La última canción

Capítulo 64

No está sola. 

Ximena. 

La tarde se me fue volando desde que Jack llego y April lo hizo preso de sus abrazos y juegos que te hacen quedarte sentado treinta horas sentado en el sillón de la sala viendo películas de princesas o de alguna animación que haya saco Disney no puedes hacer nada más que quedarte quieto y disfrutar de la película que ella escoja para ver. El día de hoy ya hemos visto la sirenita uno y dos, ahora mismo le apeteció ver la película de Anastasia, pero de nada sirvió ya está entrando en el mundo del quito sueño.

April no suele quedarse dormida en los brazos de alguien que no sea mamá, Cher, papá o en los míos, pero tal vez Jack ha desarrollado algún sentido especial que hizo que la pequeña rubia de ojos azules le tuviera demasiada confianza como para quedarse dormida en su pecho como solía hacerlo cuando era apenas una bebé. Odiaba que se quedara dormida en mi pecho plano haciéndome sentir una tabla a comparación de su madre. Pero viéndolo por el lado bueno Jack no tiene senos y le es más fácil acomodarse en esa posición con él que con nosotras ya que o te agarra de una o te agarra la otra para poderse acomodar sin contar las patadas y puñetazos que suelta cuando está demasiado cansada de tanto hacer desorden.

Nuestras miradas se cruzaron cuando Dimitri por fin va besado a Anastasia.

—¿Dime por favor que no dejaras que April crezca con los romances de las películas? —pregunto algo indignado por la escena.

—Yo la dejare crecer con lo que yo creo que le puede ayudar a darse cuenta que los pasos de su tía no son buenos y que a ella le hizo falta ver más amor y menos corazones rotos —mi respuesta fue segura y algo controversial.

—No puedo decirte nada al respecto —se encogió de hombros restándole importancia— pero si te puedo decir que está niña pesa más que un costal de box.

Intente no soltar una gran carcajada que probablemente la vaya a despertar mordiéndome mi labio inferior.

—Si quieres pásamela —dije estirando los brazos.

—No. Así estoy bien.

—¿Seguro?

—Podría acostumbrarme a vivir una vida así.

—¿Así cómo, Jack?

Él tomo un minuto para pensarlo antes de regresar su vista al frente.

—Una vida de regreso al campo, a la paz y a la tranquilidad de mi pueblo y a los problemas económicos de la granja de mis padres.

—¿Es bonito Carolina del Norte?

Jack regreso su vista a la mía antes de responderme.

—Alguien día te llevare para que sientas el verdadero espíritu de un vaquero —río.

Deje caer mi cabeza sobre el hombro de Jack. Hemos tenido nuestras indiferencias estos últimos meses, pero creo que hemos llegado al acuerdo que debemos de aceptar las decisiones que toma el otro sea para bien o sean para mal no podemos cambiar a las personas, aunque así lo queramos. Y creo que ya se dio cuenta de que no sé puede cambiar a una persona al cien por ciento, Elizabeth esta por ahí bebiendo y metiéndose no sé qué tanta porquería a su cuerpo, ella niega estar en ese estado por haber roto con Jack y que él haya respetado su decisión de no buscarla y no querer ayudarle de nuevo.

Como se los prometí no la he dejado sola, pero a veces simplemente me cuesta demasiado trabajo seguirle el paso. Ella es demasiado activa, siempre hace ejercicio, aunque el día anterior haya tomado hasta del retrete. Se que como todos que su vida no ha sido nada fácil, su padre murió cuando su hermano era un adolescente y ella a penas y podía sostener por sí misma; su madre, enfermo cuando ella apenas había cumplido diez años y desde entonces su hermano mayor Steven Jonas se hizo cargo de ella económicamente a la distancia, casi nunca podía venir a verla y rara la vez se presentaba cuando la pelinegra se metía en líos grandes. Tal vez no tenga idea de cómo es vivir sin ambos padres y que te termine de criar tú hermano mayor que no tiene ni la más mínima idea de cómo criar a una niña que a penas y conoció antes de meterse a la militar y seguir los pasos de su padre al igual que los de su madre, Elizabeth expreso demasiadas veces que si llegaba a integrarse al sector de su hermano sería terminando la universidad, pero, así como va de mala en peor dudo que el gobierno le pueda ayudar a mejorar.

Lo he dicho ya demasiadas veces, pero la quiero como otra hermana. Billie y yo siempre fuimos y seguimos siendo mucho más unidas que Elizabeth con nosotras, pero al final de cuenta crecimos las tres juntas y hemos pasado por cosas juntas que nadie debería de enterarse de que pasaron. No son casas fáciles de entender o de procesar.

—Me preocupa que se pueda dar una sobredosis.

Levante un poco mi vista para verlo.

—Ella sabe cuál es su límite, Jack, preocuparte no está de más pero su ayuda ya está en camino y tú sabes cómo es Steven cuando se trata de la salud de su hermana menor y única hermana que tiene, es su vida, aunque no sean capaces de decirlo en voz alta. Ambos se aman a morir.

—¿Pero por qué tenemos que pagar los platos rotos de sus decisiones otras personas?

—Por qué la amamos y estaremos con ella siempre.

—Quisiera no haberme enamorado de ella.

—Tardaste en hacerlo, Jack, aún recuerdo que sus primeros meses te costaba abrazarla o agarrarla de la mano por miedo de que se te fuera a romper y cuando me di cuenta de que no era eso tú mismo lo dijiste tenías miedo de amarla tanto que cuando se diera cuenta te dejaría ir como lo hizo Kate. Y creo que si Kate te dejo ir no fue porque no te amara lo suficiente, te amaba demasiado como para aceptar dejarte ir y que fueras feliz con alguien más, alguien tu edad con las mismas necesidades que tú necesitabas, no con una diferencia de edad y a una relación a la distancia, ni siquiera la hubieras podido ir a ver en su graduación de la secundaria, ella te amo demasiado como para aceptar verte feliz con alguien más.




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