La Ultima Llamada

Capitulo 6

Capítulo 6.

Un Encuentro Aterrador.

Los días transcurrían velozmente, y por fortuna, la camioneta y el hombre misterioso no volvieron a hacer su aparición. Opté por no comentarle nada a mi madre para evitar preocuparla, y Matteo se convirtió en mi fiel acompañante, llevándome a la escuela y regresándome a casa. Aunque inicialmente insistió en saber más sobre el incidente, respetó mi decisión de no hablar del tema.

Hoy, siendo miércoles, mi día favorito de la semana, me encontraba al borde de mi cama sopesando la idea de ir a la escuela o regalarme un poco más de sueño. A pesar de los intentos de mi cuerpo por convencerme de quedarme en la cama, la firme voz de mi mente insistía en la importancia de asistir a clases para forjar mi futuro.

Finalmente, decidí levantarme, aunque mi cuerpo protestaba cada movimiento. En la cocina, mientras disfrutaba de un reconfortante café con leche en mi taza favorita, recibí una notificación en mi teléfono. Era un mensaje del grupo de la escuela.

DIRECTORA:

"Buenos días jóvenes, les recuerdo que hoy, 8 de marzo, no hay clases por el Día de la Mujer. Lamentablemente, tuvimos que regresar a muchos jóvenes hoy, ya que no leyeron el comunicado que les envié ayer por la tarde. Que tengan un excelente día."

¡Todo mi esfuerzo por levantarme temprano para nada! La desilusión se mezclaba con la ironía de la situación.

Con el día libre y la casa en silencio mientras mi madre trabajaba en el hospital, me enteré en las noticias de las manifestaciones del Día de la Mujer. Intrigada, encendí la televisión para profundizar en el tema. Observé a mujeres y niños participando activamente, pero noté la ausencia de hombres. Era un mundo nuevo para mí, ya que, en mi lugar anterior. Este evento no se celebraba de manera tan prominente.

Mi curiosidad me llevó a investigar más en internet. Descubrí que el 8 de marzo conmemora la lucha de las mujeres por la equidad, teniendo su origen en eventos históricos como la huelga de trabajadores textiles en 1908 y la protesta de mujeres rusas en 1917. La historia detrás de este día me sorprendió profundamente.

Sin embargo, mi investigación tomó un giro sombrío cuando me sumergí en las trágicas estadísticas de feminicidios, acoso, abusos y violencia contra las mujeres. La tristeza se apoderó de mí al pensar en las vidas perdidas y las familias destrozadas. Admiré a las mujeres que, a pesar de enfrentar traumas inimaginables, lograron encontrar fuerza para seguir adelante.

Después de un tiempo frente a las noticias, traté de tranquilizarme pensando en qué cocinarle a mi madre, quien seguramente llegaría con hambre después de un día tan movido. Fue entonces cuando recibí un mensaje de un número desconocido.

Desconocido:

Cada día estás hermosa, muñeca.

Gianna:

Disculpe, ¿quién es usted? No lo tengo en mis contactos.

Desconocido:

No te preocupes, preciosa, pronto estaremos juntos tú y yo. Tú vas a ser mía.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al leer esas palabras. Pero el miedo alcanzó su punto álgido cuando me envió una foto: era yo, sentada con mi teléfono en la mano. Me levanté rápidamente y corrí hacia la ventana.

La camioneta negra estaba de vuelta, la misma que había visto durante el aterrador episodio anterior. Me quedé paralizada, incapaz de moverme. No sé cuánto tiempo transcurrió antes de reaccionar y alejarme de la ventana.

Con manos temblorosas, llamé repetidamente a Matteo. Después de varios intentos, finalmente contestó.

*Llamada*

Matteo:

¿Qué pasa, Ivette? ¿Estás bien? ¿Por qué me llamas a esta hora?

Gianna:

Matteo, necesito tu ayuda. Ese hombre... ha vuelto. Está afuera de mi casa.

Matteo:

¿Qué? ¿Estás segura? ¿Llamaste a la policía?

Gianna:

No, no he llamado a la policía. Tengo miedo, Matteo. Necesito que vengas, por favor.

Matteo:

De acuerdo, tranquila. Estoy en camino. No cuelgues, ¿entendido?

Gianna:

Entendido.

La ansiedad me atenazaba mientras mantenía la llamada activa, escuchando los sonidos de los coches mientras Matteo se apresuraba hacia mi casa. Cada instante parecía eterno, y el suspense llenaba el aire con una tensión palpable. Mi mente se llenaba de temores sobre lo que ese hombre podría hacer mientras esperaba.

Los minutos se estiraban como horas, y mi corazón latía desbocado. En mi mente, se proyectaban imágenes aterradoras de lo que podría suceder. La idea de quedarme sola, vulnerable, aumentaba mi angustia. Finalmente, la voz de Matteo rompió el silencio.

*Llamada Reanudada*

Matteo:

Estoy cerca, Ivette. Mantén la puerta cerrada y no salgas de tu habitación. ¿Puedes ver si sigue ahí?

Gianna:

Sí, voy a ver.

Con precaución, me acerqué sigilosamente a la ventana, temiendo encontrarme con la figura siniestra del hombre. Mis manos temblorosas apartaron las cortinas apenas lo suficiente para ver la oscuridad afuera.

Gianna:

Está... todavía está ahí. La camioneta está estacionada justo frente a mi casa.

Matteo:

Bien, tranquila. Estoy llegando. No te preocupes, Ivette, todo estará bien.

Mientras Matteo intentaba reconfortarme, el sonido de un golpeteo en la ventana resonó en mi habitación. Mi corazón se detuvo por un momento. Retrocedí, temerosa, y noté que la sombra de alguien estaba al otro lado del cristal.

Gianna:

¡Matteo, está en la ventana! ¡Ayuda!

Matteo:

¡Mantén la calma, Ivette! Ya casi estoy allí. ¿Pudiste ver quién era?




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