Vapor.
Ximena.
Luke ha cumplido su promesa de no dejarme sola, no sé cómo le hace para sacar tiempo para poder pasar el rato conmigo, pero me alegra que esté aquí. He intentado no preguntar nada acerca de los seis meses que no me respondió los correos electrónicos. También he estado ignorando las llamadas y mensajes agresivos de Jorge, no tengo ni la menor idea de qué hacer con él pero terminarlo ha sido mi opción más efectiva pero simplemente él se aferra más a mí como si fuera algo que pudiera poseer y cuando se aburra soltarlo o dejarlo por ahí como basura; no sé si estoy en condiciones de terminar esa relación y quien no me conociera diría que le estoy poniendo los cuernos con Luke, hemos estado saliendo demasiado y cuando le toca hacer algún arreglo con su trabajo pasa por mí después de que termina y vagamos por la cuidad pasando el rato y haciendo aun lado mi dolor —mentalmente es de las mejores medicinas y la medicina tiene nombre—. Mi cura es Luke. Él tiene ese poder sobre mi dolor que cuando estoy con él simplemente desaparece y vuelve a aparecer cuando estoy lejos de él, también hemos hablado de lo que paso y como es que todos lo estamos sobrellevando, a veces suelo hablar con Jack hasta que el sol sale y los rayos de sol entran por mi ventana y dormimos hasta las cuatro de la tarde, Billie, Tasha y yo intentamos hacer todo lo posible por no caer y hundirnos, vamos al cine y hacemos algunas cosas que le gustaban hacer a Elizabeth cuando era la temporada de frío. Será la primera navidad que no la pasemos con ella y eso me hace sentir triste, pero al menos ya no sufre. Eso es lo importante.
—¿En qué tanto piensas? —la voz de Luke me hizo regresar al momento. Estamos yendo hacia no sé dónde en su coche.
—En Liza de nuevo —una parte del trato que él hizo conmigo fue no mentirle. No puedo hacerlo, aunque quisiera hacerlo—. Será la primera navidad que pasemos los chicos y yo sin ella y es… demasiado complicado, ¿sabes?
Sentí mis ojos llenarse de lágrimas de nuevo. Desde ese día a penas y puedo levantarme de la casa y salir con Luke cada que pasa a mí casa por mí y me saca a regañadientes. Nunca me deja arreglarme, regularmente siempre me saca en pijama y eso parece no darle pena a él, pero a mí sí un poco, hoy no tengo idea de adonde me piensa llevar, pero eso que no sea a uno de esos lugares lujosos en donde Mitchell suele subir sus fotos bien contento.
—¿Conoces la fase del duelo?
—No.
Luke ya había aparcado, pero no había apagado el motor hasta este momento. Se giro un poco y me mire directamente a los ojos.
—La primera es la negación, la segunda es la negociación con la realidad, la tercera la depresión, la cuarta es la ira, la quintan es la aceptación. Con el tiempo te acostumbraras, no es necesario que pases por todas de un tirón, Elaine, debes ir despacio y a tu tiempo, ¿vale?
Asentí.
—Necesito que hables, ya lo hemos hablado antes, Elaine —agrego de nuevo pero esta vez tomando mi mano.
—Sí —le respondí—. Lo intento, pero siento que cada que hablo mi voz se me romperá y no… no quiero eso de nuevo.
—Avanzas demasiado rápido, pequeña.
—¿Eso es un alago? ¿Dedo de tomarlo como eso?
—Tómalo como quieras, pero sal de carro ya.
—¿Me estás corriendo de tú coche?
—Sí. Te estoy diciendo que te bajes o te dejare encerrada aquí y yo iré a disfrutar de la noche.
—¿Sin mí? —me indigne un poco.
—Sin ti.
Luke ni siquiera me espero para bajarnos juntos cuando yo me baje él ya me estaba pesando en la banqueta con un abrigo que claramente no era suyo. En cuanto me acerque me lo tendió obligándome con la mirada a ponérmelo.
—¿Cómo sabías?
—¿Qué tenías frio? —pregunto él como si fuera una respuesta demasiado obvia—. Elaine puedo escuchar el castañeo de tus dientes desde que te subiste, he prendido la calefacción, pero contigo nada parece funcionar. Ven —me hizo una seña para que me acerca a él—. No muerdo.
Me acerque demasiado a él. Pase la línea de su espacio personal, Luke me rodeo con su brazo por encima de mis hombros. Sus gestos me hacen sentir que nació en una época equivocada o que yo nací después de la época en la que él nació o mejor dicho que a él lo educaron en la antigüedad y a mí en la actualidad a veces dice cosas que no son de esta época y me parece tierno que ni siquiera se dé cuenta de que no le entiendo.
—Te puedo decir algo —susurré buscando su mano. Cuando la encontré tire de ella pasándola por encima de mi cabeza y dejándola colgándola por enfrente a nosotros. Entrelacé sus dedos entre los míos y los sentí demasiado fríos, estábamos caminando y eso se me hacía demasiado bonito.
—Dilo entonces —dijo a modo que evitada mi mirada.
—No sé cómo decirlo —la verdad me dio demasiado pena decirlo en voz alta.
—Entonces yo te diré algo y después de que te lo diga no volveré a hablar del tema, ¿okey?
Asentí.
—Vale, vale yo no mencionare nada.
Luke detuvo sus pasos y me soltó de la mano para tomarme de nuevo con su otra mano haciendo que el momento se volviera demasiado romántico.
—Quien lo diría, ¿verdad?
Su comentario me saco de onda.
—¿Qué cosa? —pregunte.
Me comenzó a sonreír con simpatía y eso me hizo sonreír.
—Que encontraría mi lugar seguro.
—¿Soy tú lugar seguro?
Luke tomo mi barbilla con su mano libre haciendo que nuestras miradas se encontraran.
—Siempre serás mi lugar seguro, pequeña.
Me atrajo a su pecho tirando de mi brazo sin medir su fuerza. No me dolió tanto, pero al menos esperaba un beso después de decirme que soy su lugar seguro, pero no fue de ese modo. Luke tiene una rara manía de besarme la frente con tanto cariño, pero jamás me ha querido besar. He pensado que no lo hace por qué no he terminado con mi novio, pero dudo que sea esa la razón del porque no se ha tomado el atrevimiento de hacerlo. Después de caminar y conversar de otras cosas nos detuvimos casi pocos metros de donde dejo el coche y saco su teléfono por la urgencia en la que sonaba parecía ser algo demasiado importante, me dio las llaves y me dijo que me adelantara que tal vez tardaría un poco y no quería que me resfriara, pero lo mismo pensé yo antes de que me diera la espalda y comenzara a hablar por teléfono.