La última canción

Capítulo 44

Canciones y música.

Legarda. 

Al salir de mi habitación pase por el largo pasillo en donde gran parte de la tarde y una gran parte también de la noche me la pase observando y pensando en Darleen, como constantemente suelo hacerlo cuando no encuentro alguna razón para seguir viviendo. Tengo que dejar de pensar tanto en ella, siempre que me pongo a pensar en ella el día se me pasa volando y no hago nada productivo más que sentarme a pensar en lo que ella debe de estar haciendo y lo que yo debería también de estar haciendo, pero simplemente no lo hago. No termino de recordar momentos que posiblemente para algunas personas del mundo actual no lo tome en cuenta, pero en mis tiempos era bastante diferente a lo que hoy en día es el mundo. Ahora mismo con que solo digas la palabra me gustas pareciera que le estás declarando tú amor eterno a la otra persona. Diría que es difícil ver la vida desde otro punto de vista, pero sería una gran mentira, he pasado por al menos trescientas vidas en estos quinientos años y ninguna de todas esas vidas me ha terminado de gustar como está. Tal vez sea porque existe ella.

Me pegue como mosco al vidrio para asegurarme de que el día ya no estuviera tan gris como los dos días anteriores.

Por alguna razón me detuve fuera de la habitación de Padme después de despegarme del vidrio. Me gustan los días nublados y con lluvias, pero no los días en los que me tengo que sentar a llorar por no poderle decir todas las cosas que quiero decirle en la cara por qué no sé dónde maldita sea esté. Podría coger un vuelo a California de nuevo y quedarme mirando a Elaine como un maldito psicópata desde las sombras y asegurarme de que ningún cabrón le haga daño, pero eso sería muy al estilo de Darleen y mis métodos no siempre terminan de la mejor forma, pero al menos tengo que sobrevivir estos seis meses sin pensar en ella, sin llamarle o mandarle alguna señal de vida. No me quiero aferrar a la idea de que con ella podré tener una esperanza de encontrar estabilidad y cuando menos lo espere tendré que irme de su vida.

Llame a la puerta y antes del tercer golpe la pelirroja con los ojos más rojos que la sangre se asomó regresando al interior de su habitación después de haberme ojeado. Cuando no duerme se pone de malas y peor aun cuando tiene algo metido en la cabeza se pone como una loca histérica.

—¿Qué tienes? —Le pregunte mientras cerraba la puerta detrás de mí.

—Necesito que me ayudes —chilló de la emoción al recostarse de nuevo en su cama.

—¿A qué? —pregunte.

—A escribir una canción —no necesite una explicación a grandes rasgos.

Mientras me sentada en la silla de su tocador coloque el cojín sobre mis piernas para observar a mi alrededor, las cortinas están abiertas, su portátil está abierto y su libreta igual está abierta y tiene algunas anotaciones que no entiendo por qué Padme escribe como doctor. El tiempo te da oportunidades que no puedes dejar pasar y Padme ha sido la que más los ha podido aprovechar.

—¿Qué mensaje quieres que lleve la canción? —volví a preguntar curioso.

—Se que esto sonora de lo más loco, pero es que necesito sacar de mi sistema a una chica que me gusto demasiado, pero sé que es demasiado peligroso para nosotros tener que relacionarnos con ellos entonces decidí que la mejor forma de sacarla de mi cabeza era escribir una canción, pero no puedo encontrar algo que me guste —hablo tan rápido que lo único que entendí es que no sabe que escribir.

—¿Y yo aquí en que parte soy de utilidad?

Ella sonrió con malicia.

—No voy a escribir la canción con tus sentimientos, Padme, son tuyo no míos.

—Pero a ti también te gusta una de sus amigas, ¿no es así?

—No.

—¡Claro que sí!

—¿Y sí es así a ti que te importa metiche, chismosa? —Le avente su cojín a la cara.

Padme soltó una carcajada antes de regresarme el cojín.

Le sostuve la mirada por un par de minutos hasta que ella fue la que rompió el contacto bajando la mirada a sus escritos que estoy más que seguro de que no son nada más que barbaridades de corazones rotos.

—¿Te puedo mostrar lo que llevo? —Pregunto dudosa.

Asentí poniéndome aún más cómodo mientras la escucho cantar:

«Cuando me abrazas en la calle,

Y me besas en la pista de baile,

Creo que podría ser así,

¿Por qué no puede ser así?,

Porque soy tuya,

Nos mantenemos a puerta cerrada,

Cada vez que te veo me muero un poco más»

—Creo que eso quiere decir algo más, Padme, ¿realmente te gusta bien o...? —no termine mi pregunta sin que ella me pusiera los ojos en blanco.

—Es muy pronto para decir que se ha convertido en mi obsesión, ¿no lo crees?

Me encogí de hombros. Puede ser de ambas formas y sin darnos cuenta.

—¿Quiere escuchar la otra parte de la canción que tengo? —volvió a preguntar.

—Claro nena —la anime.

«Momentos robados que robamos al caer el telón,

Nunca será suficiente,

Es obvio que estás destinado a mí,

Cada pedazo de ti encaja perfectamente,

Cada segundo, cada pensamiento en el que estoy tan profundo,

Pero nunca mostraré mi cara,

Pero sabemos esto, tenemos un amor que no tiene esperanza».

—¿Y en qué parte entro yo con mis letras desgarradoras? —Pregunte en un tono burlón.

—Muy gracioso —exclamo ella.

—Solo un poco —le hice una seña con mi dedo pulgar y mi dedo índice de lo poquito que soy de gracioso. 

🎙️🎤🎶

No han pasado de las seis de la tarde y la lluvia ya se ha hecho presente en un fuerte diluvio que parece no se quitara durante un largo rato.




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