La última canción

Verso 6: monstruo sálvame, monstruo búscame

"Las palabras me parecen pasajeras, hay mil maneras para mostrarle a una persona lo que sientes"

—Fabio Andrés Legarda.

Capítulo 69

Un milagro, una tragedia y una despedida. 

Legarda. 

Me había preparado mentalmente de nuevo para toda esa cantidad de sangre que la chica volvería a perder, verle la carne y los huesos no es nada fácil y mentalizarte no es fácil pero he aceptado únicamente hacer este favor para que mi licencia médica se prolongue hasta que Kate se estabilicé y espero que un pude serme de utilidad cuando llegue ese día y pueda hacer lo que ella quiere que haga para lo que claramente yo no estoy nada preparada pero aun así lo acepte porque le quiero y no puedo dejarla sola. Ni siquiera puedo dejar que esto le pase a Elizabeth, la conocí tan pequeña que no era capaz de recordar su rostro tan bonito que tiene.

Carter y yo hemos trabajo demasiado tiempo juntos, aunque ahora mismo me pregunto por qué ha pedido mi ayuda cuando bien él mismo se sabe todo el procedimiento que se debe hacer en estos casos, pero sobre todo cuando son de emergencia familiar. El proceso es demasiado delicado y ahí que irse con suma paciencia para no perforar alguna vena o tener que reparar otra herida que no estaba ahí antes.

—¿Listo? —pregunto el rubio frente a mí mientras nos lavamos diez veces las manos.

—Nunca había estado más listo —mentí y bromeé—. ¿Nos asistirás, Kiera?

La pelinegra solo me respondió con un ligero movimiento de cabeza afirmando mi sospecha. Ella es una de las mejores medicas cirujanas con las que he tenido el placer de trabajar.

—¿Estás segura de que quieres hacerlo? —pregunto con firmeza Carter al verla dudar.

—Es mi culpa que ella haya terminado así, y tengo que solucionarlo de alguna forma.

—No fue tú culpa —dije.

—¿Cómo lo sabes?

Por sus pupilas dilatadas pudo notar que no ha bebido nada en varios días. La necesito al cien.

—puedo dejar que entres ahí —le informe— no cuando verás demasiada sangre.

—Es la droga del ejecito lo que me mantiene con las pupilas dilatadas, sigo la dieta estricta de Mérida todos los días, nunca dejo que pasen más de cinco días sin alimentarme, ¿vale?

—¿Cuándo fue la última dosis?

—Hace quince días.

Se que no debía de preguntarlo, pero debo saberlo antes de terminar de abrirla.

—¿Elizabeth estaba programada para entrar al sector? —pregunte en voz baja. Carter únicamente se dedica a escuchar ya que él no tiene voz ni boto en estos momentos dentro de nuestra conversación.

—Si. Pero su cuerpo estaba intoxicado cuando quisieron inyectarle el suero. Solo recibió una dosis de diez.

—Tengo que hablarlo con Steven —les informe levando mis manos y saliendo de la sala.

Ninguno de los dos protestó o hicieron algo para detenerme. Debo de hacerlo y creo que lo mejor es que su hermano este al tanto de todo el procedimiento que le haré a su hermana. Se que él estará observando, pero eso no es tan importante como tener en cuenta de lo que pasara en las próximas horas, cuando entremos y el resultado que quede será lo que se quedara permanentemente.

Deje escapar una gran bocanada de aire antes de sentarme en cuclillas frente a él sin bajar las manos, pero sé que ya me infectaron por lo que de regreso tendré que volvérmelas a lavar.

—Steven —lo llame.

—¡Joder Luke! ¿Qué paso?

Me mordí el interior de mi mejilla probando mi propia sangre.

—¿Estás completamente consiente del procedimiento que le haremos a Elizabeth?

Él asintió.

—Sí, ¿por qué?

—No puedo ayudarla si sufre un paro cardiaco ¿lo sabes? Cualquier inconveniente que exista dentro del quirófano no se puede solucionar, el suero únicamente está restaurando sus células muertas que no perdió, pero si algo más falla no puedo seguir asistiéndola medicamente, ¿lo entiendes?

—¿No puedes darle de tú sangre? —murmuro.

—Sí puedo, pero no ayudaría en nada.

—¿Por qué no?

Me levante sentándome en la silla junto a él.

—Steven, hermano, darle mi sangre y esperar a que termine de matar sus células únicamente me pone en riesgo del consejo de nuestro mundo, llevas tiempo con Kiera y ya debes saber que tenemos reglas y no podemos romperlas, tiene el suero, pero únicamente tiene una dosis y no la servirá y mucho menos la salvara ella escogió esto y tú mismo viste cuando ella firmo la hoja de no reanimación si muerte debemos aceptarlo ¿estás de acuerdo?

—Has lo que tengas que hacer, Luke.

—¿No quieres entrar?

—¿Puedo hacerlo? —su mirada cambio.

—Estamos del otro lado del hospital, aquí todos seguimos las reglas de la dueña.

Tuve que volverme a lavar antes de ponerme la bata y prepararme nuevamente para comenzar a hacer mi trabajo. Había conocido a Elizabeth cuando a penar era una niña y siempre se la pasaba hablando de sus amigas y de cómo se la pasaba super bien aquí. Steven nunca le dijo nada, pero éramos todos conscientes de que era demasiado peligroso estar junto a ella cuando a penas Jalila comenzó al proceso de prueba para el suero o la droga como ella la llama. Todos nos hicimos una señal con la cabeza para dar inicio. Las personas de este mundo son crueles, pero es mas cruel ver como las personas que conocemos terminan con sus vidas de esta forma, ella sufría desde muy pequeña la perdida de su padre y después la de su madre, el alejamiento de su hermano y tener que madurar a temprana edad no le ayudo al contrario la llevo a irse por el mal camino. Nadie merece vivir una vida como la de ella, nadie conoce su verdadero pasado, pero tampoco es necesario que lo sepan, es demasiado doloroso ver como su vida se fue desmoronando de poco a poco.  




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