-Pero no tienes que decirlo si no quieres.- dijo Gadea tratando de fulminar a Adrián con la mirada.
-No es que no quiera, pero me da miedo...- me abrace a mí misma empezaba a ser frio.
-¿Miedo?, ¿de qué?- Adrián se quitó el saco y lo hecho en mis hombros.
-Gracias- lo mire, -De que no me crean.-
-¿Qué es lo que no vamos a creer?- Gadea empezaba a preocuparse.
-Saben que, es una tontería, ¿por qué no solo van y se divierten?- me disponía a irme cuando Gadea tomó mi mano, para evitar que me fuera.
-¿Que es a lo que le tienes miedo?- me soltó.
-Ya se los dije a que no me crean.-
-Pero aun no nos dices todo, cuéntanos la verdad.- ¿cómo sabia Gadea que había algo más. -Se a lo que sea, nos lo puedes contar.- su mirada se me hizo tan cálida y la preocupación que irradiaba me consolaba.
-Pues... cuando paso lo de mi casa, yo... no sé cómo, pero escuchaba a mi mamá y el problema es que yo estaba en la escuela, mi abuelo, me acaba de reclamar el por qué estaba en la casa y no en la escuela, lo que no sabe es que yo la escuchaba a calles de distancia, lo escuchaba tan claro.- me había sentado en el suelo, Adrián se arrodillo a mi altura, para verificar que estuviera bien.
-Ya, no pasa nada, talvez fue un instinto.- recogió mi cabello dejando mi cara despejada.
-Yo te creo.- dijo Gadea sin la mayor duda.
-¡GADEA!- grito Adrián, -No hagas esto.- Adrián se paró, no podía escuchar la conversación que tenían.
****
-Como te atreves a decir eso Gadea.-
-¿No es tiempo ya de decirle?-
-No es el momento, y ni siquiera sabemos que paso.-
-Con lo que nos acaba de decir es que ya está más que verificado.-
-No, no debemos alterarla.-
-Adrián hay que decirle esto de una vez, ¿cuánto más se lo vamos a ocultar? ¿Cuándo piensas contárselo?.-
-No sé, estaba pensando, en talvez, ¡NUNCA!-
-¡Adrián, por favor!-
-No, es mi última palabra.-
-Pero la mía no.-
-Gadea.-
-Ya no la protejas y ¿si vuelve a pasar?-
-Y si no.-
-Hay que decirle, ya.-
-Oye, sabes que te amo mucho y que siempre trato de apoyarte en lo que puedo, pero ¿esto?-
-Yo también te amo y te estoy agradecida, pero ya es tiempo.-
-Gadea, lo que vimos, fue suerte, ¿tu crees que eso pueda pasar en la vida real?, solo en la ficción eso no es posible, entiende, ¿qué quieres, que crea que tiene poderes o algo parecido?-
****
-Katia.- Gadea se acercaba a mí.
-¿Cómo estas?-
-Mejor, ¿todo bien?-
-Si solo algo de pareja.- rio, no sé por qué no le creía.
-Oye... tenemos algo que decirte.- su voz se volvió algo seria.
-¿Seguro que todo está bien?, ¿qué es lo que pasa?-
-Adrián.- lo llamo, -No queremos abrumarte, no es nuestra intención, pero creemos que ya no debemos de ocultártelo, ¿verdad?-
-Si.- Adrián no se escuchaba muy convencido, -Mira Kat, no nos tienes de creer si no quieres, eres libre de pensar lo que quieras, porque lo que te vamos a decir, va sonar una tontería.-
-¿Qué es?-
-¿Te acuerdas el día en que nos encontramos?- trataba de cuidar sus palabras.
-Sí, ¿qué pasa con eso?- no tenía ni idea que trataban de decirme.
-No estoy seguro de esto.- Adrián miraba a Gadea preocupado.
-Es lo correcto.- volteo a mirar aquel chico que dudaba sobre el tema, -Katia- me miro con sus penetrantes ojos azules con tonos verdosos, jamás me di cuenta que sus ojos eran hermosos, casi mágicos, -¿Sabes por qué te creo?-, respondí negativamente aquella pregunta tan curiosa, -Porque yo vi lo que haces.-
-¿A que te refieres?, no te entiendo.- trataba de relacionarla de alguna manera, pero, no encajaba en ningún sitio. -¿Por qué dices eso?- lance otra pregunta.
Saco su teléfono y me mostro una foto, un auto con un parachoques bastante dañado. -¿Un choque? ¿Y eso que tiene que ver conmigo?- estaba confundida, ¿a dónde quería llegar?.
-Es que esto lo hiciste tu.- miro mi cara esperando una reacción. .Es el carro que casi te atropella tú...- dudaba en decirme, - Tú lo detuviste, haciéndole esto después te desplomaste.-
Recordé, entonces que esa vez solo escuche que alguien me llamaba por un nombre que no podía recordar, pero era todo lo que recordaba.
-¿Estas bien?- pregunto Adrián.
-Ammm... no sé qué pensar.- hubo un pequeño silencio, hasta que yo lo rompí, -Lo curioso, es que pienso que me dices la verdad.-