los mensajes del hombre que estaba acostado a un costado mío. Muchas veces tuve sospechas de que el me era infiel, pero siempre estuve equivocada. Aquel número no registrado ni si quiera tenía una foto de perfil, nada que me ayudara a saber quién era la zorra con la que mi novio me estaba engañando.
Tenía la cabeza echa un lío, por un lado quería despertarlo para hacerle bronca y después romper su celular ante sus ojos, pero mi lado racional me decía que debía actuar con madurez y buscar una manera de solucionar mi problema y hacerle pagar su maldita traición. Me sentía la mujer más estúpida en el mundo, siempre tuve oportunidades mejores con otros hombres que por su puesto rechacé tan solo por qué el amor de mi vida era Marlon. Nunca paso por mi mente hacerle algo como lo que el me está haciendo a mi porque lo amo y estaba segura de que el era el hombre de mi vida. Pero ahora la cosa es diferente, estaba llena de odió.
Estaba herida y sedienta de venganza, quería hacerle pagar a Marlon el daño y el dolor que yo sentía pero debía ser inteligente para que todo saliera como yo lo quería.
Apague el celular y lo metí nuevamente en el bolsillo del pantalón de Marlon.
Enjuague mi cara con un poco de agua en el lavabo y me fuí a acostar sintiéndome la mujer más estúpida del mundo. Cualquier mujer con un poco de cordura dejaría a una porquería así al descubrirle una infidelidad pero yo no estaba dispuesta a hacerlo, al menos no por ahora. Quería verlo sufrir y que pagará por el dolor que yo sentía.
Aún no sabía cómo le haría pagar su traición, pero estaba segura de que algo se me ocurriría con el tiempo. Quizás hasta le pagué con la misma moneda al muy hijo de puta.
....
Me marché de la casa de Marlon antes de que amaneciera y le dejé una nota disculpándome por mi ausencia.
En realidad me fuí porque me sentí asqueada después de hacer el amor con el. No podía si quiera soportar el echó de que quizá me estaba tomando después de revolcarse con aquella mujerzuela. El solo imaginarlo me llenaba de cólera.
El solo recordar todo lo que vi en ese chat me llenaba de lágrimas los ojos y una opresión en mi pecho me hacía casi imposible el respirar.
No sabía si algún día podría superar esta traición y tampoco tenía idea de cómo intentarlo si quiera.
Tenía ganas de emborracharme y terminar en la cama de algún maldito extraño pero eso no sería propio de mí, aún que he de aceptar que la idea no me parecía tan descabellada ahora que lo pensaba.
Todo se sentía tan diferente ahora, es extraño como una persona puede hacerte sentir en el cielo un día y al otro dejar un vacío inminente en tu vida. No quería que mi vida dependiera del amor de Marlon, pero todo fue tan rápido. Estaba tan cegada por el amor que solo tenía para darle. Estaba tan enamorada que por un momento creí que mi lealtad y fidelidad serían siempre correspondidos.
Con desgano levanté la cortina de la tienda de mi abuela. Saqué lo que tenía que ir afuera y después sólo esperé a que los clientes comenzarán a llegar. Tal pareciera que en estos momentos yo fuera un libro abierto, ya que muchas personas al llegar y verme se quedaban extrañadas, como si trataran de leer mis emociones.
No fue hasta que mi mejor amiga Sasha llegó, que pude por fin derrumbarme y llorar como deseaba hacerlo.
—Marlon es un hijo de puta como todos los demás. ¡Sniff!, No puedo creer que estuve tantos años enamora de un imbecil infiel....
Sasha me abrazaba e intentaba consolarme. Una de sus manos frotaba mi espalda mientras que yo lloraba como una niña recargada en su pecho.
—¿Crees que sea la primera vez que lo hace?.
Negué al mismo tiempo que mi pecho subía y bajaba frenético producto de mi llanto. No me podía controlar.
—No, no lo sé. Puede que no, puede que me haya estado engañando antes con diferentes chicas, ya no se que creer...
Sasha suspiró mientras acariciaba mi cabello. Sabía que de todas las personas en las que confío la única que podía entender cómo me sentía era Sasha, aquella peli roja sabía cómo hacerme sentir mejor.
Era la única en la que podía confiar.
—¿Porque no hablas con el y lo terminas?.
Negué en repetidas ocasiones mientras que limpiaba mis lágrimas con el dorso de mi mano.
Hablar con él o terminarlo no me darían tanta satisfacción como el verlo sufrir un poco. Tenía que darle su merecido bajo cualquier costó.
—Eso sería lo más sensato Sasha, créeme que también lo pensé. Pero no, quiero verlo sufrir y que pagué por lo que me hizo, quiero verlo destruido tanto como lo estoy yo.
Escuché a Sasha suspirar. No dijo nada, solo continúo su trabajo de consolarme. Por su actitud podía deducir que no estaba de acuerdo para nada con lo que decía, pero al final de cuentas sabía que fuera la decisión que tomara ella terminaría apoyándome y ayudándome a buscar mi venganza en contra de Marlon.
Le pedí algunas opciones para poder iniciar con mi venganza, teníamos que tomar este asunto con la seriedad que se merecía. Marlon fue un chico increíble conmigo, era ese tipo de chico que rara vez te encuentras en la vida. No era como todos los demás chicos, el era distinto. Era un chico atento, respetuoso y educado.
Jamás intento propasarse conmigo aún cuando ya éramos novios. Jamás me tocó de manera inapropiada hasta que yo le di luz verde para que lo hiciera. Si una chica hermosa y de cuerpo genuino pasaba por nuestro lado, no se quedaba como un bobo mirando su cuerpo como todos. No hacía un intento por voltear y mirar su culo como todos los imbéciles que ya me habían tocado.
Era el chico perfecto, yo juraba que cualquier mujer mataría por tener un hombre así en su vida y me sentía tan afortunada de tenerlo a el solo para mí, por eso se me hacía casi imposible llegar a creer que el algún día me engañaría. Incluso cuando la idea de que el podría engañarme cruzo por mi mente, me recrimine por hacerlo.