La última canción

Capítulo 81

Something Just Like This. 

Legarda. 

—¡Tú y tus estúpidas normativas se pueden ir mucho a la mierda! —le grite a Mérida mientras caminada de un lado a otro dentro de la habitación.

—¡No me hables de esta maldita forma Legarda! —me reprendió.

Quisiera gritarle que se muera o cualquier otra cosa, pero sé que de nada serviría ella es más vieja de lo que aparenta ser y hoy ya he tenido demasiado drama por un día. No quiero decir algo de lo que me pudiera arrepentir después de decirlo.

—¡Sabes que jamás podrás ser como ella, Mérida!

—¡¿Y a ti quien carajo te dijo que quiero ser como ella?!

—¡Todos sabemos que quisieras ser como Darleen, pero jamás podrás ser tan buena como ella!

—Oh no, claro que no —dijo. El color de sus ojos se tornó rojo como el fuego—. ¡Darleen nunca será mejor que yo para tu maldita información, Fabio! Y si quieres venirme a vender a una Darleen, responsable, linda y gentil déjame decirte que vives en un maldito cuento de hadas, ella jamás será como tú piensas en es.

—¡¿Entonces como es ella en realidad, Mérida?!

Me sostuvo un segundo la mirada antes de mascullar algo en voz tan baja que podría jurar que fue un hechizo.

—Todo lo que hoy conoces es por qué ella sabía que era lo que iba a pasar, ella conocía su futuro como el de los demás. Ella jamás quiso tenerlos a ustedes tres bajo su maldita protección al contrario cuando los conoció se enamoró de la idea de tener una maldita arma mortal de doble filo ya fuera para matarla a ella o utilizarlo para matar a alguien más —explico de una forma tan gélida que sentí frío de escuchar hablar de esa forma.

—Ella podía ser cualquier cosa, escúchame bien, Mérida. ¡Cualquier cosa menos una maldita mentirosa!

—Entonces no la conoces de verdad, Fabio Andrés.

No tuve el valor para responderle. Me quede callado y entonces ella comenzó a hablar de nuevo.

—Ella tenía miedo a perderte, y es por eso que ella decidió perderse para no tener que vengarte —dijo un poco más relajada—. No hagas que ese sacrificio de ella sea en vano. Luke, de nada sirve que nosotros dos peleamos por tonterías como una chica y una vampira celosa de tu felicidad.

—Lo sé, perdonadme —me disculpe—. No era mi intención decirte todas esas cosas.

—Bueno pues al menos dejaste bastante claro que no eres del team Mérida —se burló.

—Claro que no, yo soy del team Darleen para siempre y por siempre. 

 




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