La última canción

Capítulo 95

Llamada de emergencia 

Medellín, Colombia.

07 de febrero de 2019

1:20 pm.

Alexia Baker.

—¡Carter no te entiendo nada! —grité tan fuerte como pude.

La intercomunicación que tienen los teléfonos no es muy buena y menos cuando están en una zona de aterrizaje para helicópteros.

Han informado sobre un accidente automovilístico —me informo casi a gritos— el coche del impacto fue el de Legarda, Alexia. Necesito a todos los médicos que tengas a tu disposición ¡ahora!

Me quede paralizada.

Mi pecho comenzó a subir y bajar de forma frenética.

¿Cómo era eso posible? ¿Cómo él podía estar siendo involucrado en un accidente a horas de su concierto? ¿En qué momento paso? ¿Quién sería capaz de hacerle eso a él? ¿Qué alma tan despiada sería capaz de hacerte eso?

—Te lo envió ahora mismo —dije antes de terminar la llamada.

Me acerque lo suficiente a la entrada en donde los chicos ya han entrado. Cristal me observo con tanta determinación que sentí como si esto fuera real, no lo puedo sentir. Las piernas me comenzaron a temblar y de un momento a otro ya estaba tirada en el suelo con el teléfono destrozado en mi mano queriendo ser fuerte. No lo puedo sentir, no lo siento…

—¿Qué paso? —pregunto acelerado Alonso.

—No lo siento —baje casi sin aire.

—¿A quién no sientes, Alex? —esta vez fue Mitchell quien pregunto preocupado.

Trague el nudo que se me formo, pero aun así ya era tarde para hacerme la fuerte.

No puedo sentir a Luke —sentí como todo se me venía de golpe. Zoé está abajo con los chicos. Yo aquí haciéndole saber que no lo puedo sentir, ella también se debió de sentir que no está.

—¿Me estás diciendo que está muerto? —se comenzó a exaltar más Alonso. Él es su mejor amigo debería de estar frenético.

—No está, se ha ido —volví a decirlo.

—¡Alexia! —Escuche el gritó de Zoé—. ¡No lo puedo sentir! ¡No siento a Luke!

Mis ojos se me comenzaron a llenar de lágrimas. Mi visión se me nublo tanto que Alonso me tuvo que levantar y hacer que me recargara en la pared. Acuno sus manos en mi rostro limpiándome mis lágrimas con sus pulgares.

—No podemos caer en este momento, Alex, puede que no lo sientas, pero sabemos a la perfección que tenemos médicos especialistas que los van asistir y darnos buenas noticas, ¿verdad?

—¡Todo esto es mi culpa! —Solloce de nuevo. Las piernas se me volvieron a doblar, pero Alonso me impidió caer.

—¡Mírame!

Yo comencé a negarme.

No lo puedo sentir. Ya no está.

—¡Alexia mírame! —me exigió—. Mírame por favor, amor.

No fue Alonso quien me grito. Sentí esa gran opresión matándome lentamente en mi interior, Laurie, era él, vestido con sus trajes elegantes y de color negro como siempre haciéndolo lucir demasiado hermoso. Intente correr hacía sus brazos, pero a penas y podía sostenerme por mí sola.

Lo observe caminar hacia mí con cautela. Alonso no me dejo hasta que él no paso uno de sus brazos por mi espalda agarrándome bien y estabilizando mis piernas. No quiero ni siquiera verlo a los ojos, pero él me obliga tomándome de mi barbilla para mirarlo directamente a los ojos. El azul de sus ojos me hace darme cuenta de que no lo siento, no lo puedo sentir.

—Mírame por favor —pidió de nuevo en voz baja.

—No… no… no lo… puedo sentir… —me sentí demasiado vulnerable de nuevo. Todo esto es mi culpa.

—No amor, no es tú culpa. Nadie te culpa de los errores que has cometido ¿vale? pero necesito que estés bien, debes enfrentar ese miedo de perderlo. No puedes perderlo es un accidente común y corriente, no lo han tocado, pero si ha de estar perdiendo demasiada sangre y solo se ha desmayado, ¿me entiendes?

Asentí.

Me pesas mis parpados, deje caer mi cabeza sobre su pecho intentando encontrar mi paz.

—Ha llamado Carter ya lo tienen —hablo Cristal, pero me tome un par de segundo más para poderme reponer al ciento.

—Salimos de esta juntos, ¿vale? —hablo Laurie de nuevo levantándome el rostro y después plantándome un beso en mis labios. Nuestros labios se mueven en completa sincronía. No era lo que esperaba, pero es lo que él me está ofreciendo, antes de terminar el beso susurró en mis labios—: juntos haremos estos.

Me limpie la cara antes de regresar al exterior.

No iba a entrar al edificio a sabiendas que mi igual está yéndose directamente a mi hospital. Laurie tiene razón y tengo que ser fuerte, tengo que estar mentalmente estable y no puedo dejarme caer por que simplemente dentro de mí no lo puedo sentir, pero sí el se fuera mi parte racional se moriría con él y el caos comenzaría de nuevo.

Tardamos varios minutos antes de llegar al hospital. Los chicos tuvieron que esperar al siguiente para podernos alcanzar. Laurie todo el tiempo me estuvo sosteniendo la mano, eso me hacía sentir demasiado segura mientras que yo tomada a Zoé de la suya un símbolo que nos hace saber que estamos bien aun sabiendo que estamos mal. Nunca habíamos estado en una situación así, siempre nos habíamos sentido, a la distancia, pero nos sentíamos ya hora entre más cercas menos lo podemos sentir. Al llegar y bajar observamos a Ava, Mérida y a Ann paradas en la sala de espera caí en cuenta de que Ann estaba aquí y bien ella puede interferir nuestra conexión, pero Mérida negó con la cabeza esa posibilidad. Nadie más solo ellas tres y ahora mismo nosotros tres.

—¿Hace cuento entraron? —pregunto Laurie.

—Hace treinta minutos que llegaron y Carter y Kiera están con ellos —nos informó Ava.

—¿Ellos? —pregunto Zoé sorprendida.

—Padme iba con él mientras una camioneta los intercepto —dijo con pesadez Mérida—. Carter nos dijo que Luke tenía tres heridas de bala, pero nada más, no nos ha querido decir nada acerca de Padme, al parecer no le paso nada grave como a Luke, pero igual entro al quirófano, pero de eso nos tiene que informar Kiera.




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