Decir adiós.
Legarda.
Al despertarme note que Zoé aún no se ha levantado por lo que solo abrí la puerta que me lleva hacía el jardín cerrándola detrás de mí por qué ya conozco a esa fiera y no le gusta que le entre el aire matutino. Camine en completo silencio hasta el último árbol que compone y decora la casa, el árbol más frondoso y grande del cual solía colgarme por caprichoso y querer que ella viniera a verme y me salvara. Ella era la razón por la cual nunca les hacía caso a mis niñeras por qué solo quería estar con ella, solo quería que fuera ella la que me gritara que me bajara de ahí o me haría daño. Darleen, siempre fue ella.
Me senté recordando esos momentos en los que ella solía observarme mientras yo jugada con sus tiaras y con su capa y a ella simplemente le causa gracia al principio y después cuando la observada que estaba llena de tierra, barro y hojas pegadas solía dejar de estar contenta. Eso no le causaba nada de gracia, pero jamás me dejo de permitir jugar con ella. Ahora esos son solo buenos recuerdos de malos tiempos, en esos tiempos Darleen no tenía suficiente paciencia ni tampoco el suficiente tiempo como para pasarla con nosotros, la guerra se estaba detonando y ella debía de ser la cabeza del ejército de su reino, el embarazo de su hermana y el idiota de Shadow. Su muerte no tan verdadera de Shadow. La muerte de Cassian que fue cuando la oscuridad máxima comenzó a consumir al mundo que conocíamos y convertirlo en un peligroso mundo. Lo que antes era una princesa después de esa detonación de convirtió en un demonio sin alma ni compasión. La muerte de la hija de Shadow, la boda de Darleen que jamás llegue a concluirse y demás cosas se interpusieron en el camino no solo de ella sino también de todas las personas a nuestro alrededor.
—Te extraño cada maldito día de mi vida eterna —comencé a hablarle al árbol y a la nada al mismo tiempo— no sé cómo tú le has podido hacer estos quinientos años lejos de casa, en otro lugar lejos de realidad en donde constante mente te enfrentar a lo que debieron de ser las decisiones incorrectas pero que realmente parecen ser las correctas. Lejos de tus seres amados, Leen. Te necesito como no tienes una maldita idea.
Recargue mi cabeza en el tronco. El aire matutino refresca mi rostro y mis pensamientos.
—Soy yo sin ti, ¿sabes? Se que tengo a Zoé y Alexia junto a mí, pero, aun así, aunque quiera decir que soy yo al fin del día no puedo respirar y fingir que sigo vivo cuando en realidad estoy muerto. Siento que me asfixió, siento que los muros dentro de mi cabeza se desmoronan de poco a poco igual o peor que los tuyos en su debido momento. Simplemente te necesito más que el aire que respiro, más que las letras que te escribo y esos recuerdos que regresan a mi cabeza a medida de qué pasa el tiempo junto a la media noche cuando tú solías pasearte por los pasillos oscuros y murmura hechizos.
Deje de prestarle atención al silencio a mi alrededor concentrando todos mis sentidos a mi alrededor, el sonido de los animales por el bosque corriendo y disfrutando de su vida plena sin sentir que el mundo se les cae encima. Esa es la clase de libertar que todas las criaturas deberíamos de tener pero que en realidad no todas podemos tener, aunque quisiéramos que así fuera.
Aunque muchas veces piense que estoy bien y que puedo seguir sin hacerme daño, sé que me estoy mintiendo porque no puedo estar bien cuando siento que todos a mi alrededor no son reales. Mis emociones nublan mi juicio y no sé si debo creer que la llegada de Elaine a mi vida es una señal de que puedo volverme a enamorar de verdad sin tener miedo a lo que pueda suceder en el futuro. Por qué si lo es no sé si debería de tomarla o dejarla pasar para siempre, aunque eso no sea lo que en verdad quiera hacer.
🎶🎙️🎤
La mañana se me paso en un abrir y cerrar de ojos. El calor de la tarde comenzó a sofocarme tanto que decidí regresarla interior de la casa, pero el ruido es mucho más sofocante que el calor que hace en la parte de afuera. Por las risas y los gritos pude deducir que todos están en la cocina y sí al decir todos también me refiero a Zoé, los primeros quince días siempre se la pasa con nosotros en la espera a que Dimitri la solicite mientras tanto ella no se ira de nuestro lado. Y aunque todas sus partidas siempre me dejan un gran nudo en la garganta por no saber si regresara con bien o tendré que hacerme a la idea de que no tendré que extrañar a una persona sino a dos.
Me recargue en la encimera de la cocina mientras veía a Padme y a Alonso gritarse que le tocaba a ella y que él tocada escoger el nombre del siguiente álbum no tengo idea de cómo es que estos dos se llevan también, pero al mismo tiempo se llevan tan mal. A penas acabamos de terminar un tour o gira como queramos llamarlo cuando ya estamos comenzando a planificar el siguiente lanzamiento que aun ni siquiera tiene nombre, fecha o si quiera algo de inspiración. Sus discusiones suelen ser entretenidas hasta cierto punto.
—¡Qué no! —Le grito la pelirroja de regreso al moreno—. ¡Me toca a mi escoger el nombre del álbum!
Alonso le tercio los ojos al escucharla. Su mirada cayo en Zoé quien está sentada en uno de los bancos con las piernas cruzadas.
—¡Qué me toca a mí, Padme! —Le respondió irritado por la discusión con Padme.
—¡Cállate qué me toca a mí! —Le volvió a gritar casi hecho una furia.
Verlos discutir es bastante divertido.
Sus gritos y gruñidos me hicieron soltar una gran carcajada. Llamé la atención de todos dentro de la habitación sin poder contener mi risa, el estómago me comenzó a doler tanto que hasta algunas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Hace años que no me reía de esta forma, pasaron algunos minutos antes de que pudiera detener mi risa y limpiare el rastro que dejaron las lágrimas por mis mejillas.