2. Encuentro mágico

Avanzo por el bosque con ojo atento, Setas, setas, podemos venderlas a un muy buen precio pues son difíciles de recolectar, solo si no sabes las zonas idóneas para hallarlas claro esta

—¿Qué tal suena una crema de setas?

—¡SI! —Gritaron mis dos hijos a la vez, estaban emocionados, amaban salir del pueblo y juguetear en el bosque—¿Podemos…

—Pueden—Dije respondiendo a la pregunta inconclusa—Pero con cuidado y no se alejen mucho, la tormenta de ayer aun esta sobre nosotros, no podemos quedar atrapados si regresa, ¿bien?

—Si—Ambos corrieron desapareciendo solo en segundos, sonreí mientras seguía con mi cacería de setas, mientras más avanzaba el tiempo más setas había en mi canasta—¡MAAAAAAA! —Pegue un brinco dejando caer toda mi recolección corriendo a donde la voz de mis bebes, cuando los hayo están acuclillados mirando algo, me tenso sintiendo una abrumadora sensación en el ambiente

—¿Niños?

—Mira—Murmura uno de ellos, me acerco con paso rápido y me detengo como piedra al ver lo que ellos, hay un pequeño bulto, que se mueve

—Atrás—Tomo una vara de algún árbol, usándola como arma, ¿era un animal?, pique el bulto dispuesta a correr con ambos niños cuando un llanto rompió el silencio que se había instalado —Por el rey—Me agache en menos de un segundo destapando parte del bulto, bulto que claramente era un bebé, uno hermoso y regordete, además de pequeño

—¿Ma? —Embelesada tomo al bebé entre mis brazos intentando acallar su llanto, ¿Quién dejaría a un bebé a su suerte? —¿Pueden recoger las setas?, están en el páramo—Los niños iniciaron la faena terminándola en segundos—Vamos a casa—Murmuro

Caminamos regresando a nuestro hogar

—Shh nympha (ninfa), no llores más, ya no estás sola—En pocos minutos llegamos a nuestra choza—Necesito que consigan leche—ME aseguro que ambos tengan dinero suficiente, ambos salen con emoción, para cuando regresan la bebe ya está más calmada

Preparo un brebaje con la leche y la alimento siento nostalgia al hacerlo

—Mamá

—¿Qué pasa?

—¿Se quedará? —Noto un cierto tono de disgusto en ellos

—No lo se Enverad, necesito discutirlo con tu padre—Solo hacen una mueca mientras se van a jugar, la bebé cae en un sueño placido que me deja regresar a mi tarea de las setas, el día transcurre casi con normalidad, así que para cuando llega Theobald en la noche ya se lo que le diré, quiero que se quede, y no acepto un no por respuesta, tras los saludos lo llevo a nuestra habitación, el me sigue con el ceño fruncido sabiendo que algo pasa, que bien me conoce…

—Debo decirte algo—Murmuro frente a nuestra puerta

—¿Qué pasa cariño? —Me analiza como buscando alguna señal, tomo su mano y lo dejo ver, la figura de la nympha esta justo en la mitad de nuestro lecho, al inicio parece incrédulo, pero tras unos minutos me deja taras acercándose a ella, no se necesita mucho para que sonría

—¿De dónde ha salido? —A pesar de sonar preocupado una sonrisa llena su rostro

—Estaba en el bosque, los niños la hallaron

—¿Es niña?

—Lo es—Me acerco con pasos vacilantes haca el—¿No es como una señal?

—¿Cómo lo explicaremos? —Mi corazón salta ante la idea de que el la acepte con rapidez

—Sabes la respuesta a eso—Solo hace unas semanas di a luz a una niña hermosa que nunca lloro

—Esto—Sus manos acarician mi rostro—¿Estas… estas segura?

—Mas que nunca—Miro a la pequeña—No podemos dejarla

—No, no podemos—Cuando me refugia en sus brazos se que todo está bien y que ella ahora es parte de nuestra familia—¿Su nombre?

—Medea—Murmuro rebuscando la nota entre mi ropa—Aquí dice, mira

—Déjame verla—Analiza la nota, que solo contiene un nombre y unas palabras en un idioma que ni mi esposo o yo identificamos

—Y esto también estaba con ella—Le entrego un collar

—Es lindo

—Lo es

—Medea Relish, suena bien