Solo dos días habían transcurrido desde aquella salida que terminó en una discusión nada grave con mi novia, podía entender a la perfección su molestia así que me disculpé. A Sasha la fuí a buscar justo el día en que Nelly entro a trabajar. Ella no estaba molesta conmigo, por el contrario estaba dolida por mi falta de apoyo y comprensión, además de que se miraba triste, pues Sandra no atendía a sus llamadas a lo que ella me platicó. Su relación recién había iniciado y todo se había jodido por mi culpa, me sentía fatal. Ella tenía toda la razón de estar molesta conmigo, y ahora entendía que sus palabras eran certeras, pues yo debería sentirme feliz por ella, aunque Sandra no me agradará en lo absoluto, pero no podía culparme por ello. En primera, no confiaba cien por ciento en ella y segundo, Sasha era mi única amiga, era normal que yo sintiera celos de Sandra, ahora toda su atención se centraría en ella y a mí me dejaría de lado, lo cual era un pensamiento egoísta.
Decidí que hablar con Sandra y disculparme sería lo mejor, ya que luego de una larga charla con mi abuela y mi novia entendí que me había equivocado. La verdad en un principio fue todo un retó dar con su ubicación, Santa fe era demasiado extenso y yo jamás había ido allí. No sabía que exactamente le diría a la modeló, aunque ahora que me lo pensaba, hoy por la mañana miraba un programa de espectáculos dónde dieron la sorpresa comunicando que Sandra Ramos había firmado para la marca Gucci, y además sería protagonista de una serie que se lanzaría dentro de unos meses en la televisión. Utilizaría aquella noticia como excusa para visitarla, ya luego hablaría con ella acerca de su relación con Sasha. Ya estaba un poco agotada y cansada a pesar que no había caminado tanto. Luego de un rato llegué al domicilio de la reina de la farándula y con algo de temor me acerque y toqué el botón del altavoz que se encontraba afuera del portón. Un hombre fue quién habló.
—Buenas tardes, ¿A quien busca y quién es usted?.
—Soy Mayte, vengo a buscar a Sandra...- ¿Ella se encuentra?.
—En un momento le avisó a la señorita para preguntar si puede acceder.
—Gracias.
Me quedé cruzada de brazos mirando por fuera el gigantesco jardín de su hogar, que era enorme.
—Adelante— El portón se abrió automáticamente y entré.
Luego de caminar por un par de minutos en la entrada de la casa me esperaba una de las empleadas. Me hizo pasar y me llevó por un pasillo que conducía hacía la sala de estar. Sandra se encontraba sentada sobre el sofá, tenía su cabeza inclinada hacía abajo, sobre una pequeña mesita de noche.
Levantó el rostro y con su dedo índice limpiaba su nariz mientras hacía sonidos, como si estuviera sorbiendo.
—¿A qué debo el honor de tu visita?.
Dijo mientras se levantaba, un poco desorientada.
—¿Que hacías?.
Me atreví preguntar con algo de confusión.
—Eso no te importa...- me dijo de manera despectiva. Su mirada era muy brillosa, incluso me atrevía a decir que lucía diferente.
Me acerqué hacía la mesita de noche donde tenía puesta la cabeza hace unos instantes y logré ver de qué se trataba. Había una tarjeta de crédito sobre ella y a un lado una pequeña bolsita diminuta con un polvo blanco, lo cual deduje sería cocaína.
—Tú...-
—Si, si, y eso no es de tu interés ahora dime de una vez que quieres antes de que le pida a mis empleadas que te echen...-
Suspiré con resignación.
—B-bueno... ah yo ví que firmaste un contrató importante para modelar las prendas más exclusivas de la marca Gucci y además te vas a estrenar como actriz y quería felicitarte.
Ella se acercó a mí con una sonrisa en el rostro, aquello era muy usual en ella solo que está vez me pareció algo desconcertante. Ahora que la miraba detenidamente me daba cuenta que tenía unas horribles ojeras y los ojos muy rojos. Estaba drogada.
—Ya, pues si es todo, gracias ya puedes marcharte.
—En realidad no. También vine a disculparme por mi actitud de la otra noche, mi amiga Sasha está muy desanimada porque decidiste terminarla, ella te quiere.
Ella suspiro y sonrió débilmente.
— Yo la quiero, pero al parecer eso no te agrada en lo absoluto. A Sasha le preocupa y creo que es porque tú y yo nos caemos como una patada en los ovarios, así qué decidí que lo mejor era dejarlo...-
—Talvez para ti es lo mejor pero creo que para Sasha no es así, ella te quiere. Además ahora que me doy cuenta de lo que haces, creo que debes buscar ayuda.
Ella comenzó a reír.
—¿Ayuda?. Nadie puede ayudarme a salir del infierno, aunque lo intente seguiré haciéndolo hasta el último de mis días porque no conozco el autocontrol.
Me sorprendió mucho, tal vez a esto se refería Sasha aquella noche que hablamos.
—Puedes hacerlo pero no quieres—. Rodó los ojos mientras tallabs su naríz con el dorso de la mano —¿Sasha lo sabe?.
—Me gustaría decir que no, pero por desgracia lo sabe. Yo misma se lo dije, ella era mi salvación y tú lo arruinaste.
—Pues si es tu salvación búscala, lucha por tu libertad. No puedes dejar que las adicciones dominen tu vida, y si en verdad quieres a Sasha hazte un favor y busca ayuda.
Ella se quedó en silencio así que opte por retirarme del lugar con la esperanza de que pudiera arreglar lo que hice. Sin duda alguna puedo decir que me había llevado un mal sabor de boca, pues no tenía idea de que Sandra tuviera problemas con las drogas.
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Luego de la visita a la modeló fuí a una cafetería cerca de donde vivía para encontrarme con Daniel. Nelly y yo habíamos conversado un poco y luego discutirlo ambas estuvimos de acuerdo en que yo debía convencer al chico para que aceptará ser el verdugo de Marlon. Daniel era un poco difícil, y estaba dudando que me dijera que si pero debía intentarlo al menos. El ya me esperaba afuera del establecimiento, me saludo con un beso en la mejilla.
—¿Que sucede?. ¿Por qué la urgencia pero verme?.