La última canción

Capítulo 42

Tienes una gran razón. 

Legarda. 

Todo el día nos la hemos pasado dentro del estudio revisando algunas piezas que teníamos guardadas por ahí en el disco fuerte de la computadora. Las estudiamos y hasta las mejoramos de cierta manera para hacerlas más modernas, nos concentramos más en darle ese pequeño significado a las letras de las canciones con el nombre del disco para que no suene rato que el disco tenga un nombre y las canciones no hablen de despedidas, sacrificios y del dolor que deja cuando la última canción llega y esa persona llega en el momento menos esperado, pero cuando más la estabas esperando con el corazón sanado y a las heridas ya no duelen cuando le echas más limón. Algo así es lo que queremos dar a conocer con este nuevo disco y algunos sencillos que ya tenemos horneándose en el horno casi a nada de salir y romperla como todos los sencillos que solemos soltar y a veces cantar en los conciertos o joder como extraño esa descarga de energía cuando nos subimos a los escenarios y la rompemos toda, pero ahora mismo lo único que queremos es descansar y dar lo mejor de nosotros con el siguiente disco. En todos los países y ciudades dimos al menos tres conciertos en un tiempo récord ahora nos toca descansar un como antes de la siguiente gira. Pero sin dejar a un lado a todas las presentaciones de premios a las que fuimos invitados mientras estábamos de gira, los premios que ganamos y los que nos hacen falta ganar.

Al salir del estudio lo último que queremos hacer es vernos las caras después de tanto tiempo encerrados. La pasamos bien a veces y otras veces solo son gritos y discusiones que no llegan a nada, pero sacan lo peor de nosotros, y estás son las consecuencias de tener que vivir una vida por el resto de la eternidad mientras las personas normales pueden olvidar las razones de por qué discuten tan seguido nosotros las tenemos que recordar por el resto de nuestra vida.

Mientras caminada a mi habitación en completo silencio sentí que algo había cambiado en el aire y al abrir la puerta de mi habitación lo sentí. Zoé. Dentro de ella algo se había roto de nuevo y esas cosas solo pasan cuando se debe de ir antes del tiempo que ella tenía pensando que lo haría, disfruta pasar tiempo con nosotros mientras discute con Alonso y se pelea con él por mí.

La encontré frente la puerta que nos lleva al jardín abrazándose a sí misma como si tuviera frío, pero en realidad está observando su reflejo a través del vidrio.

Cuando nos encerramos en el estudio perdemos la noción del tiempo y del clima, ahora puedo observar que es lo que observa sin parpadear. Los rayos y truenos de una tormenta se acercan y eso solo significa que alguien ha hecho enojar a Shadow y a Rhysand. Uno es capaz de comenzar una tormenta mientras que el otro es capaz de matarte con un trueno, bueno más del susto que nada, pero ambos son peligrosos.

—El tiempo se me termino, Lu —comenzó a hablar mientras se aferra al suéter tejido que cae sobre sus brazos y le cubre la mitad de su espalda baja.

—¿Quién te ha solicitado? —Me atreví a preguntar, aunque ya se la respuesta a mi pregunta.

—Shadow ha sido quien ha solicitado mis servicios en el reino —puede notar como le tembló la voz al no decir casa.

Camine hasta quedar detrás de ella. Pase mis brazos por su cintura acercándola a mi pecho mientras yo acunada mi rostro en el hueco de su cuello mirando en la misma dirección que ella lo hace.

—Debemos aceptar que está es nuestra realidad, llamar reino a lo que alguna vez fue nuestro hogar —ella suspiro relajando un poco más su cuerpo— debes odiar el hecho que Shadow no es el héroe que todos creen que es en su reino, pero tampoco puedes llevarle la contra, Darleen nunca hizo nada para buscarlo. Ella prefirió ahogarse en su propio dolor y cuidar de ti por qué habías enfermado. Darleen te puso primero antes que al hombre que le había dado una sobrina.

—Qué todo el mundo cree que ella la mato por tenerle envida a su hermana.

—Sabes que nunca fue así la situación. Darleen nunca le tenía envidia a nadie ni nada. Ella nunca se dejó llevar por los chismes que decían sobre ella.

—Ella siempre decía: nunca digas nunca y mucho menos agaches la cabeza cuando digan que fue por ti —casi podría jurar que su voz de Zoé se está pareciendo a la de Darleen. Solo que a Zoé le hace falta ser más calmada y ser bastante oscura para poder traer esa tranquilidad que tenía la voz de ella.

—Nunca por mí —le recordé la parte que ella siempre recalcada. “Nunca por mí” no sabemos por qué, pero Darleen siempre decía que nunca por ella, cualquier cosa que hiciéramos en ese momento lo hiciéramos por nosotros mismo y no por ella. Y ahora todo lo que hacemos lo hacemos por ella y por nosotros al mismo tiempo.

—Tengo que irme antes de la media noche —me aviso.

—Antes del toque de queda —le respondí.

—Sí. 

🎤🎙️🎶

El tiempo paso tan rápido que cuando tuve que acompañarla a la puerta sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. La idea en lo particular no me agrada del todo, pero debo respetar las decisiones que se proclaman.

Mientras observo como André le abre la puerta del coche que la llevara hasta haya siento que se lleva de nuevo un pedazo de mi corazón en su maleta. Zoé odia las despedidas tanto como las demostraciones de afecto publicas sino son de su parte. André le sostuvo la puerta abierta mientras Román le ayudaba con su equipaje. La observe detenerse frente a la puerta antes de girarse y echarse a correr a mis brazos. La cogí en el aire y ella enredo sus piernas alrededor de mi cintura.

—Debes prometerme algo antes de que me vaya —susurró contra mi cuello.

—¿Qué es lo que quieres que te prometa, bonita?

Ella suspiro, pero alejo su rostro de mi cuello y me miro directamente a los ojos mientras toma mi rostro entre sus manos para que no pueda apartar mi mirada de la suya.




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