La última hija de la Luna

El Reencuentro

Estaba asustada, confundida, lloraba de la desesperación, no podía soltarme.

-Tranquila -  alguien hablo tras de mí, - Todo está bien -, su voz era muy dulce, como una melodía.

- De pequeña siempre te quedabas atorada en los árboles o en los arbustos. – soltó una risita, ¿de qué estaba hablando?, - Deja que te ayuda. –

- ¿No me tienes miedo? - dije dándole la espalda.

- ¿Miedo?, ¿Por qué debería de tenerte miedo? – su voz me era muy familiar.

- ¿No vez lo que soy? – estaba confundía me debió de haber visto.

- Perfectamente, date la vuelta y deja que te vea, quiero volver verte. –

¿Volver a verme? Me di la vuelta, mi cabeza estaba cabizbaja, no quería que me viera la cara. –Mírame a los ojos, todo está bien. - …

Lentamente subía mi mirada y mientras más subía me daba cuenta que era igual a mí, sus alas eran enormes, parecían pesadas, tenía dos grandes cuernos, su piel era tan blanca que parecía cerámica pura, sus ojos eran completamente blancos no había iris, pero irradiaban una pureza una luz tan hermosa, sus labios tenían un tono rosado tan leve que con el color de su piel parecía perfecto, era hermosa y tan imponente a la vez que tenía ganas de arrodillarme ante ella.

Una lagrima recorrió su mejilla, - Nunca pensé volver a verte. – sus ojos se llenaron de lágrimas. –Luna…- tomo mi cara entre sus manos y con la mirada examinaba cada parte de mi rostro, como si quisiera grabarlo en su mente para no olvidarme, - Hija mía- aquellas palabras recorrieron mi cuerpo en forma de escalofrió, me abrazo, con tal fuerza como si no quisiera soltarme jamás, no era un abrazo brusco, era cálido, nostálgico, lleno de amor. Mi cuerpo se empezo a sentir raro, como si fuera ajeno a mi mente y pudiera pensar por si solo como si pudiera recordar aquel abrazo, ¿pero de dónde? Escuchaba su llanto era de alegría, pero también de tristeza.

Yo estaba inmóvil sin articular palabra sin hacer ningún movimiento, ella era más alta que yo por lo que su abrazo también lo llegue a sentir protector y eso me calmo un poco, en sus brazos me sentía segura pero insegura a la vez, era un sentimiento difícil de explicar.

Mi mente empezo a divagar, hija ella me había llamado así, pero ¿Quién era ella?, ¿Quién era Luna y por qué me llamo así?

-Perdóname, yo no quería hacerte esto, no tenía opción, perdóname por favor, perdóname. -

¿Qué la perdonara? ¿acaso ella me había hecho esto? ¡de que yo me viera así!, ¿¡ella me había convertido en el monstro que soy ahora?...



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En el texto hay: seres miticos, guerra y amor, rencarnaciones

Editado: 03.12.2021

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