La última canción

Capítulo 77

Birds. 

Legarda. 

“A veces amamos tanto que nos somos capaces de darnos cuenta de cuando daño es el que estamos provocando”

—Anónimo.

Tal vez debería comenzar a pensar las cosas con tanta anticipación. Toda la noche me la he pasado observándola dormir, por la noche no quiso que la llevara a casa su excusa fue que ya era demasiado tarde para que manejara y no quería que pasara un accidente —a veces es demasiado manipuladora—, la única que correría peligro sería ella pero no quería discutir y únicamente acepte y le deje en mi habitación mientras yo arreglaba algunos papeles de Kate en la oficina, también he estado demasiado al pendiente de mi vaquerita no le he quitado el ojo de encima en ningún momento, requiere demasiada atención en estos momentos y por lo que tengo entendido ella pidió que a Jack no se le informara de absolutamente nada hasta que ya fuera demasiado tarde, no quiero ni siquiera imaginarme como esto lo va a terminar de destruir si a nosotros ya nos quema el alma a él seguramente se la haga cenizas. Nos hemos visto un par de veces, pero hasta ahí casi no hemos conversado o nos hemos sentado a ver cosas como películas o series como solíamos hacerlo tiempo atrás cuando ella se encontraba mejor que ahora, pero ha mejorado demasiado por lo que me ha comentado Zoé.

Había olvidado lo que se sentía dormir en la misma cama con otra persona, sin tener la necesidad de tocarse, sin si quiera provocar un encuentro sexual. No me importa tener sexo con Elaine, pero siento que ella busca algo más o tal vez mi lectura de personas está comenzando a fallar, quiere que algo más pase entre nosotros y yo simplemente no tengo cabeza para pensar en tener sexo con ella, ilusionarla y después romperla no es ético para mí y tampoco para ella. Quiero formar recuerdos lindos agradables y si se llega el momento correcto hacerla sentir bien consigo misma y con el mundo, pero antes no quisiera hacer nada que no deba hacer con una mundana tan delicada y frágil como ella. Podría hacerle daño, demasiado daño si me dejo llevar y no mido mi fuerza con ella, entonces ella se daría cuenta y matarla o borrarle cualquier rastro de mí sería una buena opción.

Desde que se quedó dormida he estado mirando el reloj de la mesita de noche. Solo cerré mis ojos quince minutos y después me dediqué a observarla dormir, a grabarme todos y cada uno de sus gestos que hace mientras duerme. Son las seis de la mañana y ya no aguanto estar acostado por lo regular me quede en la sala o en la habitación la utiliza Hadley, pero está noche a tomado un vuelo de regreso a Londres y me ha dejado solo. La extraño, aunque eso me haga sentir demasiado extraño, pero es verdad, me había estado acostumbrando a vivir con ella, a platicar con ella y dormir en la misma cama sin decir nada, solo en silencio mientras observamos y admiramos la oscuridad.

Me levante con cuidado para no despertarla. No quiero darle explicaciones del porque estoy despierto tan temprano o si quiera si es que he dormido con ella mí lado de la cama está igual de frío que antes de acostarme. Me siento bien. O la verdad es que siente peligrosamente que estoy a punto de romper una línea entre nosotros que no he marcado demasiado bien o no la he dejado bastante clara para mí. Besarla sería mi perdición más a parte un gran funeral para ella. Deambule por la habitación hasta quedarme de pie frente al gran ventanal de la sala. Escuche el sonido de una puerta abriéndose por un segundo pensé que sería Elaine, pero la sentí. Sentí su enojo y sus ganas de quererme matar o querer quemar el mundo en donde ella vive. Zoé. Por esa razón Hadley se había ido. ¡Vaya compañera me ha tocado!

Camine hacía la cocina y ella me siguió por detrás con una seriedad que da demasiado miedo.

—¿Qué mierda es lo que te pasa a ti? —gruño. Al menos no está hablando en inglés, pero si en lengua antigua. Difícil de entender para los mortales fácil para no inmortales.

—Zoé no es lo que parece —intente explicarle de forma decente—. No quiero armas un maldito alboroto, así que por favor te pido que tú no lo hagas, cariño.

—¡Eso lo hubieras pensando antes de traerla a tú puto departamento!

—Zoé, por favor no ahora, ¿quieres? ¡Por favor, cariño!

—¡¿Entonces cuando?! —gruño de nuevo quedando frente a mí.

Si no fuera por la barra que divide la cocina de la sala ya se me hubiera lanzado encima.

—Podemos hablarlo en otro momento ella está en la habitación.

—Sí ya lo sé. No soy estúpida Legarda, no me necesito que me mires a los ojos y me digas que no muertes por follarla, que no mueres por probar su puta sangre y que no toleras verla sufrir. ¡Por favor! A mí no me vengas con tus putas estupideces. ¡Yo te siento! ¡Tú y yo somos uno mismo! ¡Se lo que piensas, lo que sientes y incluso siento lo mismo que tú ahora mismo!

—Baja la voz —pedí de forma amable.

—Puedes hacer lo que quieras con ella, de verdad —mascullo con disgusto— pero cuando se te termine el tiempo no quiero ser yo quien te diga «te lo dije», por qué no entiendes lo peligroso que es ponernos en está situación. No comprendes que será amor o lo que tú quieras que sea, pero ella no es como nosotros y nunca podrá serlo. No pertenece ni siquiera a nuestro mundo y tú la sigues enamorando cada día más con tus putos gestos románticos que me queman a mí por dentro. ¡Odio la situación en la que nos pones! ¡Odio el maldito momento en que ella se metió en tú vida!

—Nada ha cambiado —intento hacerla en razón—. Recuerda que somos nosotros. No es momento de que comiences con los celos, y tampoco estoy tan de buenas como para que discutamos, Cleo. Puedo soportar discutir con los chicos, pero no contigo, tampoco con Padme o con Alexia sin temer a ser brusco con mis palabras, así que no me pidas que discuta contigo sabiendo que ambos podemos salir demasiado lastimados de aquí.




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