La última canción

Verso 3: corre, monstruo, corre...

“Muchos humanos son monstruos, y muchos monstruos saben jugar a ser humanos”

—V. E. Schwab.

Capítulo 27

Londres.

Legarda. 

—Zoé por favor deja de ser tan posesiva —le dije de forma amable, aunque siendo sincero tenerla del otro lado de línea es igual o peor que tenerla de frente.

—Soy precavida, Legarda, solo cuido a los míos y al parecer a ti te vale una puta mierda lo que le pueda pasar a Alexia, ¿no es así? —subió el tono de su voz. Se sigue moviendo de un lado a otro dentro de su habitación, no la puedo ver, pero la siento y también puedo escuchar el movimiento de sus pies, está nerviosa y ansiosa.

—No, es de esa forma, Zoé.

—¿Entonces de que puta forma ha? —grito—. Morgan pareciera tener ni la puta idea de lo que es ser un buen comandante, Dimitri ahora mismo le lame las putas botas a ese tal William, que para serte franca es una putada que él sea el siguiente rey solo por qué es «especial». Me toca los putos cojones que claramente no tengo que Alexia pareciera estar tan tranquila cuando debe hacerle frente a un puto rey elfo que solo quiere las pocas propiedades que quedan de los Kane.

Nunca la había escuchado decir tantas groserías en una misma oración y eso ya es algo bastante malo. Puede ser una señal de peligro. Esa mujer es peligrosa con tan solo mirarla a los ojos.

—Zoé, creo que debemos dejarla que ella se haga cargo —intente sonar más calmado de lo normal, no me gusta dejarle todo a ella, pero tampoco puedo hacer nada desde el otro lado del mundo—. Se que no debería de ser así, pero tal vez es hora de despedirnos de esas propiedades por nuestro bien, debemos dejarlo atrás. En realidad, ya no podemos hacer nada.

—¡Es una puta locura lo que estás diciendo, Legarda!

—Pero es la verdad, Chloe, y debemos aceptarla —declare.

—Puede que tenga toda la puta razón, Legarda, pero aun así no es necesario que perdamos todo lo que conocemos y amamos por que tus cojones lo digan —contrataco de la mejor forma que sabe, sube sus barreras para olvidar el pasado—, no necesito de tus malditos sermones de hermano mayor por qué no te quedan más, Luke, estás perdiendo la batalla desde que esa mundana se cruzó por tu puta cabeza, no razonas de la mejor forma y cada que dices algo suena como un maldito delirio que me carcome por dentro. Ella te está convirtiendo en alguien que desconozco.

—Chloe, te amo, te amo, te amo demasiado, pero creo que te amo tanto, tanto como para llevarte la contra y no sentir como te sientes mal por cómo te expresas. Recuerda que estamos conectados, sentimos lo que él otro siente y no puedes cambiar la preocupación que sientes en este preciso momento por Alexia, es una Baker y ella sabe cómo manejar cualquier problema por si sola —y no miento Alexia es la noble más poderosa que he conocido y que tengo el honor de sentir ser parte de mí. Saber cuáles son sus emociones y temores junto a cuáles son sus preocupaciones. Al igual que las de Zoé.

—Luke… —se le quebró la voz.

Eso me hizo sentirme pequeño de nuevo, sentir que sus muros de desploman. Como la voz se le convierte en un hilo a punto de romperse. Detesto sentirme tan mundano y vivo, pero al mismo tiempo sentirme tan jodidamente muerto por dentro como por fuera.

—Ella te necesita, yo te necesito…

—Zoé.

—Por favor…

—Entiendo, se por qué lo dices, pero… —las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. No sabía si por miedo a qué lo que fuera a decir me doliera más a mí de lo que ya me había dolido dejarlo atrás, es bastante loco.

—Por nosotros.

—Llama cuando su avión aterrice tomare el siguiente vuelo de vuelta a California, preciosa, haremos que entre en razón, te lo prometo amor.

—Gracias —después de darme las gracias finalizamos la llamada. No sé cuento tiempo más me quede ahí afuera, sentado en el sillón colgante. Me sentía bastante extraño después de saber lo que está por hacer Alexia, me maldigo por haberla dejado que se casara con ese pedazo de mierda. No sé en qué estaba pensando cuando la entregue, cuando la vi caminar al altar con ese vestido blanco, quisiera dejar ese día en el limbo, pero me es imposible, le implore que no lo hiciera, pero aun así lo hizo, dijo si y ese maldito hijo de puta ascendió de ser el príncipe desterrado a ser el rey desterrado.

Cerré mis ojos recargando mi espalda al respaldo. No sé si estoy listo para poder tomar el lugar que me corresponde por derecho. No quiero aceptar que al final del día tengo que convertirme en lo que debí de convertirme, pero gracias a mis dos ángeles de la muerte no lo hice y seguí por el camino limpió, por el camino de la luz y de los sueños. Pero el de los sueños rotos por qué ella no está, y Alex está cada vez más perdida dentro de esa corona, Zoé cada día quiere asesinar a más de los nuestros con tal de llenar ese vació que ni en mil años se podría llenar con nada. Todo a mi alrededor pareciera ser solo un sueño más, una fantasía, una realidad alterna en donde solo ella decidió irse y dejarnos para aprender a vivir solo y para cuando ella regrese simplemente nos terminemos por desmoronar por quererla abrazar y no poderlo hacer. No es fácil, no después de vivir la mitad de una vida con ella y después tener que dejarla ir, yo solo quiero regresar a casa, a dónde estaba ella, en donde la podía abrazar, hacer enojar e incluso decirte «te amo» como solo una mirada.

Decir adiós es el peor sentimiento de la vida, pero tener que regresar a dónde el dolor es mucho más fuerte es como tener que meterme entre las llamas del infierno y no poder sentir como las llamas te comienzan a consumir tanto como para poder hacerme cenizas, no sentir nada eso lo que ella siempre decía. No tener nada por lo que querer luchar dentro de su cuidad, de su esencia dentro de todo lo que ella conoció. Ella se fue y nos dejó a nosotros para encontrarla. Y lo haré. La encontrare así tenga que quemarme bajo el sol y nacer con la luz de la luna. La encontrare. Dedo de encontrarla. 




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